A lo largo de hoy, viernes 10 de febrero, IDL-Reporteros ha obtenido nueva información sobre el operativo para capturar o abatir al líder senderista ‘Artemio’, que describe y explica mejor su desarrollo y parcial desenlace.
En primer lugar, el operativo fue conocido en el ámbito del Alto Huallaga solo por el grupo de la División de Investigaciones Especiales (Divinesp) de la Dirandro encargado de organizarlo en el lugar y de ejecutarlo. En Lima, la cantidad de gente al tanto de ello, (de la PNP y de la DEA) era igualmente pequeña.
Los jefes de patrulla de la Divinesp en el Alto Huallaga son policías con larga experiencia operativa en la lucha contra ‘Artemio’. Algunos de ellos participaron, por ejemplo, en la acción que culminó, en febrero de 2006 con la muerte de Héctor Aponte, ‘Clay’, a quien ‘Artemio’ consideraba el mejor jefe militar que tuvo Sendero Luminoso en el Huallaga.
Otro operativo importante en el que participaron fue la captura del jefe senderista ‘Izula’ (Edgard Mejía) en octubre de 2010. Esa acción, precisamente, inspiró, según fuentes dignas de crédito, el operativo para arrestar o dar muerte a ‘Artemio’ en la madrugada del jueves 9 de febrero.
En los avances informativos publicados ayer, IDL-R ha descrito cómo fue – de acuerdo con el testimonio de fuentes con conocimiento directo de los hechos–, la primera parte de la acción: Entre las tres y cuatro de la mañana, en un lugar cercano al pueblo de Santa Rosa de Mishollo, ‘Artemio’ fue baleado por uno de los miembros del contingente senderista, que se había convertido previamente en colaborador de la Policía. En el desorden y balacera posterior, ‘Artemio’ fue auxiliado por senderistas fieles a él y llevado a Santa Rosa de Mishollo.
‘Artemio’ llegó a Santa Rosa de Mishollo alrededor de las cinco de la mañana, custodiado y cargado a medias por cinco senderistas armados y uniformados.
Los senderistas llevaron a su jefe herido donde el enfermero de la posta médica, Levi Alvarado, que lo atendió y curó durante las siguientes tres horas.
El único herido en el grupo era ‘Artemio’, pero su estado, según apreció Levi Alvarado, era grave.
“Estaba totalmente comprometida su vida”, dijo Alvarado en una entrevista telefónica con IDL-R, que en parte se realizó con la intermediación de una funcionaria del centro de Salud de Tocache, donde ha sido trasladado.
El jefe senderista estaba herido en el lado izquierdo del tórax y también en la mano izquierda. Tenía un solo disparo en el pecho, con un orificio de entrada que Alvarado estima en un centímetro de diámetro.
Lo único que pudo hacer el enfermero fue hacerle una ‘curación quirúrgica’. Limpiar la herida, hacerle compresión y ponerle un vendaje para que pudiera ser trasladado.
A las ocho de la mañana, los senderistas se llevaron a ‘Artemio’, parcialmente cargado, hacia el río Mishollo.
En junio de 2010, IDL-R estuvo en Santa Rosa de Mishollo y bajó hacia el río, para cruzarlo, por el mismo camino por el que el jueves 9 de febrero de este año, llevaron a ‘Artemio’. Es una bajada larga y por momentos empinada, con algunos escalones labrados en el camino, pero ciertamente fatigosa en la subida y que exige pisar con seguridad en la bajada. Por eso, parece que el descenso del gravemente herido ‘Artemio’ fue lento.
Pocos minutos después de la salida de ‘Artemio’, llegó recién la primera patrulla de la Policía a Santa Rosa de Mishollo. Habían transcurrido alrededor de cuatro horas desde que ‘Artemio’ fue herido y por lo menos tres desde que llegó al pueblo.
¿Por qué hubo tanta demora en la intervención policial? Todo indica que, primero, hubo descoordinación entre la patrulla y los colaboradores senderistas de la Policía. Estos, según versiones dignas de crédito, esperaban la intervención de la patrulla de la Divinesp, pero esta no lo hizo.
Asimismo, el compartimentaje de la operación había sido tan estricto, que muy poca gente estaba enterada de ella fuera del grupo operativo. En Lima, según parece, hubo inteligencia electrónica en tiempo real sobre lo que sucedía, pero ello no fue suficiente como para mejorar la coordinación operativa en el campo.
Además, una vez que terminó la balacera y el jefe senderista fue evacuado a ‘Mishollo’, la persecución policial demoró largas horas en iniciarse porque no había un plan alternativo.

El primer helicóptero en acudir a la zona fue un M1-17, más grande pero mucho menos ágil y maniobrable que los UH1H, que salieron bastante después. No solo eso, el MI-17 salió desde Tingo María y no desde la cercana base de Santa Lucía, pues no había helicópteros en esta. Además, en el apuro y la improvisación, el Mi-17 salió con una patrulla incompleta desde Tingo María, que fue parcialmente reforzada en Santa Lucía, según fuentes creíbles.
Por eso, el Mi-17 llegó a la zona de Pizana- Santa Rosa de Mishollo pasadas las ocho de la mañana y ‘sembró’ contingentes policiales en las afueras del pueblo, mientras ‘Artemio’ y los senderistas que lo custodiaban y cargaban descendían hacia el río Mishollo y tomaban el bote para cruzarlo.
Entonces sucedió algo extraño: Al sobrevolar el área, la tripulación del Mi-17 avistó el bote cuando cruzaba el río con los senderistas.
Al acercarse, los senderistas que llevaban a ‘Artemio’ dispararon al helicóptero. El artillero de la nave contestó con fuego de ametralladora, que fue de advertencia y no con el propósito de hundir el bote o dar muerte a sus ocupantes.
¿Qué pasó? Parece que los tripulantes del helicóptero pensaron que los ocupantes del bote podían ser militares, ya que el uniforme de los senderistas del Huallaga es virtualmente indistinguible de el del Ejército, salvo la hoz y el martillo. Pese al fuego desde el bote, los pilotos no se atrevieron a barrerlo por temor de que fueran soldados.
La falta de un plan alternativo y de la básica inteligencia que debe acompañarlo, tuvo resultados muy concretos en este caso.
Una vez que alcanzaron la otra orilla, ‘Artemio’ y sus seguidores se perdieron en el monte. Hasta ahora.
Luego, llegaron los otros helicópteros, bajaron muchas más patrullas, pero cada hora transcurrida hacía y hace más difícil la ubicación de ‘Artemio’.
Eso no fue obstáculo para que la apacible base de Santa Lucía y lugares cercanos sufrieran la llegada en avalancha de jefes policiales, encabezados por Raúl Salazar, el notorio director general de la PNP, sin que nadie tuviera certeza en el nivel operativo sobre quién da las órdenes y cuál es la cadena de comando en las operaciones.
Para todo propósito práctico, ‘Artemio’ ha escapado la captura hasta el día de hoy, y todo indica que cada día que transcurre hace más lejana la posibilidad de encontrarlo en esta secuencia operativa.
Pero, la diferencia con los escapes anteriores de ‘Artemio’ es que ahora está malherido y que, sin duda, se agravará en el monte si no recibe la intensa atención médica que requiere. Sin ella, la posibilidad de que ‘Artemio’ muera por sus heridas, es muy alta.
Si eso sucede, ¿se sabrá? ¿entregarán sus seguidores el cuerpo para así lograr disminuir su responsabilidad y, de repente, intentar acceder a la recompensa, que figura en forma tan prominente en las acciones, cálculos e inacciones de estos días? ¿O lo enterrarán sin anunciar su muerte, para que empiece a surgir la leyenda de su presencia fantasmagórica en el Huallaga?