Rondayacu tiene 400 habitantes y la variada agricultura que permite una ecología generosa: Caña de azúcar, rocoto, granadilla, zapallo, maíz. De todo, menos coca. Los productos salen al mercado por San Ramón o La Merced, a tres horas de viaje.
Este martes 5, a las 4 de la tarde, una patrulla del Ejército reclutó al agricultor T.Q. (pidió que su nombre no fuera consignado por temor a represalias) como guía. Este, resignado a la caminata, avanzó en la punta de la patrulla. Dos metros atrás iba el capitán EP Illich Montesinos y luego el resto de la patrulla.
A las 7 p.m. cuando ya había oscurecido, el guía y la patrulla se aproximaron, caminando al borde de un camino rural entre campos cultivados, al paraje de Conchapata.
De la oscuridad emergió un hombre armado con fusil AKM y con una linterna en la mano. Alumbró al grupo y parece que su sorpresa al ver a los soldados fue mayor que la de éstos. Pero eso duró apenas un segundo.
Los soldados abrieron fuego y el hombre armado cayó. Pero de ambos lados del camino hubo varios disparos. La patrulla pasó al cuerpo a tierra de un solo salto, y antes que ellos lo hizo el guía. El capitán Illich Montesinos, sin embargo, fue alcanzado por un balazo y, dice T.Q., el guía, que estaba a menos de dos metros, “murió instantáneamente”.
En el terreno plano, con pocas posibilidades de parapetarse, “hubo una balacera” que duró unos cinco minutos que se le hicieron horas a T.Q., quien trataba de ofrecer el mínimo blanco, confundirse con el suelo.
Minutos después cesaron los disparos. Los senderistas (porque tanto los habitantes de la localidad como los soldados sabían que se trataba de senderistas del VRAE), se retiraron, dejando algunas huellas de sangre. Pero eso no lo vieron de inmediato los soldados. La patrulla decidió no moverse de su emplazamiento durante la noche, para precaverse de emboscadas.
Así, T.Q. pasó también la noche junto a los soldados y a cortísima distancia del cadáver del capitán Illich Montesinos.
En Rondayacu, la población escuchó la balacera. “Nos tomó de sorpresa”, dice la teniente gobernadora del distrito, Marlene Mungi Salazar, y añade: “la subversión está en los anexos, pero no entran a las poblaciones… parece que toman este como un lugar de descanso”.
El enfrentamiento en Conchapata inquietó a toda la población. T.Q., atrapado en el lugar del enfrentamiento, no apareció sino el día siguiente, presa ya de una gran ansiedad y de temor a las eventuales represalias de Sendero. Sus familiares no estaban menos preocupados, y el resto de la población también.
“Estamos en zozobra. La gente no sale a trabajar” dijo Marlene Mungi, entrevistada telefónicamente por IDL-Reporteros.
La entrevista se realizó en un punto cercano al distrito de Monobamba, a una hora y media de Rondayacu, donde se puede captar señal de teléfono celular.
IDL-Reporteros pudo establecer contacto con las autoridades de Rondayacu y el guía de la patrulla, gracias a los periodistas de CR 98.5 FM, de Huancayo, que tuvieron el gran mérito, y el valor, de haber llegado a Rondayacu a las pocas horas del enfrentamiento, para realizar un reportaje radial sobre lo acaecido.
Los periodistas de CR 98.5 FM recogieron la inquietud de la población, que fue también expresada en la entrevista telefónica con IDL-Reporteros.
“Pido que cualquier cosa que necesite el Ejército” dijo la teniente gobernadora Mungi, “comuniquen o coordinen con las autoridades”, para que estas puedan ver como proteger mejor a la población local.
Rondayacu padeció la presencia de Sendero Luminoso a fines de los 80 y comienzos de la década del 90 del siglo pasado. Luego hubo varios años de paz, pero todo indica que el Sendero del VRAE ya llegó a ese punto que se supondría lejos de los enfrentamientos armados del Valle.
“Hace tres o cuatro meses los subversivos llegaron por acá” dice otra autoridad, “están parando cerca… parecen que vienen a descansar” pero, añade la autoridad, no entran a los pueblos.
Los pobladores de Rondayacu remarcan que su localidad no tiene nada que ver con la coca y menos con el narcotráfico. “Aquí se siembra caña de azúcar, rocoto, granadilla, zapallo; y no hay coca” dice la teniente gobernadora Mungi. No es tampoco, afirma, ninguna ruta de salida de la droga del VRAE.
Pero lo que sí parece ser es que grupos armados de senderistas están en la zona desde hace varios meses, usándola aparentemente como lugar de descanso y recuperación.
Los días de descanso, sin embargo, parecen haber terminado luego del enfrentamiento del martes. Ayer jueves 7, cuatro helicópteros de la Fuerza Armada operaron sobre Rondayacu armando un cerco de patrullas para impedir el escape de los senderistas. De acuerdo con informaciones de fuentes del Comando Conjunto, el operativo es dirigido por el general EP Benigno Cabrera, jefe militar del VRAE.
Al cierre de este despacho, las operaciones militares continúan en las cercanías de Rondayacu. Los 400 habitantes de la localidad son ahora espectadores involuntarios de esta nueva realidad, que los aleja de su trabajo y los acerca a la zozobra.