En la antesala del despacho del ministro del Interior, en el cuarto piso del edificio de Córpac, hay una galería de retratos de ex ministros del sector que cubre dos paredes de esa simultánea sala de espera y pasadizo.
A lo largo de los años he llegado muchas veces a esa sala para entrevistar a varios de los que están ahora colgados en la pared. Los rostros retratados tienen, en todos los casos menos uno, esa expresión de severa seriedad que da una impresión ligeramente postiza, como si se tratara más bien de la colección de retratos de una funeraria ahorrativa.
Vita brevis. Cuando uno contempla las fechas, se percata de algunos gruesos errores (los exministros José Gagliardi y Fernando Rincón, por ejemplo, aparecen con las mismas fechas de gestión), pero sobre todo de lo breve que ha sido el paso promedio de los ministros. No hay expectativa de longevidad en ese cargo. En términos de duración, y quizá de análisis fisonómico, la galería podría competir con una de presidentes bolivianos del siglo XIX.
Paso, al fin, a hablar con el ministro Wilfredo Pedraza. Lo conocí cuando dirigía el grupo de investigaciones especiales de la CVR, lo vi luego cuando fue director del INPE y conversamos en alguna otra ocasión, cuando fue defensor de un empresario pesquero que pasaba por circunstancias procelosas.
Como se ve, Pedraza acepta encargos difíciles. Su voz y sus gestos no lo sugieren: opaca la una, calmos los otros, hacen saber que no estamos conversando con un adicto a la adrenalina. Esa calma, flema la llamaban antes, le fue útil horas después, cuando explicó en el Congreso el desastre policial del jueves 25. Pedraza no responde a todas las preguntas, pero tiene un estilo de debate que no crea enemigos.
Cuando converso con él, el lunes 29, veo de inmediato que Pedraza no cometerá los errores de noviciado que son comunes en ministros primerizos en un portafolio con tanta fuerza y responsabilidad. Podrá no conocer bien los problemas específicos del sector, pero su experiencia en administración pública (y en el INPE, nada menos) le es ciertamente de ayuda.
Como era lógico, le pregunté primero por las razones y detalles de la debacle del jueves 25, y sobre la operación exitosa del sábado 27. Como luego habló sobre el tema en el Congreso y procedió a realizar algunas medidas que me había adelantado, como la destitución del general PNP Aldo Miranda de la jefatura de la VII región policial, solo mencionaré aquello que no me parece que haya dicho o informado luego.
Sobre coordinaciones con la municipalidad de Lima: “Hubo coordinaciones breves, telefónicas… pero había la decisión política de apoyarla [a Susana Villarán]”.
Sobre el jueves 25: “Es evidente que la PNP fue desbordada”.
– “[eso se ve en] la alta tasa de PNP heridos; y la alta tasa de heridos por arma de fuego”.
– “[hubo una] deficiente planificación y ejecución”.
– “[sin embargo] los heridos, las detenciones desgastaron al otro lado [de comerciantes de la Parada y vándalos]. Eso ayudó el sábado 27”.
Sobre el sábado 27: “Empleamos a 5 mil policías en el operativo. Tres mil en la acción y 2 mil en el control del área”.
Lo más interesante, sin embargo, fue la descripción que hizo el ministro Pedraza del inminente programa de equipamiento policial.
¿Cómo titularlo? ‘El ministerio se va de compras’, por ejemplo. Y si no les gusta mucho, otro puede ser: ‘Cómo pasar de 14% a 50% de ejecución presupuestal en menos de dos meses’.
“El presidente [Ollanta Humala] está decidido a equipar a la PNP … este año y el siguiente se gastará el equivalente de los últimos 10 años en equipamiento”, dice Pedraza.
¿Cuál es la lista de compras? pregunto al ministro.
“Vamos a comprar 4 helicópteros” dice “[en el VRAE] los grupos operativos estarán muy bien equipados … se proveerá alimentos secos de óptima calidad y se construirá o refaccionará comisarías en Kiteni, Kepashiato y varios otros lugares”.
Además, prosigue Pedraza, “se va a formar un equipo policial que se dedique exclusivamente a los conflictos sociales. Y para el control de desórdenes, se les comprará 10 tanquetas, 10 ‘pinochos’ [antaño llamados ‘rochabús’], 10 mil equipos de ‘robocop’ y se comprará también armas no letales como escopetas lanzagases, balas de goma, gas pimienta, grilletes”.
Esa es solo una parte, sostiene Pedraza. “Se equipará 300 comisarías en todo el país… con vehículos, kits de criminalística… [además] se pondrá en servicio policial 420 motos en diciembre”.
«Este año y el siguiente se gastará el equivalente de los últimos 10 años en equipamiento”, dice Pedraza.
¿Qué más?
“Vamos a tener 900 patrulleros equipados con cámaras de video… y en cuanto a comunicaciones, el próximo marzo, el sistema radial Tetra va a estar operativo en marzo en Lima y Callao… en tres años se espera cubrir todo el país”.
En cuanto a escuelas para la formación de nuevos policías, se va a dar el “proceso de admisión más grande en las 25 escuelas en todo el país… para admitir y preparar a 8,334 jóvenes”.
El objetivo, prosigue Pedraza, es “reconstruir y ampliar 11 escuelas y construir tres grandes centros académicos policiales en Chiclayo, Arequipa y Cajamarca”.
El ministro Pedraza mencionó otras compras e inversiones (en Criminalística, por ejemplo), pero ya tienen una idea de lo que se propone hacer en las siguientes semanas.
El ministerio se va de compras. Los gringos hablarían de un shopping spree a todo dar.
¿Cuánto van a gastar en las compras, le pregunto a Pedraza?
“Este año vamos a gastar 640 millones de soles” responde.
¿Y cómo lo va a hacer uno de los ministerios con más bajo porcentaje de ejecución presupuestal?
“Espero llegar al 50% de ejecución presupuestal a fin de año” dice Pedraza y se adelanta a la repregunta, “sí. Espero pasar del 14% en el que estamos ahora al 50% a fin de año”.
El único momento en el que la voz calmadamente monocorde de Pedraza revela los baches fonéticos de la emoción es cuando se refiere a su antecesor Fernando Rospigliosi, que lo había criticado duramente en su columna dominical en La República. Pedraza calificó de ‘babosadas’ las críticas de Rospigliosi y comparó cuantitativamente la complejidad de sus gestiones.
“Rospigliosi dispuso de 8 millones para inversión y ejecutó cuatro. Yo voy a ejecutar 640 millones este año”.
Consultado por IDL-R, Rospigliosi afirmó que él no tuvo nunca presupuesto para inversión en las dos oportunidades que fue ministro, que solo dispuso de presupuesto para gastos corrientes. Rospigliosi recuerda, sin embargo, dos compras: la de uniformes, (que cubrió en parte la gestión de Gino Costa), con plata del FEDADOI (fondo incautado a la corrupción) y equipos antimotines para una reunión del BID, en 2004, con dinero que puso el MEF. Añade que en una ocasión pidió 3 millones de soles para lucha antisubversiva y que se los negaron.
Cuando le digo a Pedraza que en sus números no aparece lo que a mi juicio es la inversión esencial, en entrenamiento, cuyos niveles de abandono hasta en lo más esencial de la función policial son abismales, responde –en forma que yo no encuentro convincente– que junto con la adquisición de equipos vendrá la capacitación.
Pero lo cierto y concreto es que luego de años de sequía adquisitiva, se viene una inundación de compras, gastos, inversiones en el Interior.
Equipar mejor a la Policía es no solo una buena idea sino una acción indispensable. Casi en el nivel de proporcionarle un entrenamiento sistemático y de calidad, lo que no parece estar planeado. El problema es que los equipos son visibles, el entrenamiento, no. Pero aquellos disminuirán mucho su valor si no son usados y mantenidos por personal adecuadamente entrenado y reentrenado.
Pero junto con lo positivo del equipamiento, esta inundación adquisitiva requiere ser vigilada muy de cerca. Si una estructura tradicionalmente lenta y poco capaz de comprar se lanza de súbito a triplicar o cuadruplicar lo que no logró hacer en un año, en menos de dos meses, pueden empezar a suceder cosas extrañas.
Sobre todo porque, antes que ineficiente, el proceso de compras en el ministerio del Interior, ha sido tradicionalmente muy corrupto. En realidad, lo han sido casi todos los procesos vinculados con ese ministerio, salvo excepciones puntuales en áreas y gestiones.
Entonces, así como se va a multiplicar la capacidad de compra y de gasto, sugiero que desde el Estado y, sobre todo, de la sociedad civil, se multiplique también la capacidad de vigilancia y de investigación ante sospechas o datos de corrupción. Fiebre de compras, alerta mayor.