El jueves 17 de marzo, en el salón Iquique del Centro Naval del Perú, San Borja, se organizó un foro convocado por una organización nacional y otra notoriamente internacional: La primera, la Alianza para la reivindicación de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú es una organización que entre otras cosas reclama mejoras en los sueldos de los uniformados y tiene como cabeza visible al vicealmirante retirado Francisco Vainstein.
La segunda, UnoAmérica, que resulta el principal objeto de interés, tuvo como portavoz al abogado Sergio Tapia, frustrado postulante – por un supuesto pasado neonazi– al Congreso en la lista de Keiko Fujimori y asesor del candidato a la vicepresidencia por Fuerza 2011, Rafael Rey, a quien ayudó a redactar –cuando éste fue ministro de Defensa– el Decreto Legislativo 1097, que en la práctica daba amnistía a los condenados por delitos de lesa humanidad.
A lo largo de su carrera, Tapia ha estado vinculado con la defensa de acusados por atrocidades de derechos humanos. Los antecedentes indican que lo suyo no es una especialización jurídica sino una manifestación doctrinaria, como demostró su vinculación con UnoAmérica.
IDL-R obtuvo una grabación de lo que se dijo en dicha reunión. Ahí se fue más allá de las diatribas contra los organismos defensores de derechos humanos y del ardoroso apoyo a militares enjuiciados.
UnoAmérica presentó como expositores al abogado argentino Alberto Solanet y al peruano Rafael Franco de la Cuba, y, entonces, la cosa empezó a calentarse. Entre los aplausos de los asistentes se sucedieron las citas elogiosas al almirante Eduardo Emilio Massera, miembro de la Junta Militar del dictador argentino Jorge Rafael Videla; ambos juzgados y condenados por robo, asesinatos masivos, torturas y secuestro (Ver recuadro).
UnoAmérica tiene presencia en 15 países del continente. Es una organización de ultraderecha cuyo objetivo no es solo atacar a lo que esté a su izquierda sino defender a los militares sentenciados por delitos de lesa humanidad. El propio Sergio Tapia lo describe en esta parte del audio.
(Fragmento del discurso de Sergio Tapia).
El abogado de Massera
El capítulo peruano de UnoAmérica trajo a Solanet a Lima. Este abogado, que publica ocasionalmente artículos de opinión en el diario bonaerense La Nación, ha planteado la amnistía general para los militares sentenciados por todas las atrocidades que se cometieron mientras estuvo en el poder la Junta Militar de Videla.
Solanet es presidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia y antes lo fue de la Asociación de Abogados Católicos, un grupo ultraconservador, que no se hace problema de tener como vocal de su Asamblea General a Alberto Rodríguez Varela, abogado defensor del mismísimo Jorge Videla, y ministro de Justicia durante el régimen de la Junta Militar, en los años de la guerra sucia en Argentina.
¿Es todo? Pues no. La contraparte nacional del argentino Solanet fue el abogado y ex mayor del ejército, Rafael Franco de la Cuba, quien no tuvo empacho en citar textualmente, al empezar su discurso, la bravata lanzada por el almirante Massera, en octubre de 1985 durante el juicio por las matanzas, torturas, secuestros y robos perpetrados por la Junta Militar de Videla.
(Fragmento del discurso de Rafael Franco de la Cuba).
Aparte de su admiración por los militares torturadores de la Argentina de los 70, hay otro lado de Franco de la Cuba sobre el que no se habló ese día.
En agosto de 1996, uno de los más importantes narcotraficantes peruanos, Demetrio Chávez Peñaherrera ‘Vaticano’, acusó a Franco de la Cuba de ser el intermediario de Vladimiro Montesinos para cobrar cupos por los cargamentos de pasta básica de cocaína que salían de la base militar de Punta Arenas, en Campanilla. ‘Vaticano’ que entonces era el narcocacique de Campanilla, le puso el apodo que hasta ahora le ha quedado a Franco de la Cuba: ‘Capulina’.
Pese a todos los esfuerzos de encubrimiento que se hicieron, Franco de la Cuba estuvo preso en el cuartel Simón Bolívar y en 1999 pasó al retiro por medida disciplinaria. Sin embargo, fue reincorporado al Ejército por una controvertida sentencia judicial en el 2001.
Cuatro años después, el 2005, ‘Capulina’ pasó al retiro e inició una carrera como defensor de militares que afrontan acusaciones por violaciones a los derechos humanos. Y así, el antiguo intermediario de Montesinos en Campanilla, según ‘Vaticano’, terminó recitando a Massera en el Centro Naval.
Los aliados IDL-Reporteros contactó al abogado Sergio Tapia para entrevistarlo sobre UnoAmérica y su evento, pero éste se negó a dar declaraciones. “No puedo declarar estas cosas a ustedes, como comprenderá”, dijo y colgó. A su turno, el almirante Vainstein afirmó que su institución no comparte la defensa de Solanet a los militares que acompañaron las torturas de Videla. “Son casos diferentes. Ellos tienen sus casos, eso no quiere decir que nos solidaricemos con él. Pero nos educa un poco”, dijo. ¿Organizaciones como UnoAmérica representan un peligro para la seguridad democrática en la región? Quizá no en Argentina, donde representan a grupos hoy marginales. Pero en el Perú la cosa es distinta. UnoAmérica cuenta entre sus simpatizantes al vicepresidente Luis Giampietri y al candidato a la vicepresidencia de Fuerza 2011, Rafael Rey. De hecho, ambos estuvieron presentes cuando se inauguró el capítulo Perú de este organismo, en octubre del año pasado, en el hotel Sheraton. Es más, UnoAmérica entregó un reconocimiento a Rey por impulsar el decreto 1097, mientras que Giampietri ha recibido a este organismo en el Congreso. Digamos que en ambos casos, la simpatía está a un corto paso de la alianza. Y ambos han tenido o tienen importantísimas funciones de gobierno vinculadas con la seguridad nacional. |
Los crímenes de Massera
Junto con Jorge Rafael Videla y Orlando Agosti, Emilio Eduardo Massera formó el primer triunvirato militar que surgió del golpe de 1976 en Argentina. Además, fue el responsable directo del centro clandestino de detención, tortura y muerte que funcionó en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), en pleno centro de Buenos Aires, hoy transformado en el Museo de la Memoria. Entre muchos otros casos, fue juzgado también por tribunales italianos por la desaparición de tres ciudadanos de ese país: Juan Pegoraro y su hija Susana, que estaba embarazada y tuvo una niña en la ESMA, y Angela María Aietta de Gullo. En 1985, fue condenado a cadena perpetua por los delitos de asesinato, torturas, privaciones ilegales de la libertad y robo, pero luego fue indultado por el ex presidente Carlos Menem en 1990. Volvió a la cárcel en 1998 por el delito de sustracción de menores. Mientras se reactivaban otros casos, murió el año pasado en prisión. |