La sociedad uruguaya del lobbista Jorge «Corcho» Rodríguez, Sabrimol Trading, recibió más de US$ 10,8 millones entre 2012 y 2014 destinados a pagar coimas a funcionarios del Ministerio de Planificación Federal, que encabezaba Julio De Vido, según surge de nuevos documentos que obtuvo y verificó LA NACION en las últimas semanas.
El dinero llegó a dos cuentas que el «Corcho» Rodríguez utilizaba en Uruguay, una en dólares y otra en euros, a nombre de esa sociedad, que controló con acciones al portador desde que la constituyó, en 2007, para operar en Zonamérica, la zona franca ubicada en las afueras de Montevideo.
A través de esas dos cuentas bancarias, el lobbista que intermediaba entre Odebrecht y el equipo de De Vido recibió al menos 53 transferencias en 29 meses. La más baja fue por US$ 18.000, mientras que las más elevadas ascendieron a US$ 500.000, en dos ocasiones.
Esas transferencias aportan un nuevo indicio comprometedor para Rodríguez y para De Vido y sus principales colaboradores, así como para Odebrecht y los empresarios locales con los que se asoció la constructora brasileña. En particular, Carlos Wagner, de Esuco, y Angelo Calcaterra, de Iecsa. Según su propia confesión, así obtuvo el proyecto para extender las redes troncales de gas, el de AySA-Paraná de las Palmas y el del soterramiento del tren Sarmiento.
Jorge «Corcho» Rodríguez siempre negó, sin embargo, cualquier ilicitud en su relación con Odebrecht. «Juro por mi hija que nunca le pedí a ningún ejecutivo de Odebrecht dinero para coimear a funcionarios, como también juro que ni De Vido, ni Baratta, ni ningún otro funcionario me pidió jamás una coima», afirmó la última vez que dialogó con LA NACION.
Cordial ante cada consulta, Rodríguez explicó que Odebrecht le pagó honorarios durante años por su rol como lobbista -aunque nunca indicó que hubiera cobrado casi US$ 11 millones por esas tareas-, y dejó de contestar las llamadas y mensajes de este diario cuando recibió la pregunta concreta: «¿Es el dueño de Sabrimol?».
Diputado nacional desde 2015, De Vido también rechazó «en forma categórica haber acordado «pago» alguno con Odebrecht», según remarcó cuando LA NACION reveló los primeros documentos que lo comprometían en Brasil. Los adjudicó a una «nueva embestida brutal política y mediática, sin precedente, del Gobierno».
En su última presentación judicial, De Vido planteó que existe una «carrera de desprestigio» en su contra, según él motivada sin duda en que fue «el único funcionario que emitió una medida concreta y sensible para poner en vigor la ley de medios»; luego concentró sus críticas en «los medios monopólicos» y en Federico Delgado, uno de los fiscales que investigan el capítulo argentino del Lava Jato, a quien le dijo que «desconoce el derecho y además está mal informado».
Sin embargo, según reconstruyó LA NACION como parte de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, que lidera el portal peruano IDL Reporteros, todas las transferencias que recibió la sociedad Sabrimol Trading del «Corcho» Rodríguez llegaron a través de cinco sociedades offshore creadas en varios paraísos fiscales: Select Engineering Consulting and Services Inc., Klienfeld Services Ltd., Innovation Research Engineering and Development Ltd., Trident Inter Trading Ltd. y Magna International Corp.
Esas cinco sociedades offshore comparten varios rasgos comunes. El primero, que todas eran controladas por Olivio Rodrigues Junior, un operador financiero brasileño que trabajó para la División de Operaciones Estructuradas, el área que Odebrecht montó para pagar coimas y financiar en negro campañas electorales.
Todas esas sociedades repitieron, además, la misma operatoria: recibían fondos negros de Odebrecht que canalizaban hacia otras cuentas destinatarias, siempre con el mismo objetivo: pagar coimas o financiar campañas en violación de las leyes electorales de cada país.
Así, por ejemplo, los fiscales brasileños del Lava Jato determinaron que Klienfeld Services sirvió de canal para las coimas que recibió Manuel Vázquez, el testaferro del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. También, para múltiples sobornos en Ecuador, Perú y Panamá, y financiar de manera ilícita la última reelección del presidente Hugo Chávez.
Del «Corcho» a Meirelles
Al girar los US$ 10,8 millones a Sabrimol Trading, en tanto, esas cinco sociedades offshore enviaron las divisas en dólares en 50 de las 53 transferencias, que llegaron a la cuenta 1223640 del Banco Itaú de Uruguay, que utilizó al Bank of America como intermediario.
En las restantes tres transferencias, en tanto, el dinero llegó en euros y se depositó en la cuenta 8376842 de Sabrimol Trading, también en el Banco Itaú de Uruguay, pero con otra entidad intermediaria: el Deutsche Bank.
Los documentos que obtuvo LA NACION además muestran que en las mismas fechas en que esas cinco sociedades transfirieron millones a Sabrimol Trading también giraron US$ 5,3 millones a RFY Import & Export Ltd. Es decir, la sociedad «pantalla» del cuevero brasileño Leonardo Meirelles, también condenado por su rol en el Lava Jato y un delator premiado, luego, ante la justicia de su país.
Según esos documentos, entre 2011 y 2013, RFY recibió US$ 3,1 millones de Klienfeld Services Ltd., otros US$ 1,8 millones de Innovation Research Engineering and Development Ltd. y US$ 368.522 de Intercorp Logistic, otra sociedad offshore del operador Olivio Rodrigues, meses antes de que, según Meirelles, ordenara las transferencias a favor del actual jefe de la inteligencia argentina, Gustavo Arribas.
Ante la justicia local, Arribas siempre negó toda irregularidad o delito, como también cualquier vínculo con Odebrecht. Tras dar varias versiones públicas, en Tribunales sostuvo que sólo recibió una transferencia de Meirelles, por US$ 70.495, «como consecuencia de una operación comercial lícita en la que no participaron agentes públicos».
Sin embargo, uno de los mails encriptados del área abocada a los delitos de Odebrecht que recuperó la justicia brasileña -y obtuvo LA NACION, refleja cómo RFY y Sabrimol Trading recibían fondos del mismo origen al mismo tiempo.
Enviado a través del sistema Drousys de encriptación, el mail lo envió «Tumaine», el nombre en clave de Ángela Palmeira, una de las empleadas de Odebrecht dedicada a tiempo completo a ejecutar los pagos delictuales, hoy convertida en «delatora premiada» en Brasil. El 4 de febrero de 2013, le informó a «Gigo» -el apodo de Olivio Rodrigues- sobre ocho transferencias de dinero. Dos de ellas, cursadas el 1° de ese mes, fueron para Sabrimol, del «Corcho» Rodríguez, por US$ 400.253, y otros US$ 295.400 fueron para RFY, de Meirelles.
Tanto las sociedades offshore de Olivio Rodrigues como RFY, de Meirelles, registraron el mismo final. Identificadas por los investigadores brasileños que impulsan el Lava Jato, el juez Sergio Moro las desactivó. Y condenó a Rodrigues y a Meirelles por sus respectivos roles en el entramado de lavado, evasión y pago de «propinas».
(*) Este reportaje es parte de las publicaciones de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, integrada por periodistas de Armando.info (Venezuela), La Nación (Argentina), La Prensa (Panamá), Sudestada (Uruguay), Quinto Elemento Lab (México) e IDL-Reporteros (Perú).