Era marzo del 2020. El teniente general José Luis Lavalle Santa Cruz cursaba el segundo año como comandante general de la Policía en el inicio de la pandemia y lo que serían los últimos meses de gobierno de Martín Vizcarra.
Lavalle había desarrollado poder e influencia en buena medida gracias a una relación cercana con la lobista Karelim López y con la secretaria del Presidente, Karem Roca.
A través de ese vínculo, Lavalle tuvo influencia directa sobre Vizcarra –bypaseando en ocasiones al ministro del Interior Carlos Morán–. Karelim López, a su turno, gozó de una posición privilegiada de poder e influencia en la Policía. Tuvo con frecuencia escolta policial, patrullero y liebre motociclista incluidos, en sus traslados urbanos, como IDL-R ha descrito en el artículo ‘El sombrero sin cabeza’. Durante el confinamiento, la Policía trasladaba en vehículos de servicio a su trabajadora del hogar desde la casa de esta a la de López.
La cercanía era también social. Lavalle asistió en varias ocasiones a reuniones organizadas por Karelim López en su casa de Pueblo Libre. Una de ellas fue un agasajo de cumpleaños del general que ofreció la lobista; y otra fue la fiesta de cumpleaños de Karem Roca, en noviembre de 2019.

Karelim López era dadivosa a la hora de los favores y regalos a la gente que buscaba cultivar. Una largueza a veces sorprendente.
Lo que hasta ahora era desconocido es que Karelim López pagó parte de la casa que el teniente general José Luis Lavalle compró mientras era comandante general de la Policía.
De acuerdo con registros públicos, el 5 de marzo de 2020, Lavalle y su esposa, Eusebia Martinez Agapito del Valle, compraron una casa de dos pisos con un área total de 300 metros cuadrados, en la avenida Fray Luis de León 1176-1178, en la urbanización Las Magnolias, en San Borja.
La propiedad, que costó US$ 485 mil, fue comprada a los esposos Luis Alberto Nakamoto Kanagusuku y Yuki Gusukuma Lozano de Nakamoto.
Lavalle y su esposa financiaron parte de la casa con dos créditos hipotecarios: uno de US$ 230 mil del Scotiabank y otro de US$ 135 mil del Fondo de Vivienda Policial (Fovipol).
Los US$ 120 mil restantes fueron pagados a través de cheques de gerencia a favor de los vendedores de la propiedad. Y aquí es donde el rastro del dinero conduce a Karelim López.

La historia se remonta a unos meses previos a la compra, a diciembre de 2019.
El lunes 2 de diciembre de ese año, Karelim López compró un cheque de gerencia por 20 mil dólares –con cargo a su cuenta bancaria en el Interbank– a nombre de Luis Alberto Nakamoto. Tres días antes de esta transacción, el general Lavalle había estado en la casa de la lobista celebrando el cumpleaños de Karem Roca. Tres meses después de esta operación bancaria hubo otras seis, que se dieron en un solo día. Esto fue el martes 3 de marzo del 2020.

Karelim López, su hermana Cynthia, y un sobrino del general Lavalle, Román Galvez Santa Cruz, compraron seis cheques de gerencia por un monto total de 100 mil dólares, entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde. Todos los cheques se emitieron a nombre del hermano de Luis Alberto Nakamoto, Augusto.
Las operaciones financieras se hicieron en las agencias bancarias del Interbank y del BCP en Pueblo Libre, San Miguel y Breña.
La primera operación ocurrió a las 9:54 de la mañana. Román Galvez llegó a la agencia del Interbank de Sucre, en Pueblo Libre, con 10 mil dólares en efectivo y compró un cheque de gerencia a favor de Augusto Nakamoto.
Inmediatamente después, el sobrino del general Lavalle fue hasta la agencia del Interbank del Centro Comercial Plaza San Miguel. Llegó con 24,600 dólares en efectivo y compró un cheque de gerencia a favor de Augusto Nakamoto, a las 10:48 de la mañana.
Once minutos después, Cynthia López Arredondo compró un cheque de gerencia por 33 mil dólares –con cargo a su cuenta bancaria– en la agencia del BCP en el mismo centro comercial. El cheque también fue emitido al mismo beneficiario.
Hacia el mediodía, Román Galvez llegó a la agencia del Interbank del centro comercial La Rambla, en Breña, en la cuadra 7 de la avenida Brasil. A las 12:18, compró un cheque de gerencia por 2 mil 400 dólares. Una parte fue depositada en efectivo –casi 2 mil dólares–, y el resto se hizo con cargo a su cuenta bancaria en el Interbank. El cheque se emitió a nombre de Augusto Nakamoto.
A las 2:20 de la tarde, Karelim López compró un cheque de gerencia por 15 mil dólares –que llevó en efectivo– en la agencia del BCP, en La Rambla. Veintiún minutos después, a las 2:41 de la tarde, fue con otros 15 mil dólares en efectivo a la agencia del Interbank en el mismo centro comercial para comprar otro cheque de gerencia. Ambos cheques fueron girados a nombre de Augusto Nakamoto.
En suma, Karelim López, su hermana Cynthia y Román Galvez compraron un total de siete cheques de gerencia, por un monto de US$ 120 mil, entre diciembre de 2019 y marzo de 2020.
De ese total, US$ 66.6 mil fueron pagados en cash y US$ 53.4 mil con cargo a las cuentas bancarias de las hermanas López Arredondo y del sobrino de Lavalle.
José Luis Lavalle y su esposa financiaron el monto restante para la casa (US$ 365 mil) con dos créditos hipotecarios.
El Scotiabank, que les prestó US$ 230 mil (782 mil soles), emitió un cheque a nombre de Luis Alberto Nakamoto y otro a nombre de su esposa, Yuki Gusukuma.
El resto fue financiado con un crédito del Fovipol de US$ 135 mil. Fueron emitidos tres cheques a través del Banco de la Nación: el primero, de US$5 mil, a nombre de Luis Alberto Nakamoto, y los dos restantes para su hermano Augusto por un monto total de US$130 mil.
Al mes siguiente de la compra de la casa, el teniente general José Luis Lavalle dejó la comandancia general de la Policía y pasó a la situación de retiro.

Negocios con Karelim
Entrevistado por IDL-R, Lavalle dijo que la compra de la casa fue parte de un negocio inmobiliario para la construcción de un edificio, y que Karelim López actuó como inversionista del proyecto.
“Esto es un proyecto para hacer una edificación.Y lo que está ahí es una inversión inicial. […] Tengo un contrato privado por ese dinero, que era parte de la inversión que se iba a compensar con la construcción. Yo tengo los documentos. Yo invertí las tres cuartas partes y el otro inversionista una cuarta parte. Es un proyecto que ha quedado inconcluso. Es un tema privado, con documentos privados”, dijo Lavalle.
IDL-R.- Entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, se emitieron varios cheques de gerencia a nombre de los vendedores de la casa por un monto total de 120 mil dólares. Karelim López y su hermana Cynthia; y su sobrino Román Galvez compraron los cheques de gerencia. ¿Por qué López y las otras dos personas participaron de la operación de la compra de la propiedad?
Lavalle.– Hay contratos privados. No le puedo dar detalle, todo está sustentado. Ese es un proyecto inmobiliario con contrato. He actuado de buena fe en esos tiempos, que no son los tiempos de ahora. El negocio era comprar, construir y vender.
Todo eso tiene explicación y justificación en el tiempo.

En ese contrato de compra-venta solo aparece usted y su esposa.
Tiene que aparecer un solo dueño. No vamos a aparecer varios dueños, porque es un proyecto inmobiliario. Pero esos pagos son con cargo a la construcción. […] Mi familia ha puesto las tres cuartas partes de la inversión inicial y hay una cuarta parte de inversión de fuera.
Esa inversión es de Karelim López…
Es inversión de terceros, están los documentos, por eso se ha trabajado con cheques de gerencia. Todo ha sido declarado y tributado. La primera etapa era la compra. La etapa dos, de construcción, se frustró. Hay una renegociación para ver cómo se va a quedar con eso ahora, con los problemas ex post de la señora [Karelim López]. Estoy en plan de conciliación y negociación.
[…] Se firmó el contrato de compra-venta y vino la pandemia a las dos semanas. Todo el mundo tuvo problemas. Y hubo un replanteamiento, por los problemas obvios.
¿Cómo y en qué contexto conoce a Karelim López?
Socialmente, hace varios años. Sabía que era una persona que se dedicaba a la empresa. Tuve conocimiento de sus actividades, que podían complementarse con lo que yo podía hacer. […] Los negocios salen así. La oportunidad se da, y uno lo hace.
La idea del negocio es mía, yo estaba buscando un socio, porque yo estaba por pasar al retiro. Quería hacer una inversión de esa naturaleza. Estaba buscando quién podía sumarse a este proyecto.
[…]
Para hacer negocios usted no necesita conocer mucho a las personas. Los negocios se hacen con personas que tienen la posibilidad de invertir. La señora [Karelim López] tiene en Breña edificaciones. No solamente ella, sino un grupo de personas que estaban invirtiendo.Yo tengo familia que tiene esos negocios y quise imitarlos. Puse todos mis recursos, todo lo que he logrado. Esto se cayó por lo que ha acontecido después. El proyecto se cae y me quedo en el aire.
Como el proyecto no se llevó a cabo, ¿le ha devuelto el dinero a Karelim López?
Es un proyecto que se frustró y estamos en un proceso de conciliación, para ver cómo se va a saldar esa parte. Todo ese proceso se vio interrumpido con todo lo que está pasando ahora. No hay cómo sentarse con esta persona para conciliar.
Honorarios para el estudio de Nakasaki
En febrero pasado, Karelim López inició un proceso de colaboración eficaz con la fiscal Luz Taquire, de lavado de activos. Esto tras un intento fallido de delación con la fiscal anticorrupción Karla Zecenarro, a fines del año pasado.
En ese proceso frustrado López tuvo como abogado a Fernando Ugaz, quien renunció pronto a esa defensa porque también patrocinaba al exmandatario Martín Vizcarra y eso suponía un conflicto de interés.
Mientras duró el patrocinio, en una de las reuniones en la oficina del abogado, López llamó al general Lavalle para hacerle consultas relacionadas con el tema, lo que indica que hasta por lo menos fines de 2021 ambos mantenían comunicación. Estos episodios fueron narrados por IDL-R en los artículos ‘El sombrero sin cabeza’ y ‘La delación fallida’.
Cuando Fernando Ugaz dejó la defensa de Karelim López, esta fue asumida por el abogado César Nakasaki.
Poco antes, el Poder Judicial había congelado las cuentas de López, a pedido de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF); e impuesto un impedimento de salida del país por ocho meses para la lobista. Todo ello ocurrió entre el 3 y el 4 de febrero. Con ese trasfondo judicial, López inició un proceso de colaboración eficaz.
El 20 de abril pasado, un mes después de que López empezara a confesar bajo la asesoría legal de Nakasaki, Román Galvez –el sobrino de Lavalle que participó en la trama financiera para la compra de la casa en San Borja– hizo un depósito de US$ 16,200 en efectivo, en la cuenta, en el Scotiabank, del Estudio Sousa & Nakazaki Abogados. La operación fue reportada como sospechosa por el banco.
Román Galvez Santa Cruz, de acuerdo con sus redes sociales y los registros de la Sunat, es un analista de sistemas de 44 años que da servicios de informática. No registra propiedades ni empresas a su nombre.
Nakasaki fue contactado por IDL-R para este reportaje. El abogado dijo que no ha patrocinado ni patrocina al general Lavalle. Se negó a responder sobre cómo Karelim López le paga sus honorarios, y desestimó la solicitud de una entrevista con la lobista.