La noche húmeda y fría del 29 de julio dio carácter a varios momentos de la confusa escenificación de la ‘Juramentación del primer gabinete ministerial del presidente Pedro Castillo’, en el Centro de Convenciones, el Gran Teatro Nacional y calles adyacentes.
Entre la garúa triste y los pasadizos y salas semi vacíos entró y salió gente. Unos no lograron trasponer la puerta y otros pasaron con aire apresurado hacia otras esperas. Llegó y pasó la hora prevista para la juramentación del gabinete ministerial y no sucedía nada. Los equipos periodísticos habían sido impedidos de entrar al lugar de la ceremonia –a excepción de la televisión estatal– y quedaban circunscritos a la limitada revelación de la calle.
Al fin, más de dos horas después de la programada tuvo lugar la juramentación del primer gabinete ministerial de Pedro Castillo. ¿Quiénes eran los ministros? Las cámaras callejeras habían enfocado poco antes a varias cinturas con fajines, casi todas de espaldas, con vestimenta heterogénea e identidades por descifrar.
Luego de los muchos “¡Sí, juro!” y un singular “¡Ari, jurani!”, las identidades quedaron reveladas pero, salvo cinco o seis casos, no descifradas. ¿Qué razón había llevado a convertir en ministros de un país en crisis a esos ciudadanos? Un meme de esas horas ensayó una explicación preventiva.
Pero algo, además, había pasado y faltaban dos ministros. No había jurado nadie como ministro de Economía y Finanzas ni tampoco como ministro de Justicia.
Entonces las cámaras captaron a una figura solitaria, vestida con zapatillas, jeans y chaqueta o chompa viejas que caminaba cabizbaja, saliendo del Centro de Convenciones. Era Pedro Francke, cuya designación para dirigir el MEF se había dado por segura –y tranquilizadora– hasta esa noche de sorpresas banales. Verlo alejarse de las circulinas hacia la oscuridad terminó de encender las alarmas que había desatado, horas antes, el nombramiento sorpresivo del premier Guido Bellido en la pampa de la Quinua.
¿Qué llevó al nombramiento de Bellido y la salida de Francke (junto con la de Aníbal Torres) el 29 de julio? ¿Y qué hizo posible que un día después, en la noche del 30 tanto Francke como Torres terminaran jurando esos cargos?
IDL-Reporteros entrevistó a múltiples actores de ese accidentado primer proceso del gobierno de Castillo y ha podido reconstruir, a partir de sus testimonios, revelados con detalle pero bajo invariable exigencia de anonimato, la historia de lo sucedido.
A continuación, el relato condensado de ese juego de fajines donde pugnas trascendentales se dirimen de maneras sorprendentes.
Nadie sabía
“¿Qué piensas de que a un aliado ni siquiera le informes de que vas a nombrar a tal o cuál como primer ministro?” pregunta una persona que pertenece a la izquierda moderada. “En la pampa de la Quinua, de repente Anahí [Durand] vio a alguien con fajín ministerial y dijo: ‘ahí está. Ese debe ser el primer ministro’”.
El presidente Pedro Castillo no había informado sobre su elección de primer ministro a sus aliados de Nuevo Perú. Cuando se enteraron de quién era, la sorpresa fue mayor.
El nombre de Guido Bellido surgió y fue propuesto cuando cayó la posibilidad de un premierato de Róger Nájar.
En la lucha interna previa al inicio del gobierno del lápiz, el grupo de Vladimir Cerrón consideró a “los caviares”, (la izquierda moderada y democrática) como el principal enemigo en la contienda por influenciar y copar el gobierno de Castillo.
El argumento de Cerrón es que la elección fue ganada por Perú Libre, su partido y que, en consecuencia, Perú Libre debe gobernar, con sus ‘cuadros’ para poner en práctica sus programas. La discusión sobre la preparación y calidad técnica de esos cuadros, le huele de inmediato a “Chicago Boys”, como escribió hace poco en un tuit dedicado a atacar a Pedro Francke, con quien la controversia ha sido más marcada.
Después de la primera vuelta, Francke adquirió pronto importancia e influencia con Pedro Castillo en todo lo relacionado con la política económica. Según gente próxima a él, Francke ha planteado que en la actual situación “hay dos tácticas posibles, la de la concertación y la confrontación … y que hay que ir por la primera”. En cambio, dicen las mismas fuentes, “la posición de Cerrón es muy clara. Él está por la confrontación”.
No es solo un debate sino un juego de presiones, en el que Cerrón logró varias ventajas en las últimas semanas. Impuso a varios de los ministros que, sin otra calificación que la cercanía a Perú Libre, han asumido ministerios claves como el de Defensa, con Wálter Ayala; o el de Energía y Minas, con Iván Merino (ver: “Reunión en Tiffany ‘s”).
Cerrón pidió también, de acuerdo con el testimonio concurrente de varias fuentes, ser nombrado ministro de Salud. Por lo menos en dos ocasiones, Cerrón, junto con otros dirigentes de Perú Libre “le plantearon a Castillo que Cerrón sea ministro de Salud”.
La última vez fue el día del congreso partidario de Perú Libre, el sábado 24 de julio pasado. Esa mañana, Cerrón siguió insistiendo. “Ya habían consultado si había una fórmula legal que permitiera sortear eso. No la había”, dice la fuente. Castillo pudo negarse apoyado en la imposibilidad legal de hacerlo.
En cuanto a la elección del premier, sin embargo, Perú Libre impuso su criterio. Y, según fuentes con conocimiento de causa, Castillo no necesitó mucha presión para acceder al nombramiento: “Honestamente tengo la idea de que ha nombrado a Guido Bellido sin mucha reflexión. Creo que está sorprendido de lo que ha pasado”, dice una de las fuentes.
Y vaya que tuvo de qué sorprenderse. La reacción pública fue abrumadoramente negativa, incluso en las filas de la izquierda, desde “La República” hasta dos de los colaboradores más importantes para él: Pedro Francke y Aníbal Torres.
Luego de juramentar a Guido Bellido en la pampa de la Quinua, el presidente Castillo se dispuso a hacerlo con el resto del gabinete esa noche, en Lima, a las 8:30.
En el ínterin, sin embargo, Castillo vio que probablemente iba a enfrentar la primera crisis en su gobierno. Y citó a varias personas, entre ellas a Francke, a una reunión en el Centro de Convenciones a las 8:30 pm. Al ver la hora, varias personas supusieron que no iba a haber juramentación.
Eso debe haber pensado Francke, porque llegó a la reunión, según testigos, vestido de forma claramente “no juramentable”: zapatillas, jeans, chompa vieja.
De acuerdo con varios testigos, la primera reunión fue entre Castillo, Francke y Bellido. Ahí, según parece, Francke hizo saber que estaba en desacuerdo con confrontar al Congreso, entre otras cosas.
Poco después llegó el resto de los ministros a la espera de ser juramentados y comenzó una reunión general. En ese momento arribó Vladimir Cerrón, que se sumó al debate.
Castillo habló primero, en términos generales. Bellido habló también, tratando de quitarle importancia a la oposición, ya entonces audible, a su nombramiento.
Castillo preguntó luego si alguien quería decir algo. Héctor Béjar y Pedro Francke hablaron. El tema de Béjar era la puntualidad. “Profesor: son las 9:45 pm y la ceremonia está fijada para las 8:30 pm. No podemos demorarnos”.
Pero Francke, según gente presente en la reunión, se demoró. Terminó diciendo que se oponía al nombramiento de Bellido y que bajo esa circunstancia no podía aceptar un ministerio.
Entonces intervinieron varios otros, algunos de los cuales instaron a Francke a reconsiderar su decisión. Aníbal Torres fue breve. Se había enterado de Bellido cuando este juró en Ayacucho. Torres, según dijo a varias personas, se considera de izquierda pero no de ultra izquierda y añadió que bajo esa circunstancia no estaba dispuesto a asumir su ministerio.
Cerrón, por su lado, habló y dijo que si el Congreso los enfrentaba, “nos vamos con el pueblo y el pueblo nos defenderá”. Las claramente opuestas posiciones quedaron expresadas. Luego de ello, la mayoría pasó al juramento de los ministros excepto los dos, Aníbal Torres y Pedro Francke, que se fueron a sus casas.
La noche no había acabado, sin embargo. Al filo de la medianoche, Francke fue visto ingresando a la casa donde vive Pedro Castillo, en Breña.
IDL-R no ha podido averiguar si la reunión de medianoche fue exclusivamente entre Francke y el presidente Castillo o si participaron otras personas. Pero se puede inferir con alguna seguridad que la discusión terminó en un acuerdo.
En la noche del día siguiente, el viernes 30 de julio, el premier Guido Bellido publicó el siguiente tuit:
Y horas después, en la misma ceremonia, Aníbal Torres juró el cargo de ministro de Justicia y Pedro Francke el de Economía y Finanzas, con un manifiesto abreviado de las causas que defenderá y que lo enfrentan a Bellido y a Cerrón: “Por un avance sostenido al buen vivir, con igualdad de oportunidades sin distinción de género, identidad étnica u orientación sexual. Por la democracia y la concertación nacional, sí juro”.
No se necesita dotes de clarividencia para augurar que la gestión de Francke no será apacible. Aburrida, tampoco.