Publicado conjuntamente con la revista Caretas.
La mención al presidente Ollanta Humala en los documentos de la última etapa de la investigación del caso Lava Jato, por parte de la Policía Federal y la Fuerza de Tarea Anticorrupción del Ministerio Público brasileño, ha galvanizado, como era de esperar, la atención del país.
Sin embargo, pese a su importancia potencial, la mención a Humala no es lo más resaltante en el desarrollo de esta etapa de la investigación Lava Jato, la 23, denominada “Acarajé”, una de las que ha logrado más dramáticos avances en el curso de este histórico caso.
El presidente Humala es mencionado con una descripción de investigación muy primaria; a diferencia del impresionante conjunto probatorio que acerca Lava Jato cada vez más a otro presidente.
Lula.
Lava Jato, bajo la autoridad del juez Sergio Moro, ha tenido un magnífico desarrollo estratégico y un control notable de los cambios de velocidad en el avance y la sorpresa. Ha mantenido siempre a los acusados a la defensiva y ha provocado ya la rendición de la mayoría… excepto el más grande e importante de todos, Odebrecht, que hasta ahora parece decidido a negar todo hasta el final o a callar ante pruebas incontrastables y asumir las consecuencias.
Pero las revelaciones de esta etapa representan una de las mayores derrotas para Odebrecht en su esfuerzo por negar toda culpa.
Para Lava Jato, lo más importante hasta ahora es el avance en desnudar los métodos, códigos y procedimientos con los que esa empresa (junto con otras) manejó una megacorrupción en Brasil y en el extranjero. Eso permitirá llegar a otros casos y aclararlos con mayor rapidez que en el pasado, incluyendo por cierto los que saldrán a la luz en el Perú.
Por eso es importante conocer el avance global del caso en esta etapa. Veamos resumidamente en qué consiste.
• Los antecedentes.- El año pasado, casi un mes antes del arresto de Marcelo Odebrecht, la Policía Federal le pidió responder un detallado cuestionario, en el que quedó fijada la posición de la gigantesca corporación.
Tanto Marcelo Odebrecht, como la misma corporación, sostuvieron enfáticamente que:
– “[Odebrecht] no participa de esquemas ilícitos, menos aun con la finalidad de pagar ventajas indebidas a servidores públicos o ejecutivos de empresas estatales”.
En cuanto a preguntas más específicas sobre compañías offshore vinculadas a Odebrecht, su respuesta –como informó IDL-Reporteros en “Lava Dólar” fue de invariable negación.
– Sobre su relación con la “Constructora Internacional del Sur”, dijeron que: “[En] Cuanto a los supuestos pagos realizados por la Constructora Internacional del Sur, Odebrecht reitera que ninguna de sus empresas tiene, ni nunca tuvo, cualquier vínculo y ni [sic] efectuó cualquier pago a dicha empresa”.
Pero, con la ayuda de la fiscalía suiza, los procuradores anti-corrupción de Curitiba pudieron demostrar con un nivel abrumador de pruebas que Odebrecht tenía una serie de offshores que canalizaban el pago de soborno moviendo el dinero en varias etapas para ocultarlo mejor.
Los fiscales anticorrupción de Curitiba demostraron con precisión la ruta del dinero en casos específicos, ayudados también por la delación premiada de varios coimeados que revelaron sus cuentas, quién las armó y de dónde llegaron los pagos.
Una de ellas fue particularmente interesante: la Constructora Internacional del Sur, una offshore domiciliada en Panamá.
Esta compañía no pertenecía a Odebrecht pero actuaba bajo sus órdenes. Desde tres offshores de Odebrecht (Smith & Nash Engineering, Golac y Rodira) se depositaron cerca de 50 millones de dólares en la cuenta de Constructora Internacional del Sur, en el Multicredit Bank, de Panamá.
Tres millones de los 50 depositados fueron utilizados para pagar coimas a los ex altos funcionarios de Petrobras Paulo Roberto Costa, Pedro Barusco y Renato Duque. El proceso del soborno fue demostrado por el ministerio Público desde el primer hasta el último paso.
Probado eso, quedaba por ver a quiénes se había girado los otros 47 millones de dólares. Si hasta ese momento, todo el dinero había servido para pagar coimas, era probable que gran parte de, o todos, los otros 47 se hubieran utilizado para lo mismo.
Sin embargo, pese a los pedidos reiterados de cooperación internacional, la procuradora de Panamá, Kenia Porcell, congeló la respuesta, hasta el día de hoy.
Pero, gracias a lo avanzado y a una buena capacidad de interceptación de comunicaciones y de lo que llama “quiebra telemática”, la Policía Federal consiguió mucha información. Tanta, que le permitió descubrir e identificar cabalmente al funcionario que tuvo el control de las cuentas de bancarias de la offshore Klienfeld y, sobre todo, de la Constructora Internacional del Sur.
Se trata de Fernando Migliaccio da Silva, que intervino, entre varias otras transferencias, en una de 5 millones de dólares desde la cuenta de la Constructora Internacional del Sur a la de otra offshore: Vivosant, en la cuenta de un banco en Asia (el Pictet).
Migliaccio también intervino en los movimientos bancarios (a través de la offshore Klienfeld) para lo que la Policía Federal describe como el pago de un soborno al ex-secretario de Transportes de Argentina, Ricardo Raúl Jaime, en relación al contrato obtenido por Odebrecht para el “soterramiento del Ferrocarril Sarmiento”, un metro de casi 37 kilómetros.
La “quiebra telemática” de las comunicaciones por correo electrónico entre Migliaccio y otros funcionarios de Odebrecht permitió a la Policía Federal identificar a otros aparentes agentes o recipiendarios de sobornos. Los más importantes fueron Joao Santana, el publicista/estratega de las campañas de Lula, Dilma Rousseff; y de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela. Según la PF, Santana habría recibido “valores espurios” luego de la elección de Mauricio Funes a la presidencia de El Salvador en 2009.
Otro que aparece como canalizador de pagos millonarios (y beneficiario de ‘bonos’), es el ex jefe de Estado Mayor civil de Lula, el hoy nuevamente encarcelado (primero lo fue por el escándalo de Mensalao), Jose Dirceu. También hay mención de pagos al PT de Lula.
Dentro de ese contexto aparece el ‘Programa OH’ “en referencia al presidente del Perú, Ollanta Humale [sic]” y el monto de 3 millones de dólares. Pero el análisis, basado en “fuentes abiertas” es, hasta donde se puede ver, muy primario.
Con esos elementos, la procuraduría anticorrupción pidió la detención de Fernando Migliaccio, pero se encontró con que este había sido transferido por Odebrecht, con su familia a Estados Unidos. Ello ocurrió un par de días después de la detención de Marcelo Odebrecht, en junio del año pasado.
Migliaccio parecía estar, por ahora, fuera del alcance de la justicia brasileña. Pese a ello, con base en las pruebas acumuladas, el juez federal ordenó su captura este 11 de febrero.
Poco días después, las autoridades brasileñas recibieron una noticia sorpresiva: Migliaccio estaba detenido, pero no en Brasil sino en Suiza.
La justicia suiza, como se sabe, lleva a cabo una investigación propia sobre el caso Lava Jato, sobre todo en su sistema bancario. No se sabe cómo llegó Migliaccio a Suiza, pero el hecho es que la fiscalía de ese país anunció tenerlo preso el 18 de este mes.
Según el diario Estadão, Migliaccio fue arrestado en Ginebra “intentando cerrar cuentas bancarias” y retirar “pertenencias de una caja en una institución bancaria” de esa ciudad.
Todo un mundo de posibilidades (y de algunas frustraciones) queda abierto ahora para la colaboración investigativa entre Brasil y Suiza (que no comprende a otro fugitivo de Odebrecht: Bernardo Freiburghaus, debido a que este tiene nacionalidad suiza).
Las autoridades también decretaron prisión preventiva para Joao Santana y su esposa, Mónica Moura. Ambos regresaron de la República Dominicana, donde se encontraban dirigiendo la campaña de Danilo Medina para las elecciones presidenciales. Tanto Santana como Moura quedaron detenidos en la Policía Federal, en Curitiba.
En conclusión: el principal avance en esta etapa de Lava Jato ha sido la investigación centrada en el ahora detenido (en Suiza) Fernando Migliaccio. Todo indica que, aunque se haya obtenido ya mucha información de esa fuente, el manantial de revelaciones seguirá borbotando con nuevos hechos.
Por lo pronto, los nuevos datos sobre corrupción fuera de Brasil mencionan en forma relativamente vaga a Ollanta Humala y, en conexión con Santana, al ex presidente Mauricio Funes, de El Salvador. La mención del ex secretario de Transportes de Argentina, Ricardo Raúl Jaime, contiene, en cambio, precisiones que lo comprometen gravemente.
Lo que se ha hecho público sobre Humala es, hasta ahora, solamente hipotético, aunque hay que añadir que lo que se ha visto de los investigadores de Lava Jato sugiere que ellos revelan un dato cuando ya tienen por lo menos el siguiente.
Pero aunque la secuencia de detenciones de personajes cercanos a Lula, acerca a este al foco central de la investigación, también es casi seguro que seguirán apareciendo nombres de políticos latinoamericanos implicados en coimas, en los niveles más altos de sus países, con un nivel de evidencia que, con mucha probabilidad, crecerá y se hará más específico en la prueba.