La sentencia de la jueza Yvonet Lorena Lizárraga tuvo un razonamiento preciso y breve. Dos periodistas fueron absueltos en una querella planteada (en mayo de 2016) por dos fugitivos: Gonzalo Monteverde y María Isabel Carmona. Lo curioso fue que la querella tenía como causa aparente la misma razón que los había convertido en fugitivos: el lavado de dinero para sobornos en el caso Lava Jato.
Los periodistas somos Romina Mella y yo, ambos de IDL-Reporteros.
A continuación, algunos fragmentos centrales de la sentencia:
En nuestras declaraciones instructivas, tanto Romina Mella como yo afirmamos que lo investigado y publicado era verdad minuciosamente corroborada y demostrable.
Monteverde y Carmona no se presentaron al juzgado, entre otras razones porque en el ínterin se convirtieron en prófugos de la justicia.
Enumerados los argumentos, sopesadas las razones, la jueza Lizárraga concluyó que:
Y sentenció en consecuencia:
La sentencia terminó la querella. Pero no el caso que la originó.
Fue una querella singular, cuyo proceso contribuyó a profundizar el horizonte de la verdad.
La primera nota en la que IDL-Reporteros mencionó a Monteverde y Carmona fue el 20 de abril de 2016, en “Los pagos secretos de Odebrecht en el Perú”. El reportaje fue producto de una “estrecha colaboración” con La Prensa de Panamá, para investigar a una compañía misteriosa – Constructora Internacional del Sur– sobre la que las autoridades brasileñas carecían de información suficiente mientras las panameñas no parecían nada apuradas por ayudar.
No había duda de que Constructora Internacional del Sur formaba parte importante del esquema de pagos de sobornos de Odebrecht (ya se sabía en Brasil que esa compañía había depositado, por ejemplo, los montos de coimas de tres corruptos ejecutivos de Petrobras: Paulo Roberto Costa, Renato Duque y Pedro Barusco).
Pero entonces no se sabía de quién era o quiénes la dirigían.
En el reporteo, vimos que, en abril de 2007, la Constructora Internacional del Sur había transferido 150 mil dólares a una compañía en el Perú, llamada Constructora Área SAC.
No fue la única en transferirle dinero. Dos meses antes, en febrero de 2007, la Constructora Área SAC había recibido 759 mil dólares de nada menos que IIRSA Norte.
¿IIRSA Norte y Constructora Internacional del Sur, el gran consorcio y la subrepticia lavadora y corruptora, coincidían en depositar dinero en Constructora Área SAC?
Sí. Y no solo esos depósitos sino muchos más durante el 2007. Ese año IIRSA Norte “transfirió alrededor de 11 millones de dólares” a Constructora Área y Construmaq SAC, (otra compañía vinculada con Monteverde). Pero no solamente ellos. También lo había hecho la propia Odebrecht (430 mil dólares); Klienfeld Services (ya identificada como una offshore clave en los pagos de coimas de Odebrecht) con 110 mil dólares; y la propia Constructora Internacional del Sur, con 270 mil dólares.
Eran casi 12 millones de dólares (11 millones 740 mil dólares), que habían llegado a las compañías de Monteverde, pero no se habían quedado ahí. Por lo menos siete millones de dólares habían sido transferidos al extranjero a la cuenta de una misteriosa offshore de Barbados, llamada Balmer Holding Assets, la cual, para añadir intriga a la historia, había sido constituida y manejada con el máximo de sigilo por la ya entonces notoria Mossack & Fonseca.
Ese fue el comienzo de una larga investigación en la que sentimos desde el primer momento haber encontrado una vena principal de la veta madre, que eventualmente llevó al corazón mismo del Sector de Operaciones Estructuradas; y permitió entender el funcionamiento de la gigantesca maquinaria de sobornos incluso antes de que la confesión plena de sus ejecutivos terminara por aclarar su operación.
Como se recuerda, el Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht [SOE], organizó y sistematizó los sobornos en varios continentes durante casi dos lustros. Solo entre 2007 y 2014, “Odebrecht repartió 3 mil 370 millones de dólares en pagos clandestinos”. Hubo un año en el que el SOE entregó 730 millones de dólares en sobornos.
No se trataba, ni mucho menos de un despilfarro sino de un método veloz de expansión a través de acciones criminales. “Cada dólar invertido en coimas rendía cuatro dólares adicionales para Odebrecht”. De hecho, “los sobornos masivos eran los esteroides que inflaban el crecimiento”, de la corporación.
En ese complejo juego clandestino de acciones criminales, las compañías de Monteverde y Carmona parecieron al comienzo no ser más que un eslabón en el lavado de dinero vinculado con el proyecto IIRSA Norte para fines ilícitos. Y Balmer Holding Assets Ltd., la offshore que guardaba con tanto celo la identidad de su dueño, pareció al comienzo encerrar la respuesta respecto de las cutras del proyecto IIRSA Norte.
Fue algo bastante más complejo, que reveló, entre otras cosas el papel de lavadores multiusos para el Sector de Operaciones Estructuradas, que desempeñaron Monteverde y Carmona.
Balmer resultó ser una offshore directamente controlada por la misma persona “que manejaba también a Klienfeld Services Ltd y a Constructora Internacional del Sur”, entre otras. Era Olivio Rodrigues, que tenía el seudónimo “Gigolino”, pero a quien llamamos, con mayor justicia, “el señor offshore”.
¿Para qué necesitó “Gigolino” insertar las compañías de Monteverde y Carmona en los movimientos de lavados entre sus offshore? Aparentemente, para añadir opacidad y confusión a sus transacciones, pero no solo por eso.
En un reportaje de IDL-R, “La ruta dominicana” publicado en junio de 2016, informamos que en “2013 y 2014 las empresas de ocasión de Monteverde y Carmona Bernasconi, volvieron a entrar en acción. Esta vez con la República Dominicana”.
Entre octubre de 2013 y julio de 2014, reveló el reportaje, “esas empresas con detergente incorporado entregaron, al cabo de su complejo circuito, 4 millones 396 mil 796 dólares a una compañía dominicana que, pese a su nombre: Cine & Art 2013, tenía poco que ver con las películas […] una sola de las compañías de Monteverde y Carmona Bernasconi: Isagón SAC, hizo 16 transferencias diferentes a Cine & Art2013 en las fechas mencionadas, por un monto total de 3 millones 896 mil 450 dólares”.
Dos famosos publicistas y estrategas de campañas presidenciales, João Santana y su esposa y colaboradora, Mónica Moura, fueron arrestados al ser involucrados en la investigación en Brasil sobre la trama dominicana. Poco después se acogieron al sistema de delaciones premiadas y empezaron una larga y pormenorizada confesión.
En ella, Mónica Moura reveló haber hecho un contrato ficticio con una compañía de Monteverde, Isagón, para recibir cuatro millones de dólares.
En una de sus declaraciones videograbadas, Mónica Moura confesó cómo suscribió el contrato bamba. Según Moura, “Odebrecht exigió que se hiciera un contrato ficticio para justificar los depósitos bancarios” que le hizo Isagón. De hecho, Moura describió a Isagón, de Monteverde, como “la offshore de la empresa Odebrecht de Perú”.
Quedó claro entonces, que Monteverde y Carmona no eran solo eslabones en la cadena de lavado para la corruptela de Odebrecht en el Perú, sino para las internacionales. Sus empresas de conveniencia formaban parte de las herramientas de lavado del Sector de Operaciones Estructuradas.
El 21 de febrero de 2019, Luiz Eduardo Da Rocha Soares, el funcionario más importante del Sector de Operaciones Estructuradas, (especialmente luego de la enfermedad de su exjefe, Hilberto Silva), declaró ante los fiscales del equipo especial peruano, en el local del Ministerio Público Federal de Brasil, en Curitiba. Y en esa confesión reveló su relación con Gonzalo Monteverde y el papel que este jugó en el esquema de la División de Sobornos de Odebrecht.
Da Rocha Soares contó que conoció a Monteverde “cerca del 2007 o 2008 y con quien se reunió personalmente por lo menos en dos ocasiones”. De acuerdo con la confesión, en “la primera reunión Gonzalo Monteverde ha confirmado a Luiz Eduardo que , así como pudiera enviar recursos financieros a las estructuras del DOE [Departamento (o Sector) de Operaciones Estructuradas], pudiera también generar caja/efectivo para la empresa en Perú’. […]
“El señor Gonzalo Monteverde ejercía dos actividades principales: (i) recibía recursos ilícitos del DOE a través de transferencias en cuentas bancarias y entregaba el monto en efectivo a Odebrecht en Perú, generando la caja para pagos ilícitos; y, (ii) a través de contratos ficticios o sobrevalorados celebrados con Odebrecht en Perú, parte de los pagos realizados por Odebrecht eran devueltos a través de caja en efectivo en Perú o por transferencias bancarias a estructuras del DOE [Sector de Operaciones Estructuradas]”.
Esa fue la realidad que empezamos a descifrar en 2016, al investigar a la entonces misteriosa Constructora Internacional del Sur.
La querella que Monteverde y Carmona Bernasconi entablaron contra Romina Mella y contra mí poco tiempo después de las primeras publicaciones, tuvo como propósito sofocar nuestras investigaciones, fuera por intimidación o por acción judicial. En lo judicial, la muy experimentada y diligente defensa de Carlos Rivera barrió con la argumentación de los querellantes; y en cuanto a IDL-Reporteros, nos llevó a ver con mayor claridad la necesidad de investigar a fondo a esa organización de lavado, en un proceso que terminó descorriendo un velo tras otro hasta llegar a la contundente verdad de los hechos.
¿Queda algo más por revelar? Por supuesto que sí. Monteverde manejó mucho efectivo destinado a los sobornos de Odebrecht, que en varios casos fueron realizados en poco tiempo y probablemente bajo presión. En esas circunstancias, como pudimos ver, muchas de las medidas de seguridad se aflojaron y es muy posible que Monteverde conozca el detalle de varias cutras y la identidad de quiénes recibieron los sobornos.
La fiscalía tendría harto que ganar con esos interrogatorios. Pero primero necesita, por supuesto, ubicar a Monteverde y a Carmona, fugitivos desde febrero de 2109, a quienes hasta ahora la Policía, a veces eficiente, no logra encontrar.