Los años de apogeo del narcotráfico en el Perú, entre 1980 y 1995, tuvieron una música de fondo: el ruido de los motores a hélice de las avionetas sobre los cielos de la selva alta peruana. Todos los días, a toda hora.
Luego que la cruenta interdicción aérea, a partir de 1995, silenciara los cielos y redujera en pocos años, por colapso de precios, la superficie de coca peruana, de algo más de 138 mil hectáreas a apenas 38 mil, el capítulo siguiente del narcotráfico descendió del puente aéreo al tráfico hormiga y del ronroneo de los motores a pistón al sonido asordinado del paso de las caravanas de ‘cargachos’ y de los cascos de las mulas de los narcoarrieros.
Pero ahora, desde hace poco más de un año, se ha vuelto a escuchar el ruido de avionetas sigilosas en la selva, que despegan cargadas de cocaína.
Ya no salen de aeropuertos que antaño tuvieron febril actividad, como el de Uchiza, hoy cubierto de hierba, sino de un área apenas mencionada en los reportes y reportajes sobre el narcotráfico, pero a la que varios policías antidrogas llaman ahora “la Uchiza del siglo XXI”.
Es la zona de Palcazú. No es área virgen en cuanto al narcotráfico, como veremos, pero todo indica que ha adquirido creciente importancia y que su territorio funciona como la punta de un vector que atrae a narcotraficantes del Huallaga, sobre todo, y también del VRAE.
Una captura, hace unas semanas, es un buen ejemplo del funcionamiento de ese vector.
A principios de junio, un camión cisterna aparentemente cargado con combustible, partió de Puerto Pizana, en Tocache, con dirección a Ciudad Constitución, que está en la margen derecha del río Palcazú, provincia de Oxapampa, en Pasco.
El conductor era Abelardo Payano Pomalaza, nada menos que alcalde de Puerto Pizana, en Tocache, muy cerca de donde fue capturado el líder senderista ‘Artemio’, en febrero pasado.
El viaje resultó más corto de lo que el alcalde esperaba: en medio del trayecto, a la altura del kilómetro 86 de la carretera Federico Basadre, Payano fue interceptado y detenido por policías antidrogas obviamente informados que el camión cargaba más de un tipo de combustible.
Así fue. A poco de buscar, los policías encontraron cerca de media tonelada de cocaína encaletada en la cisterna.
Según indicaron fuentes de inteligencia policial a IDL-Reporteros, la cocaína, una vez que llegara a Palcazú, iba a ser embarcada en una de las avionetas que despegan, con creciente frecuencia, de la zona.

No es una actividad del todo novedosa en Palcazú. Ciudad Constitución, el destino de la cocaína que el alcalde Payano traía desde Pizana, fue en los 90 uno de los centros de operaciones de los hermanos Cachique Rivera.
Abelardo Cachique Rivera indicó, luego de su captura en 1995, haber tenido como centro de operaciones Constitución y Oxapampa desde 1992. También confesó haber sobornado a militares a cambio de protección para el despegue de vuelos hacia Colombia.
Ahora, hay un retorno parcial y progresivo de las avionetas que reabren una ruta terrestre-aérea: desde el Huallaga o el VRAE a Palcazú y de ahí por aire a Brasil o Bolivia.
Un alto porcentaje de la pasta básica lavada y clorhidrato de cocaína producidos por las organizaciones locales y los clanes familiares del Huallaga que han expandido sus operaciones a esta zona, es exportado en avionetas de origen boliviano o brasileño.
Con ello, Palcazú se ha convertido en un estratégico centro de producción y, sobre todo, de distribución y exportación de cocaína en la selva.
“Hay un aeródromo autorizado, pero no se ejerce ningún control. Además, hay unas tres pistas clandestinas (…) Es una puerta libre para Brasil y Bolivia. No hay información de inteligencia oportuna”, indicó una fuente calificada a IDL-R. Otras fuentes confirmaron esta afirmación.
“Se ha identificado que una de las pista de aterrizaje clandestina está en una zona ganadera. Los vuelos se hacen desde la localidad de Siria, en Palcazú. Es una zona virgen, de alto tráfico”, indicó una fuente local a IDL-Reporteros.
A diferencia de los años en los que se realizó la interdicción de vuelos, hoy la FAP no tiene un control eficiente del espacio aéreo. “La Fuerza Aérea no tiene radares [en la zona]. Los puestos de vigilancia en fronteras están desprotegidos, abandonados”, refirió la misma fuente.
Esto resulta ventajoso para las organizaciones locales, ya que en cada viaje una avioneta monomotor (las Cessna 210 y 206 son las predominantes y las más adecuadas para las rudas pistas de aterrizaje en la selva… aunque se ha reportado algunos vuelos de Piper Seneca, un bimotor de ala baja, desde Brasil) puede transportar hasta 450 kilos de droga. El cargamento que llevaba el alcalde de Pizana, por ejemplo, era la cantidad precisa para llenar un vuelo en Palcazú.

Si el kilo del clorhidrato de cocaína en Palcazú vale en promedio $1000, cada avioneta que sale del Valle transporta 450 mil dólares en clorhidrato de cocaína.
Si se hiciera el cálculo con pasta básica lavada, que en promedio el kilo cuesta $800, el valor de cada cargamento sería de 360 mil dólares.
El trayecto que hace una avioneta hasta Palcazú dura alrededor de una hora y media si se parte de Brasil y dos horas y media como promedio desde Bolivia.
La tendencia es al incremento de vuelos. Hasta hace poco se estimaba “… un promedio de 1 vuelo cada 10 días por pista clandestina. Ha habido casos en que han salido vuelos cada tres días”, refirió una fuente local a IDL-Reporteros. Ahora, según datos recientes, hay días en los que se registra “hasta tres vuelos por día”.
Por el crecimiento del narcotráfico, es muy difícil saber cuánta droga exporta el Valle. Pero si se utiliza la información más conservadora, basada en lo reportado hace meses; y se calcula solo en base a lo que sale en avionetas desde cuatro pistas de aterrizaje con un vuelo a la semana en cada una de ellas, en un año las organizaciones de narcotráfico habrían exportado 86,400 kilos de clorhidrato de cocaína desde Palcazú. Eso significaría una venta FOB de 86 millones 400 mil dólares.
El crecimiento de la zona como punto de producción y exportación de cocaína se ha hecho posible, según una fuente policial con conocimiento de causa, porque se trata de “una zona casi sin control … casi no se hace ningún operativo”. La facilidad de entrar y salir con vuelos no es solo por la cercanía de la frontera sino porque, de acuerdo con la fuente, “los helicópteros [antidrogas] están tan concentrados en apoyar la erradicación, que han abandonado otras áreas”.
Según indicaron fuentes a IDL-Reporteros, en Palcazú hay por lo menos ocho organizaciones identificadas. Algunas de ellas son las dirigidas por ‘Muelas’, ‘el Gato’, ‘Los ayacuchanos’, ‘Diana’, ‘Grejo’ o’Alex’, ‘Henry’ y ‘Acha’.
La droga de Palcazú no solo es trasladada por vía aérea. También sale, pero en menor cantidad, por vía terrestre y marítima.
Algunas de las organizaciones del Huallaga, como ya se ha descrito en la anterior entrega, han hecho de Palcazú su centro de operaciones para el traslado de la droga por avioneta. Una de ellas es la liderada por Joel Rosales Calixto, ‘Shiuri’, capturado hace pocas semanas por la Dirandro.
Las otras rutas
Además de la ruta hacia Palcazú, la cocaína que es producida en el Huallaga también sale por tierra a través de mochileros o ‘cargachos’ y mulas para atravesar los caminos de herradura, y camionetas tipo doble cabina, vehículos o camiones de carga pesada, para los tramos de carretera.
Un gran porcentaje de la droga del Huallaga tiene como destino la costa norte del Perú. Ahí es acondicionada en embarcaciones o contenedores para ir vía marítima a los principales mercados internacionales, entre ellos Europa y África.
A continuación, los mapas con las principales rutas por tierra y río empleadas por las 16 organizaciones de narcotráfico del Huallaga.
“Lo importante es seguir la ruta de las avionetas” En una entrevista reciente con IDL-Reporteros, César Luiz Busto de Souza, coordinador general de la dirección general de Represión y Drogas de la Policía Federal de Brasil, indicó que para el gobierno brasileño “no es nada especial tener [en el espacio aéreo brasileño] naves originarias de Bolivia, Perú y Paraguay”. “Hay mucha droga peruana que ingresa a Bolivia y luego ingresa a Brasil. Tenemos una estructura de monitoreo de espacio aéreo fronterizo que identifica a las aeronaves dedicadas al narcotráfico”, indicó Busto de Souza, “hay muchas formas de impedir el tráfico. No solo abatiendo la avioneta. Al abatir a la avioneta matas al piloto y matas las pruebas para poder encontrar al jefe de la organización. El control de las avionetas es una herramienta de un contexto mayor. Lo importante es seguir la ruta de las avionetas”, añadió. El año pasado, la Policía Federal y la Dirandro, entonces a cargo del general PNP Carlos Morán, desarrollaron varias notable operaciones conjuntas en la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia. En una de las primeras y más notables, integrantes del grupo élite L-0800 de la Dirandro capturaron y entregaron al narcotraficante Jair Ardela Michué, ‘Javier’, el narcotraficante más sanguinario de la Triple Frontera, a miembros de la Policía Federal y de la Marina de Brasil. IDL-Reporteros describió el operativo de captura de ‘Javier’ en el artículo “El narcotráfico en la triple frontera”. Luego de la captura de ‘Javier’, el narcotraficante que adquirió el dominio de la zona es el colombiano Alonso Mavesoy Lozada, ‘Alonso’. Según indicaron fuentes policiales a IDL-R, ‘Alonso’ opera en San Pablo, Caballococha, Cushillococha y Bellavista. Además de ‘Alonso’, hay otros dos narcotraficantes importantes en el Trapecio Amazónico. Está Arturo Alonso Quintero ‘El Pollo’, con centro de operaciones en el Putumayo; y Pedro Flores Mendieta ‘Acuario’. Mendieta es uno de los acopiadores de droga más importantes en Huánuco, San Martín y Ucayali. Fue proveedor de la organización dirigida por el narcotraficante Isauro Antonio Porras Do Santos ‘Gallero’, asesinado hace por años por ‘Javier’. ‘Acuario’ figura en el ‘Kingpin Act’ peruano.
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El lunes 13 de agosto, IDL-Reporteros publicará la última entrega de ‘Los clanes de la cocaína’.
Nota: Para la investigación del presente informe, IDL-Reporteros entrevistó, a lo largo de varias semanas, a policías, agentes, analistas y funcionarios con experiencia en la lucha contra el narcotráfico en el Perú. A la vez, se revisó miles de páginas de documentos diversos: apreciaciones y análisis de inteligencia, atestados policiales, panfletos partidarios, informes de organismos internacionales. Finalmente, se utilizó todo el material de reportajes sobre el narcotráfico y Sendero hechos por IDL-R en los últimos dos años y medio.
Por razones de seguridad, IDL-R no mencionará el nombre de ninguna de las fuentes que colaboraron con este reportaje, excepto aquellas que explícitamente aceptaron ser nombradas. A todos quienes contribuyeron con su notable conocimiento en la producción de este reportaje, IDL-Reporteros les expresa su profundo agradecimiento.