-López Aliaga y el accionista que no quisiera recordar
Si algo quedó claro en la experiencia de los gobiernos totalitarios del siglo XX es que la mentira, aparejada con la violencia, fue una herramienta central para arraigar y perpetuar su tiranía.
Lo dijo con resonante exactitud Alexander Solzhenitsyn en el discurso que fue leído en la ceremonia en la que se le otorgó el premio Nobel de Literatura en 1970: “Toda persona que aclamó alguna vez la violencia como su método debe inexorablemente escoger la mentira como su principio… nada disfraza a la violencia excepto la mentira, y la única manera a través de la cual puede sostenerse la mentira es mediante la violencia (…) La violencia demanda también de sus víctimas el vasallaje a la mentira, la complicidad con la mentira”.
No siempre la violencia precede a la mentira. Puede ser al revés, aunque la práctica sistemática de la una anuncia sin falta la inminencia de la otra.
En un libro relativamente reciente: “A Brief History of Fascist Lies” (University of California Press. 2019), “Breve historia de la mentira fascista”, el historiador Federico Finchelstein describe cómo los fascistas integraron hasta las más gruesas mentiras en una “irracional estructura de ‘verdad’ para servir sus propósitos políticos”. Finchelstein describe el mecanismo que llevó a seguidores del fascismo a considerar verdadera cualquier mentira política en tanto fuera proclamada como cierta por su líder.
La mentira en el fascismo, escribe Finchelstein, “se sitúa más allá de las formas tradicionales de duplicidad política. Los fascistas consideran que sus mentiras están al servicio de simples, absolutas verdades, las cuales resultan en los hechos más grandes mentiras”. Todos los líderes fascistas utilizaron sistemáticamente la mentira como base de su poder.
El líder (en precaria construcción) del fascismo local es Rafael López Aliaga.
¿Cómo? ¿El inocente Porky que cuando se le escapa una mirada indebida a Petunia corre a apretarse el cilicio?
No es Walt Disney sino George Orwell quien da una descripción más cercana del personaje en su inmortal fábula “Granja de animales”, que debería ser rescatada de bibliotecas y librerías como lectura de emergencia en estos tiempos.
Los fascistas crean un enemigo mítico en el que centrar y movilizar sus odios a través de la sumisión al líder.
Si el antisemitismo lo fue en el pasado, George Soros es la socorrida reencarnación en el presente. El millonario financista y filántropo liberal es la bête noire de tiranos y ultraderechistas de buena parte del mundo. Sus fundaciones (las Open Society) han apoyado consistentemente un amplio registro de causas liberales, desde la prensa libre hasta la descriminalización de las drogas.
Aquí, López Aliaga ha dirigido los ataques más enconados contra Soros y contra todos aquellos que han recibido o reciben algún apoyo de sus fundaciones. (IDL-Reporteros ha logrado obtener a lo largo de varios años y a través de postulaciones competitivas, sin condición alguna, subvenciones del Programa de Periodismo Independiente de la OSF, para sostener el periodismo de investigación sin fines de lucro. A la vez, IDL como institución, recibe subvenciones que ayudan a ejercer sobre todo sus programas de democracia y derechos humanos).
Por eso, tanto Soros, como IDL-R en particular, han sido objeto de ataques tan estridentes como radicalmente mentirosos por parte de López Aliaga y sus seguidores.
El 14 de noviembre del año pasado, cuando las marchas populares en el país entero estaban a punto de derrocar al gobierno usurpador de Manuel Merino, estrechamente vinculado con López Aliaga, este escribió el siguiente tuit:
Meses antes, López Aliaga, había escrito:
Y dos días antes hubo un ataque previo.
Más tarde, en el mismo mes, López Aliaga informó que:
En octubre, luego de una febril campaña de desinformación en la que los troles de ultraderecha crearon la ficción de que un ejecutivo de una ONG importante iba a visitar a uno de los autores de estas líneas en Lima para transmitir supuestas “instrucciones” de Soros, Lopez Aliaga publicó:
Demás está decir que dicha visita jamás existió y que Gustavo Gorriti ni conocía ni conoce al emisario que jamás llegó. Pero ¿desde cuándo esa gente va a permitir que la verdad se interponga en el camino de una excitante mentira completa?
La selección de tuits muestra una obsesión fóbica de López Aliaga contra George Soros. Ya no solo por la labor filantrópica de las fundaciones a las que este ha donado buena parte de su fortuna, sino también por los negocios.
La supuesta compra de acciones de Graña y Montero en la bolsa de Nueva York lo escandalizó, como han podido ver.
¡Venderle acciones a Soros; y en la bolsa! ¡Cómo se atreven!
Sin duda, él, López Aliaga, puede explicar lo escandaloso que es vender acciones en bolsa a Soros, y nada menos que para ganar dinero.
Porque él mismo, Rafael López Aliaga, no solo vendió acciones a fondos de Soros; sino lo tuvo y declaró como socio durante varios años.
Y la historia no fue nada corta.

En 1991, hace treinta años, López Aliaga creó una empresa llamada Constructora Manzanilla junto con Lorenzo Sousa (el socio que se convirtió en su íntimo enemigo durante muchos años) y Juan Emilio Madalengoitia. La empresa tenía como objeto, entre otras cosas, “la adquisición de hoteles, adquisición, promoción y gestión de resorts, […] la inversión y el desarrollo de proyectos de inversión”.
En 1993, la empresa dejó su nombre de infusión y pasó a llamarse “Peru Real Estate S.A.A.” (PRESA). En septiembre de 2001 tuvieron otro cambio de nombre, a “Peru Holding de Turismo S.A.A.” ( PHT SAA).
En 1999, cuando aún se llamaba PRESA, y declaraba como accionistas a Peruval Corp (con 40.59%), empresa fundada por Rafael López Aliaga, Lorenzo Sousa Debarbieri y Peruval Sociedad Agente de Bolsa S.A. (representada por López Aliaga y Sousa); Roncesvalles S.A. (con 7.57%) y Shearson Lehman Brothers (con 6.21%), presentó un reporte a la Superintendencia de Mercados y Valores (SMV), donde informaba que:
El año 2000 fue igual:
La participación de “los fondos de George Soros” en los negocios de López Aliaga no llegaba al 5% de acciones, dado que no figura en la lista de quienes tenían ese porcentaje o más. Parece que era cuestión de prestigio nombrarlo y López Aliaga no dejó de mencionar a George Soros entre los inversionistas de su holding.
Memoria anual de Perú Real Estate S.A.A. del año 2000 -SMV by IDL_Reporteros on Scribd
Lo hizo el 2001:
También el 2002 y el 2003, con algunos cambios en el accionariado:
Y continuó haciéndolo el 2004 y el 2005:
El 2006 siguió reportando la presencia de Soros como inversionista, pero ya sin mencionar el fondo Quantum y solo el Platinum:
Lo mismo sucedió el 2007:
Lo interesante es que Platinum era un fondo australiano, con, según parece, una participación minoritaria y temporal del fondo Quantum, de Soros. Sin embargo, el grupo de López Aliaga no dejó de mencionar “los fondos de George Soros” como parte de su “accionariado difundido”.
En 2008 cambió el formato de los reportes y el nombre de Soros ya no figura, aunque sí el de Platinum como accionista minoritario.

En 2015, una nota de El Comercio, basada en el Wall Street Journal, informó sobre la intención de un fondo de Soros de invertir hasta 300 millones de dólares en la expansión de hoteles en Perú, Chile, Ecuador y Argentina.
López Aliaga comentó la noticia de esta entusiasta manera en su cuenta de twitter:
Algo pasó. Porque el 2018 el ex inversionista en el holding de López Aliaga ya no provocaba palabras esperanzadas de negocios sino el vitriolo furibundo, la falsa demonización que mientras vomita mentiras oculta sus propios negocios de antaño.
No es solo hipocresía. No es solo fariseísmo. Es, con toda la evidencia al aire, el ejercicio fascista de la mentira sistemática que a través de su violenta estridencia busca camuflar tanto su pasado como su falsedad.