Tres veces por semana, el viejo coronel que en el pasado fuera terror de criminales, sale de casa antes de rayar el alba. A lo largo de una vida hazañosa pero frustrante, en la que llegó a descubrir laboratorios de cocaína hasta en un colegio de monjas e investigó sin vacilaciones a Montesinos en el caso Villa Coca, el coronel ganó la admiración de los policías honestos, el miedo de los corruptos y el destino de terminar, desafiante, su carrera cuando Montesinos llegó al poder.
Los años no le debilitaron el carácter pero sí el cuerpo. Desde hace cinco años, con los riñones paralizados, el coronel PNP (r) Víctor Cancino debe someterse a una diálisis interdiaria en el Hospital Central de la Policía. Llega poco antes de las 6 a.m. con una galonera en la mano, guantes, agujas y remedios que él no debería haber comprado, pero que tiene que hacer si quiere seguir viviendo.
Cancino no ha perdido la capacidad de indignarse y cuando, al llegar ve de nuevo a los otros pacientes formados con galoneras y con guantes, siente y dice que está viendo otra vez las consecuencias de una sostenida corrupción.
Lunes, 6am. Los pacientes con insuficiencia renal entran a la envejecida sala de la unidad de hemodiálisis del Hospital Central de la Policía Nacional con los ojos vencidos y el cuerpo agotado. Empiezan por pesarse en la balanza y llenar los papeles de rigor. Mientras, sus familiares les acomodan las sábanas y almohadas que trajeron para hacer más cómodo el sitio donde conectarán las venas a la máquina que limpiará su sangre. Sin prisa, y algunos con dificultad, se posan sobre los deteriorados asientos y comienzan las 3 horas y media del fatigante tratamiento que les permite vivir unos días más.
En aquella sala de diálisis coinciden coroneles, comandantes, personal subalterno y sus familiares cercanos. Sin embargo, todos, sin distinción de rango o parentesco, traen consigo una serie de insumos químicos, instrumentos médicos y hasta productos de limpieza para las máquinas de diálisis: saben que el hospital no los proporciona, y que si quieren atenderse deben obligatoriamente entregarlos al personal que los atiende.
Eso es una anormalidad. El tratamiento de diálisis debería de ser totalmente gratuito para los 290 pacientes que registra la sala, pagado con parte pequeña de los 110 millones de soles que el Estado asigna al Fondo de Salud Policial – FOSPOLI. Pero en los hechos, el hospital les obliga a comprar estos insumos. IDL-Reporteros pudo comprobar que un cartel en la puerta de la sala de espera avisa a los pacientes de los cinco turnos que el hospital no cuenta con la solución ácida, Dialifex HD, insumo imprescindible para la diálisis.
“Estamos desde diciembre sin los ácidos”, cuenta uno de los familiares de los pacientes. Además del ácido llevan 5 pares de guantes para los auxiliares de la sala; en ocasiones deben traer también líneas de transfusión sanguínea y el anticoagulante ‘heparina’. “El desabastecimiento aquí es permanente. Si no falta una cosa, falta otra”.
En su despacho de Córpac, rodeado de los directivos de FOSPOLI y de la Dirección de Sanidad de la PNP, el director general de la Policía Nacional, general PNP Raúl Salazar, (que durante los años 2010 y 2011, fue presidente de FOSPOLI) sostuvo a IDL-Reporteros que el Fondo hace los esfuerzos necesarios para proveer al hospital de todos los insumos que precisa.
Sobre el desabastecimiento en la unidad de hemodiálisis, el comandante PNP Jorge Maldonado, asesor legal de FOSPOLI, consideró que se trataba de un caso menor en comparación a la demanda de medicamentos de los 852 mil beneficiarios del FOSPOLI. “Estadísticamente estamos cubriendo al 100% de pacientes”, afirmó.
Los 290 pacientes de hemodiálisis se sentirán sin duda reconfortados de saber que para el comandante Maldonado ellos son un cero estadístico.
Como afirmaron los pacientes entrevistados, los laboratorios tampoco cuentan con los reactivos necesarios para realizar los análisis que mes a mes tienen que presentar para medir su evolución. A su vez, según señalaron familiares de pacientes con cáncer, en la unidad de quimioterapia no hay una provisión regular de las costosas medicinas que requieren.
Los familiares de los pacientes de hemodiálisis han reclamado en distintas ocasiones. En Julio del 2012 aparecieron ante las cámaras de RPP denunciando el desabastecimiento. “Atendieron nuestro pedido en aquella ocasión, pero se ha vuelto a recaer”, afirmó Rebeca Ortíz, familiar de un paciente.
Para el general Salazar y los presentes en la reunión en su despacho, la falta de insumos sería un problema de “plazos y términos” impuestos por la normativa de contrataciones del Estado. Los procesos burocráticos y tiempos de ejecución les impedirían llenar sus almacenes a tiempo, manifestó el gerente general de FOSPLI, Luis Jiménez. “La ley está hecha para comprar muebles, sillas, no medicinas”, agregó el comandante Maldonado, para quien la culpa la tienen los procedimientos.
El general Salazar puntualiza que durante su gestión como presidente del Fospoli (de 2010 hasta agosto de 2011), logró ejecutar hasta el 97,04% de su presupuesto. Sin embargo, en septiembre del 2010, una consultoría externa realizada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) a FOSPOLI reveló que el nivel de desabastecimiento del hospital llegaba a un 70%.
“No deberían esperar a que se acabe el ácido para recién comprar”, replica Berta Zamudio, quien desde hace nueve meses acompaña a su esposo a realizarse el tratamiento. Cada galón de ácido le cuesta S/.10, S/.5 los cinco guantes, la heparina usualmente S/.15, lo cual representa un gasto mensual para los pacientes que se atienden 3 veces por semana de S/.360. “Nosotros podemos cubrir los medicamentos un día, pero este es un gasto interdiario”.
Muchos de los pacientes compran los insumos al por mayor en las galerías comerciales del centro de Lima, donde los consiguen a mitad de precio y usualmente robados de alguna institución, como lo evidencian los guantes con el sello de la Marina que llevó uno de ellos y que nos permitió fotografiar. (Ver imagen).
No obstante para el general Salazar, el desabastecimiento de medicinas no respondería a la incapacidad de sus gestores. “Tenemos una población de salud hiperdemandante que se ha acostumbrada a no pagar nada”, sostuvo. El Director de Sanidad de la PNP, el general médico Prado Maggia, estuvo de acuerdo con su general: “Reclaman cuando hacen falta las cosas… en otros hospitales de las Fuerzas Armadas no lo hacen”.
“¿Somos pacientes demandantes? ¡Entonces, para qué creen que está el presupuesto!”, se indigna el coronel Víctor Cancino y sostiene que el asunto ya no es administrativo sino uno de corrupción: “La fiscalía tiene que entrar a destapar la olla, nada más”.
El Fondo de Salud de la Policía Nacional (FOSPOLI) es un fondo asistencial con 852 mil afiliados cuya función principal es adquirir todos los implementos e insumos médicos que requiere el sistema de salud de la insitución. Este fondo recibe anualmente del Estado un presupuesto de 110 millones de soles, establecido en base al 6% del sueldo del personal policial. Su administración está a cargo de un directorio y una gerencia general, los cuales dependen orgánicamente de la Dirección General de la PNP.
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