Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición la 2502 de la revista ‘Caretas’.
Para Fernando Migliaccio fue un correo electrónico tan rutinario, ese día de julio de 2014, en el Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, que en lugar de mantener la comunicación de seudónimo a seudónimo, se le fue el nombre real de la destinataria.
Migliaccio era ‘Waterloo’ (un seudónimo que no es prudente elegir aunque te apellides Wellington) y dirigió el mensaje, dentro del sistema cifrado ‘drousys’ a ‘Tumaine’, pero en el texto la llamó por su nombre real: Ángela.
“Ángela”, decía el texto, “hablé con Boleira. El asunto tiene como valor total US$ 2 MM, divididos en 5×400. Ya hicimos una el mes pasado. Ahora Boleira aprobó US$ 400 mil, Taça, para pago en julio”.
‘Ángela’ era Ângela Palmeira Ferreira una secretaria y asistente administrativa que ingresó al Grupo Odebrecht en 1978. Desde noviembre de 2006 trabajaba en el Sector de Operaciones Estructuradas. Su jefe directo era Hilberto Silva, responsable del Sector.
‘Waterloo’, ya se ha visto, era Fernando Migliaccio. Había ingresado como practicante a Odebrecht en 1992. Desde 2009 trabajaba en el Sector de Operaciones Estructuradas. Su papel, como él mismo describió delicadamente dos años después, ya capturado y delator, era de “relacionamiento bancario”.
Es decir: recibir los recursos ilegales del “área de generación” y redirigir el pago hacia “los intermediarios, los doleiros o el destino final [del dinero]”. Todo perfectamente ilegal.
«Moreno y Shavit le ofrecieron, refiere Boleira, que Odebrecht realizara ‘alteraciones en las bases de la licitación para apartar a los competidores y beneficiar así a la Compañía’ «.
‘Taça’ (o Taza) era el seudónimo operativo del gobernador del Callao, Félix Moreno, para el pago de la coima de dos millones de dólares que Odebrecht había acordado con él unos meses atrás.
El caso ya se conoce. Félix Moreno ya entró y salió de prisión; y Gil Shavit, su entonces cómplice, se convirtió en colaborador eficaz apenas unas horas luego de su arresto. Lo que no se conoce es el detalle preciso de cómo se gestó la coima (las coimas, más bien), a cambio de qué, y de dónde se sacó el dinero con el que se pagó a los corruptos. Aquí lo cuento. O, mejor dicho, dejo que lo cuente Odebrecht.
Luiz Mameri, el entonces “Líder Empresarial” de Odebrecht para América Latina, que tenía a cargo a los superintendentes de casi todos los países latinoamericanos, contó el episodio de la cutra chalaca en su confesión del 12 de diciembre de 2016.
“El 2013” dijo Mameri en su delación en Brasil, “Ricardo Boleira asumió el cargo de Superintendente de Perú. Autoricé [a Boleira] a efectuar un pago indebido por un acuerdo realizado con el “Gobernador Regional” [sic] del Callao, Félix Moreno, por valor de US$ 4 millones, para que la compañía fuese beneficiada con la licitación de una carretera. Me llamó, en esa época, la atención una información de Ricardo Boleira de que parte del pago debería ser entregado a Luiz [sic] Favre, que había sido responsable de la campaña electoral de Félix Moreno en ese país”.
Boleira es mucho menos conocido en el Perú que su predecesor, Jorge Barata. Boleira no visitaba Palacio, ni se gastaba bromas con el Presidente, ni le regalaba una réplica del Cristo de Corcovado para Chorrillos. Retraído, con anteojos gruesos que le dan una apariencia de búho melancólico, Boleira estuvo obviamente incómodo durante su delación. Pero, en medio de una elocución muchas veces musitada, el testimonio de Boleira fue preciso.
Poco después de llegar a Perú a inicios de 2013, cuenta Boleira (estuvo antes en Cuba), “mi subordinado Raymundo Serra me dijo que había sido contactado al final de 2012 por Gil Shavit, que se presentó como una persona bien relacionada en el Callao”. Shavit le informó a Serra, de acuerdo con la versión de Boleira, que iba a haber una licitación para una autopista en Callao. ¿Les interesaba participar?
En el primer trimestre de 2014, Boleira fue invitado a una reunión en la casa de Gil Shavit, “localizada en el barrio de Barranco”. Aparte de Boleira y Shavit, participaron Raymundo Serra y el gobernador de Callao, Félix Moreno.
Según confesó Boleira, en esa ocasión “ellos me informaron que podrían favorecer a la Compañía en la licitación del Proyecto Costa Verde Callao”.
Moreno y Shavit le ofrecieron, refiere Boleira, que Odebrecht realizara “alteraciones en las bases de la licitación para apartar a los competidores y beneficiar así a la Compañía”. ¿El precio por asegurar la victoria de Odebrecht en la licitación? Shavit, según Boleira, le pidió, con Moreno presente, $ 4 millones de coima, a ser repartidos así: “60% para Félix Moreno y 40% para Gil Shavit”. Del dinero del soborno destinado a Moreno, este pidió que “US$ 2 millones deberían ser pagados a Luis Favre por servicios que serían prestados para la coordinación de la campaña electoral de 2014” para el gobierno regional del Callao. Boleira aceptó la propuesta.
Poco después, confiesa Boleira, “como parte del acuerdo realizado con Gil Shavit y Félix Moreno, tuve acceso al expediente técnico de 2013, antes que se publicaran las bases de la licitación”. Boleira le pidió a Moreno que aumentara el costo del proyecto, pero Moreno repuso que eso no era posible puesto que el valor referencial del proyecto ya había sido aprobado por el MEF.
Sin embargo, Boleira logró “incluir algunos requisitos de calificación técnica” en las bases de la licitación, que tuvo como resultado, entre otras cosas, que de las 45 empresas que adquirieron las bases, solo seis fueran precalificadas. Las demás desistieron “en función de las restricciones insertadas en las Bases”.
Odebrecht, claro está, ganó la licitación (por un valor de US$ 90 millones) a inicios de 2014. Poco después de firmar el contrato, Boleira logró que Moreno autorice varios cambios contractuales favorables a Odebrecht.
En cuanto al pago a Favre, por indicación de Moreno, Boleira fue contactado por Valdemir Garreta “quien se presentó como representante de Luis Favre” e indicó que él sería el encargado de recibir el dinero. Boleira lo contactó con Fernando Migliaccio, quien le entregó el dinero en cinco partes.
¿De dónde salió el dinero? De la misma obra en Callao, por supuesto. De hecho, cada pago de coima, desde junio de 2014 hasta marzo de 2015 se hizo solo después de recibir el pago de ingresos mayores para la construcción de la carretera en la Costa Verde. A diferencia de otros casos, en este el pago de la cutra salió directamente de la obra.
Quien sí sufrió una desilusión fue el hasta entonces amigo de Moreno, Gil Shavit. Sin demasiadas explicaciones, su parte en los sobornos fue reducida por Odebrecht a US$ 350 mil, parece que con el asentimiento de Moreno.
El sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, bajo la dirección de Hilberto Silva, se hizo cargo del pago de esos $ 350 mil. Por instrucciones de Shavit, fueron abonados a la offshore Cardiff International Limited, con residencia en el 112 Bonadie Street, Kingstown, Saint Vincent.
En mayo de 2014, Operaciones Estructuradas hizo un contrato ficticio entre Cardiff y la muy notoria offshore de Odebrecht, Klienfeld Services Ltd., para el pago de una supuesta “consultoría” de Cardiff. Shavit no lo firmó.
El pago de los US$ 350 mil a Cardiff/Shavit fue hecho a la cuenta Nº 09591 216 2667 de CBH Compagnie Bancaire Helvetique S.A. el 4 de julio de 2015. La operación fue organizada por “Gigolino”, el sobrenombre del manejador de offshores oscuras de Odebrecht: Olivio Rodriguez Junior y la supuesta razón del pago fue: “Prestación de servicios en análisis financieros e inversiones”. Lo cual, a su manera, no era del todo falso.
Shavit, ¿hay que decirlo? se sintió burlado y los 350 mil fueron un flaco consuelo frente a los esfumados casi dos millones con que había contado. Hasta que, meses después, cuando le cerraban las esposas sobre las muñecas al tiempo que proclamaba su instantánea decisión de hacerse colaborador eficaz, puede haber pensado que, después de todo, no fue él quien salió peor parado de ese negocio.