En la tarde del viernes 2 de agosto, IDL-Reporteros recibió una carta notarial firmada por Jaime Carbajal Pérez, gerente y accionista principal de la cadena de librerías Crisol. La carta, enviada a través de la notoria Notaría Tambini, que IDL-R publica completa, en forma facsimilar, intenta refutar las investigaciones publicadas bajo los títulos de “Feria de libros” y “Nuevas revelaciones”.
Antes de leer esta respuesta, sugiero leer la carta de Carbajal. Ello, claro está, después de haber leído las investigaciones que causan tanto la carta cuanto nuestra contestación.
A continuación, la carta.
Respuesta de IDL-R
El tono de la carta es el de una persona que se proclama indignada y se presenta amenazante. Procedemos, entonces, a responder en orden: primero sobre los supuestos motivos de indignación; y segundo sobre los efectos de las amenazas sobre IDL-R.
Carbajal acomete la refutación de lo investigado en nueve puntos numerados. El problema está en saber a quién refuta, porque no toca lo investigado y revelado por IDL-Reporteros.
Veamos.
• El intento de refutación del punto 1) es tan absurdo que hace pensar que Carbajal no ha leído la investigación. ¿Dónde afirma IDL-R que Crisol o Carbajal han participado en la licitación? Lo que la investigación precisa es que se las arreglaron para intervenir por lo bajo sin presentarse (porque no podían) en la licitación.
• Que Crisol y V&D son empresas distintas – punto 2)– es otro de los aspectos centrales en la investigación. ¿Quién ha dicho que son iguales? El asunto investigado es que Crisol intervino a través de V&D en la compraventa de libros para el ministerio de Educación, cuando José Antonio Chang, dueño del 34% de Crisol, era ministro.
• Sobre el tamaño y su importancia hay opiniones diversas, pero eso no agranda ni achica el hecho de que Carbajal y Crisol participaron por lo bajo en la compra y la financiación de la compra de libros que V&D vendió al ministerio de Educación cuando uno de los dueños de Crisol era el ministro de ese sector.
• El argumento del punto 4) es simplemente absurdo. IDL-R no investigó el patrón de compras anuales de libros por el ministerio de Educación sino un proceso de compra en particular.
• El punto 5) quiere ser una refutación y termina siendo una confesión involuntaria antes de llegar siquiera al punto seguido. Carbajal sostiene que “Crisol no fue la única empresa en proveer de libros a V&D”. Claro que otras empresas también lo hicieron, pero ¿cuántas de esas empresas tenían al ministro de Educación que ordenaba las compras como uno de sus accionistas? ¿Cuántas? ¿Cómo se llaman?
• El punto 6) reitera la confesión del punto anterior al reconocer explícitamente que Crisol abasteció una parte de los libros que V&D vendió al ministerio de Educación.
• El punto 7) termina de reconocer lo anterior y busca una vía de escape al sostener que “la ley no nos impide venderle a una empresa privada, tal como ocurrió en el caso mencionado”. ¿Y qué dice la ley (sin mencionar las buenas costumbres) sobre el conflicto de intereses que ocurre cuando la empresa del ministro de Educación le vende libros a otra empresa que de inmediato los revende con sobreprecio al ministerio de Educación? ¿Qué dice la ley, además, cuando el gerente y accionista de la misma empresa del ministro compra lotes de libros a otras compañías y también financia parte de las compras para esa misma venta y reventa al ministerio de Educación? ¿O sea que para Carbajal basta poner a alguien al medio para que no haya conflicto de intereses?
• El punto 8 ) indica que el ministerio de Educación debe responder sobre las irregularidades en el proceso de adjudicación. Por supuesto, pero eso no acaba necesariamente ahí porque, ¿cómo fue posible que V&D hiciera compras por las cantidades exactas de títulos que iban a ser adquiridos antes que se hiciera público el proceso de adjudicación? Ahí solo hay dos explicaciones posibles: clarividencia o connivencia. ¿Cuál de las dos le parece más probable a Carbajal?
• En el punto 9) Carbajal sostiene que los periodistas de IDL-R han tergiversado y “manipulado declaraciones” de los entrevistados. ¿No le contaron que las entrevistas fueron grabadas abiertamente, con el obvio consentimiento de los entrevistados? Ahora puede escuchar a dos de ellos, en sus propias palabras. Aquí están.
Ahí termina Carbajal de numerar sus confesionales argumentos. Pero no acaba en eso sino pasa a otro tema. Sostiene que se lo difama cuando IDL-R recuerda su activa participación en la llamada ‘prensa chicha’ bajo las órdenes de Vladimiro Montesinos, desde el SIN, en las postrimerías del fujimorato. Afirma Carbajal que “jamás me he visto involucrado en ese problema, en ninguna forma”. Sin mencionar a Augusto Bresani, que describe con algún detalle las funciones de Carbajal con la prensa chicha, Carbajal lo llama “un personaje de ínfima credibilidad […] condenado por ese caso, extraídos de un libro que, como es conocido, fue publicado con intenciones subalternas”.
No sé si Carbajal pensaba lo mismo de Bresani en la última parte de los 90, cuando se tomó esta foto con él en España. Si tal fue el caso, lo disimuló entonces muy bien.
El problema para Carbajal es que Bresani no fue el único testigo de su participación en la ‘prensa chicha’. En Caretas 1835, de agosto de 2004, la notable periodista de Caretas, Patricia Caycho, publicó una nota breve: “El repartidor”, en la que describió cómo Jaime Carbajal “cumplió funciones como repartidor de los titulares de los diarios chicha y los pagos a los dueños de estos medios durante el primer semestre del 2000”. Caycho, una periodista que tuvo y tiene una gran variedad de fuentes muy bien informadas, añadió que la forma de trabajo de la prensa chicha del SIN, era la siguiente: “…durante el día Daniel Borobio, Daniel Mankevich y Ricardo Winitzky elaboraban los titulares. Por la noche los secretarios Wilber Ramos y Mario Ruiz le hacían llegar a Carbajal el sobre conteniendo los titulares para que los repartiera a los dueños de los diarios chicha. De igual forma le entregaban el dinero para los pagos”.
Es que si algo no falta para reconstruir la verdad de ese tiempo es testigos. Son muchos y sus versiones no solo son contrastables sino también verificables.
Eso en cuanto a los hechos en sí.
Ahora respondo al tono de intimidación e implícita amenaza de la carta.
Carbajal menciona a dos personas con las que se habló, pero que no fueron citados ni mencionados en las notas de IDL-R. Lo hace para que las otras fuentes entre los libreros sepan que él está investigando quién habló con nosotros, para descubrirlos. Para meterles miedo. Y aquí y allá parece haber algunos libreros asustados.
En la parte final de su carta Carbajal tiene el cuajo, luego de asumir el plural mayestático, de hacer la siguiente conminación: “Exigimos, asimismo, que nos proporcionen los nombres completos de las personas que insultan y agravian tanto a mí como a mi representada en los comentarios publicados al artículo. En caso contrario, entenderemos que ustedes hacen suyas tales publicaciones”.
Le contesto lo siguiente:
En IDL-Reporteros conocemos los problemas, riesgos y peligros que supone el periodismo de investigación. Y conocemos bien nuestro deber como periodistas al encararlos.
Hacemos saber que IDL-Reporteros se defenderá con energía y decisión ante cualquier ataque, con los medios profesionales y legales que sean necesarios para conjurar la amenaza.
Frente a los ataques a la libertad de prensa, al derecho de la sociedad a estar informada y al de luchar contra la corrupción mediante el periodismo investigativo, los periodistas tienen el derecho de ejercer su misión pero también el deber de defenderla.
En lo personal quiero decir que a lo largo de mi carrera periodística, he enfrentado a varios individuos y grupos amenazantes, algunos de ellos peligrosos. La invariable enseñanza de cada caso es que, en tanto un periodista jamás debe permitir que el miedo se convierta en su editor, es indispensable defenderse ante cada ataque y es mejor defenderse bien que defenderse a medias.
Si nos equivocamos, lo reconocemos abiertamente y sin subterfugios. Nos disculpamos sin eufemismos y buscamos reparar cualquier daño involuntariamente cometido. El error, la equivocación son nuestros mayores enemigos y por eso uno debe trabajar con la máxima exigencia en la corroboración, la verificación rigurosa de los hechos.
Pero cuando uno sabe que lo que ha revelado es cierto y que conocerlo es importante para la sociedad, debe estar preparado para defender resueltamente la verdad de los hechos descubiertos, de la desinformación y la mentira cuya primera línea de ataque suele ser la amenaza o el intento de intimidación.
En este caso, igual o más que en los precedentes, y en los que traiga el futuro, procederemos de acuerdo con esos principios a actuar con la energía necesaria en la defensa del derecho a revelar verdades relevantes para el público, que es el objetivo del periodismo de investigación y el fin mayor de la libertad de prensa.
Y yo soy, por supuesto, responsable de los contenidos de IDL-Reporteros. Estoy orgulloso de la labor de los jóvenes periodistas que trabajan conmigo, pero el responsable de todo lo que se publica soy yo♦
Gustavo Gorriti.