Traducción: Hildegard Willer.
Hasta ahora, los jefes de la compañía Bundesdruckerei podían estar seguros de una cosa: el Poder Judicial de Berlín siempre había sido un amigo y aliado de confianza. En una ocasión, los fiscales se negaron a investigarla por posibles negocios corruptos aduciendo que los documentos relacionados con el caso estaban en inglés o español, cuando el único idioma de trabajo en el Poder Judicial es el alemán.
En otra oportunidad archivaron el proceso contra el entonces jefe de su departamento internacional, Joerg Baumgartl, sin haberlo investigado. Y cuando la Fiscalía General obligó a reabrir el caso, lo volvieron a archivar tres meses después.
Pero ahora el asunto se vuelve delicado para el Poder Judicial de Berlín. Y también para Baumgartl. Si los documentos obtenidos por Der Spiegel resultan ser auténticos, entonces se impone la sospecha, que este, de manera privada, cobraba dinero de una empresa panameña que a su vez mantenía relaciones de negocio con Bundesdruckerei. Se trata de la empresa offshore con la cual Baumgartl asegura no tener vínculos.
Con ello, el alto ejecutivo no solo se ve confrontado con la sospecha de haber desviado dinero de la empresa para fines personales, sino también de haber dado una declaración jurada falsa. Baumgartl niega vehementemente las dos cosas.
Vamos en orden. En el 2006 la compañía Bundesdruckerei empezó a proveer a Venezuela de máquinas impresoras. Se trataba de negocios millonarios de la subsidiaria para negocios internacionales, dirigida por Baumgartl. Varias empresas de papelestaban intermediando en este negocio. Una de ellas fue Billingsley Global Corporation, cuyo rol hasta hoy resulta ser poco transparente. Bundesdruckerei afirma por un lado que Billingsley habría entrado al negocio a pedido expreso de los venezolanos y trabajado para estos; y por otro lado habría trabajado por encargo de Bundesdruckerei para introducir la nueva tecnología en Venezuela.
Sea como fuera, la empresa no disponía ni de personal ni de oficina propia, como suele ser en las empresas de papel. Los bufetes de abogados que constituyen este tipo de empresas mantienen un silencio férreo sobre quiénes son sus beneficiarios.
En los documentos de Bundesdruckerei se encuentran numerosos indicios para sospechar que el propio Baumgartl era la persona detrás de Billingsley, algo que él mismo siempre negó.
Lo que sí está comprobado es que desde las arcas de Bundesdruckei salió mucho dinero hacia Billingsley. Según la documentación son mil 375 millones de euros, los cuales dieron motivo para una investigación de la fiscalía de Berlín por sospecha de posible malversación, investigación que fue archivada.
No obstante de lo que habría pasado con los mil 375 millones, es un hecho que en 2007 Baumgartl era el interlocutor directo de Bundesdruckerei con Billingsley. En julio del 2007 de repente aparecieron transferencias de la empresa offshore hacia una cuenta bancaria en Suiza, de la cual Baumgartl aparentemente podía retirar dinero.
La cuenta Nro 1373660.0001 en el banco Credito Agicole en Ginebra estaba a nombre de la empresa offshore Emperor Limited, que a su vez estaba registrada en el paraíso fiscal Turks&Caicos. Según informaciones del Der Spiegel, Baumgartl no era dueño de esta cuenta, pero aparentemente estaba facultado para usarla en Ginebra. El 13 de julio del 2007 por primera vez ingresó dinero proveniente de Billingsley a esta cuenta, 55 mil 497 euros. Tres días más tarde, fueron retirados 30 mil 537 euros para un objetivo que aparentemente está asociado con Baumgartl: “Transferencia bancaria a favor de”, después sigue el nombre de un colegio particular en Baviera. Los hijos de Baumgartl estudiaban en este instituto de élite.
En agosto del 2007, al igual que en marzo, abril, julio y diciembre del 2008 ingresaron cinco transferencias más provenientes de Billingsley a esta cuenta, sumando en total más de 260 mil euros. Y otra vez, en julio del 2008, depositaron 25 mil 015 euros al colegio de élite.
Y después existe un comprobante bancario, con su nombre y su firma. Según este documento, el 21 de setiembre del 2007 Baumgartl retiró 40 mil euros de la cuenta. Por lo menos es lo que comprueban los documentos en manos de Der Spiegel.
¿Será que Baumgartl no dijo la verdad en su declaración jurada? Al fin y al cabo, él había afirmado en un juicio en contra Der Spiegel, que “nunca he recibido pagos para enriquecimiento personal a través de empresas de papel, contratos falsos, empresas de papel u otro tipo de contrato”. Pero si es así, ¿para qué era tanto dinero de Billingsley? Ya que él no trabajaba para la empresa, que es lo que también afirmó con declaración jurada.
Baumgartl dice que no tiene ni lo más mínimo que ver con esta cuenta, que no tenía “ninguna facultad de disponer de ella”, y que nunca recibió ningún pago ni directo ni indirecto de Billingsley. No emite opinión sobre los comprobantes bancarios en manos del Spiegel. Entonces deberían ser totalmente falsos – una opción que Baumgartl deja abierta.
Bundesdruckerei a su vez declara que el caso sería cosa privada de Baumgartl. Aun con la sospecha de por medio de que uno de sus ejecutivos habría malversado dinero de la empresa, hasta ahora a Bundesdruckerei no le parecía molestar la reputación menguada del ejecutivo. Mientras tanto Baumgartl ya no es jefe de la división internacional, pero sí ha ascendido a miembro de la gerencia de una empresa subsidiaria constituida por la Bundesdruckerei y por su rival Giesecke & Devrient. Hace poco, dicen que Baumgartl estaba de viaje por Venezuela. Para iniciar nuevos negocios.
(*) Esta historia fue publicada originalmente por el semanario alemán Der Spiegel el pasado sábado 25 de marzo.