Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2382 de la revista ‘Caretas’.
Mi artículo de la semana pasada sobre el caso “Lava Jato” suscitó una carta de Odebrecht que empieza diciendo: “El artículo de Gustavo Gorriti ‘Los Nombres y las Cifras’ de CARETAS 2381 cita investigaciones de periódicos brasileños que no corresponden a la realidad de los hechos”.
¿Qué es lo que no corresponde a “la realidad de los hechos”? Aparentemente las ‘investigaciones’ (en realidad despachos informativos sobre la investigación judicial “Lava Jato”) publicados en O Globo y Folha de Sao Paulo –además de Veja– a los que hice referencia en la reseña de la semana pasada sobre la investigación anticorrupción más grande en la historia de Brasil.
En su carta, Odebrecht indica que cuando dichas informaciones fueron publicadas en Brasil, “los periodistas y medios responsables, así como ocurre ahora, recibieron los mismos esclarecimientos por parte de Odebrecht”.
¿En qué consisten dichos ‘esclarecimientos’? La carta lo indica: “Odebrecht niega tajantemente las alegaciones calumniosas realizadas por reos confesos que persiguen disminuir sus penas”.
En mi artículo de la semana pasada recordé que “por lo menos tres delatores [premiados] de Lava Jato, han acusado a [el actual director de Relaciones Institucionales de Odebrecht, Alexandrino] Alencar de ser el responsable de las coimas y sobornos [pagados, según afirman los delatores, por Odebrecht] en el exterior.
Odebrecht niega haber pagado ningún soborno, dentro o fuera de Brasil. La misma posición es mantenida por todas las compañías del grupo, como la petroquímica Braskem, en la que Odebrecht tiene el 38% de las acciones.
El reclamo de inocencia de Odebrecht y su grupo es contradicho por varios delatores premiados, cuyo nivel de información es preciso e importante, por el tipo de funciones que desempeñaron en el gigantesco sistema de sobornos que parasitó a Petrobras.
Si Odebrecht ha decidido rechazar todas las acusaciones, el caso de Camargo Correa, la segunda constructora en importancia, es diferente.
Esta semana un despacho de EFE informó que Eduardo Hermelino Leite, vice presidente de Camargo Corra confesó a los fiscales a cargo de la investigación haber pagado $36 millones de dólares en sobornos a funcionarios de Petrobras entre 2007 y 2012.
Leite había sido arrestado en noviembre. Luego de salir libre, llegó a un acuerdo de confesión negociada con los fiscales, para reducción de pena. La forma de pagar los sobornos, indicó Leite, fue que Camargo Correa subcontrató a terceros a precios inflados para esconder las coimas.
Eso es interesante, porque una característica de las grandes obras públicas realizadas por las empresas brasileñas en el Perú es que en un número alto de casos (como en el de IRSA Sur, por ejemplo), el precio final de la obra fue muy superior al contratado originalmente.
Leite no es el único alto funcionario de Camargo Correa en confesar delitos.
«La fiscalía brasileña utilizará la inmensa ventaja ya lograda de las delaciones de colaboradores con información muy exacta».
A principios de abril, O Globo informó que el presidente de Camargo Correa, Dalton Avancini, reveló a los fiscales, bajo un acuerdo de delación premiada, que su empresa pagó sobornos para ejecutar obras en las Ferrovías Norte-Sur “bajo los mismos moldes de las operaciones hechas a través de los contratos con Petrobras”. En este caso, añadió Avancini, se formó un cartel de las empresas constructoras que participaron en la obra.
Avancini se encuentra bajo prisión domiciliaria. Tiene varios interrogatorios pendientes sobre otros aspectos de la mega corrupción de su empresa y de otras asociadas a ella.
Previamente Avancini había confesado que su empresa pagó algo más de 100 millones de Reales (unos 30 millones de dólares) en sobornos para obtener contratos de obras en la planta de Belo Monte. Esa confesión, según fuentes de O Globo, fue fundamental para cerrar el acuerdo de delación premiada de aquel.
En la construcción de la planta de Belo Monte, Camargo Correa tuvo el 16% de un consorcio formado por diez de las grandes empresas de ingeniería, incluyendo a Andrade Gutierrez, Odebrecht, OAS, Queiroz Galvão. Todas las mencionadas son investigadas en el caso Lava Jato.
Uno de los efectos más interesantes de la confesión del presidente de Camargo Correa ha sido la reacción de las otras compañías, incluyendo la propia.
En un comunicado, Andrade Gutierrez afirmó que “repudia las falsas acusaciones que vienen siendo hechas y reitera, como lo ha hecho desde el inicio de la Operación Lava-Jato, que no tuvo o tiene ningún involucramiento con los hechos investigados”.
Queiroz Galvão, por su parte, en carta a O Globo, negó “vehementemente cualquier pago ilícito a agentes públicos para la obtención de contratos o ventajas […] la compañía reitera que todas sus actividades siguen rigurosamente la legislación vigente”.
Camargo Correa, en cambio, tuvo que ser más cauta. En un comunicado, informó no haber tenido acceso al acuerdo de colaboración de Avancini “desconoce sus términos y también el tenor de sus declaraciones. La empresa reitera que permanece a disposición de las autoridades”.
Las estrategias de acusación y defensa parecen haber sido, grosso modo, trazadas. Las compañías constructoras, o por lo menos un grupo de ellas, (entre las cuales Odebrecht y Andrade Gutierrez) tratarán de desacreditar las confesiones y exigir pruebas, reclamando entre tanto, una inocencia severa y sin fisuras.
La fiscalía utilizará la inmensa ventaja ya lograda de las delaciones de colaboradores con información privilegiada y muy exacta; y buscará corroborarla con el número suficiente de pruebas como para validar todas o casi todas las confesiones.
Aparte de los delatores premiados (Alberto Yousseff, Pedro Barusco y Rafael Angulo Lopez) que afirman haber recibido pagos de soborno de Odebrecht, un empresario que también colabora con la fiscalía, Leonardo Meirelles ha pedido permiso para encontrar en China y Hong Kong los comprobantes que supuestamente indicarían que Odebrecht pagó sobornos para conseguir contratos de Petrobras.
En los anales de la lucha anticorrupción, la investigación de Lava Jato en Brasil ya ha hecho historia. Y eso, que apenas ha avanzado el primer trecho. Por eso, celebro que en su carta a Caretas, Odebrecht reitere “el compromiso … al diálogo continuo y transparente […] incluyendo con especial atención a la prensa”, porque estoy seguro que en los próximos meses habrá muchas preguntas por hacer.