IDL-Reporteros reproduce, a continuación, la siguiente investigación periodística de Confidencial, de Nicaragua –miembro, como esta publicación, de la red ALiados–.
Desde el punto de vista periodístico, Nicaragua aporta sorprendentes singularidades: El discutido proyecto del canal interoceánico está en manos de un magnate chino; y los principales protagonistas extranjeros de la guerra contra las drogas son, como se verá en este reportaje, los rusos.
Mientras, en Estados Unidos, la DEA pasa horas difíciles, remecida por escándalos sexuales y la profunda negligencia de los agentes implicados en el caso que llevó a la renuncia de su directora, Michele Leonhart; Rusia –que en materia de lucha antidrogas es aún más dura y radical que los Estados Unidos– ha establecido una presencia operativa en Centroamérica, que incluye ya la colaboración con otras fuerzas policiales de la región, como veremos en el reportaje de Ismael López.
I. ¿Un «narco» capturado por la inteligencia rusa?
Desde el 2013 ingresan a territorio nicaragüense al menos 130 militares rusos cada seis meses para entrenar en labores humanitarias, y también para capacitar y patrullar junto a tropas nicaragüenses las aguas del Caribe. ¿Qué buscan los rusos en Nicaragua y Centroamérica?
El 28 de octubre de 2013 fue detenido en el Aeropuerto Internacional de El Salvador el narcotraficante nicaragüense Claudio Reynaldo Corea Mendoza, conocido como el «Guachinango», un pescador que, según las autoridades, hizo su fortuna transportando drogas para el cártel de Sinaloa desde Costa Rica hasta la frontera de Guatemala con México.
Corea Mendoza era buscado por las autoridades nicaragüenses desde el 2011, cuando la Policía desarticuló una banda que usaba lanchas de pesca para transportar droga. Cuando fue capturado, la Policía de Nicaragua y el jefe antidrogas de Rusia, Víctor Ivanov, aseguraron que su captura había sido posible gracias a las labores de inteligencia rusas.
Sin embargo, según un investigador policial salvadoreño que participó en la captura, la información de que Corea Mendoza viajaba en un vuelo procedente de Costa Rica rumbo a Guatemala haciendo escala en El Salvador, les fue informada por Interpol Nicaragua. El narcotraficante, hoy condenado en Nicaragua a 30 años por delitos relacionados con el crimen organizado, una vez capturado en El Salvador fue deportado inmediatamente a Nicaragua.
«Nosotros en particular no (recibimos información de inteligencia de Rusia). Nicaragua, probablemente (la recibió). Es quizá información que tuve por los medios de comunicación que la Federación Rusa intervino y la DEA, pero con autoridades nicaragüenses. Lo que nosotros obtuvimos fue información de Nicaragua», reveló un alto investigador de Interpol de El Salvador que viajó hasta Nicaragua a entregar a Corea Mendoza.»Ahora que con ellos haya trabajado la agencia rusa y la DEA es probable. Pero la información de la DEA y la Federación Rusa se canalizó a Interpol (Nicaragua), me imagino. E Interpol, nos la hizo llegar a nosotros», agregó.
Corea Mendoza fue deportado a Nicaragua en un vuelo comercial de Avianca. «Allá ya lo estaba esperando el dispositivo, incluso los señores de la DEA, el del Ejército, el escuadrón especial de la Policía. Fue algo como que fuera un Presidente que estuvieran esperando», dijo el oficial, que fue uno de los tres investigadores de Interpol que viajaron hasta Managua a entregar al reo.
La captura del «Guachinango», fue reivindicada por el jefe de antidrogas ruso Victor Ivanoch, en una declaración a la televisión de su país, como un éxito rotundo de sus labores de colaboración en Nicaragua. No obstante, las evidencias son contradictorias y aún persiste la duda sobre fue cuál fue el alcance de la incidencia de la inteligencia rusa en esta operación.
El episodio ocurrido hace casi dos años revela los nuevos signos de los tiempos: la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la fuerza naval norteamericana, ya no representan el único actor internacional que interviene en la lucha contra el narcotráfico en la región, pero tampoco está suficientemente documentado cuál es el peso real de los rusos, su principal competencia.
Durante cinco meses Confidencial solicitó una entrevista al agente antidrogas ruso en Nicaragua, que tiene su oficina en la embajada de su país en Managua, así como al Ejército y la Policía nacional, para contrastar la distintas versiones, pero se rehusaron a brindarnos su visión de los hechos.
II. Los rusos en Nicaragua
El 11 de julio de 2014 un Boeing aterrizó en el aeropuerto internacional de Managua transportando a un ilustre invitado: el presidente de Rusia, Vladimir Putin. La visita no estaba en la agenda oficial. Putin regresaba de Cuba después de reunirse con los hermanos Castro, e hizo una escala técnica de cuatro horas en Nicaragua previo a una gira a Argentina y luego a Brasil, a la reunión de los países del llamado bloque de los BRICS.
En Managua su socio, el presidente Daniel Ortega lo recibió con altos honores, escoltado por su esposa, la poderosa primera dama Rosario Murillo, el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, y la jefa de la Policía, primera comisionada Aminta Granera.
La visita del mandatario ruso se manejó como un secreto, con una calculada resonancia política. La prensa independiente, ajena a los medios que maneja el gobierno y la familia presidencial, apenas tuvo acceso a cortos videos y a fotografías de los mandatarios reunidos en la sala de protocolo del aeropuerto.
Ambos mandatarios, según reportó la prensa oficial, firmaron importantes convenios. «Es una visita histórica, es un rayo, un relámpago, primera vez que un presidente ruso visita Nicaragua y estamos muy contentos de tenerlo en nuestra tierra, que es su tierra», dijo en aquella ocasión Ortega. Putin, por su parte, remarcó que Nicaragua era «un socio muy importante de Rusia».
Desde que Ortega volvió al poder en 2007, las relaciones con Rusia se han fortalecido después de haber estado frías durante 17 años. Putin, un ex agente de la temible policía secreta soviética, la KGB, es el más alto funcionario ruso que ha visitado Nicaragua. Antes lo hizo en dos ocasiones (2015 y 2014) su canciller Serguéi Lavrov, su ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, y el jefe antidroga de la Federación rusa, el coronel Víctor Ivanov, un veterano de la lucha antidrogas en Afganistán, que por lo menos desde 2013 visita Nicaragua dos veces por año.
Además del ingreso de más de 130 soldados rusos —junto a lanchas y embarcaciones— que acompañan a soldados del Ejército en patrullajes en el Caribe y el Pacífico, Rusia está construyendo un Centro de capacitación antidroga en Managua para capacitar a fuerzas policiales y militares de Centroamérica y el Caribe. Actualmente están en el sexto curso. Se desconoce cuál es el pensum de esos cursos.
«La presencia de la oficina antidrogas (de Rusia) no tiene una lógica para golpear el narcotráfico, pero sí entra en la lógica de una expansión estratégica. Da a la Federación Rusa la manera de estar en tierra, conocer y entrenar oficiales de la región, crear clientes para sus armamentos, helicópteros, aviones, y acceder a puntos estratégicamente importantes en la región”, asegura Douglas Farah, consultor internacional en temas de seguridad.
«No cabe duda –continúa Farah– que Rusia no es el país indicado para la lucha contra la cocaína, porque no tiene ninguna experiencia en ese tipo de lucha que es apta para la región, su experiencia es Afganistán, montañas y heroína. Pero como apertura estratégica, tiene su lógica para ellos la presencia en Centroamérica».
De lo que no existe ninguna duda, es que Nicaragua ha sido la puerta de entrada de los rusos para tener acceso y solidificar su presencia en Centroamérica.
III. El apoyo antidrogas ruso
Un video muestra a oficiales rusos patrullando las aguas del Caribe con militares nicaragüenses. Es un simulacro grabado para la televisión rusa, que muestra a los militares persiguiendo a una lancha con presuntos narcotraficantes. Los oficiales portan y disparan resplandecientes fusiles AK-47, hasta que logran someter a los «infractores». «Creo que al mirar estas imágenes, los narcotraficantes se quedarán pensativos de lo que hacen», dijo el coronel ruso del Servicio Federal de Control de Drogas, Vadim Barkánov.
En el video no se precisa cuántos oficiales rusos habían participado en la maniobra de ensayo, pero sí recalcó y enfocó mediante dos planos, uno abierto y otro cerrado, a dos buques rusos que fueron parte de la misma operación.
Desde el 2013, la Asamblea Nacional ha aprobado, a solicitud del presidente Daniel Ortega, tres decretos para permitir el ingreso de más de 130 oficiales rusos –cada seis meses– a territorio nicaragüense. El primer decreto fue el 7348, aprobado por los diputados el 26 de noviembre del 2013, con el que se autorizó el ingreso para los primeros seis meses de 2014 de militares de Estados Unidos, México, Guatemala, Honduras, El Salvador, República Dominicana y Rusia.
Los que más destacan por la cantidad son los oficiales rusos. Los diputados nicaragüenses aprobaron el ingreso de más de 130 oficiales. Los primeros especificados en el decreto fueron 30, junto a naves y aeronaves (no se especifica cantidad), «para participar en ejercicios de adiestramiento e intercambio de operaciones de ayuda humanitaria».
Se permite el ingreso «de forma rotativa de 50 efectivos militares, naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia para participar con el comando de Operaciones Especiales del Ejército de Nicaragua en intercambio de experiencias y ejercicio de adiestramiento en operaciones de ayuda humanitaria», especifica el acápite siete del decreto.
En el numeral ocho se especifica que 35 militares rusos ingresarían a Nicaragua, siempre junto a sus naves y aeronaves, para participar con la Fuerza Naval en labores de enfrentamiento y lucha contra el crimen organizado.
Hay otro acápite del decreto que no menciona la cantidad de oficiales rusos. «Se permitirá el ingreso a territorio nacional de efectivos militares, naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, con el fin de llevar a cabo intercambio de experiencias, adiestramiento, operaciones en contra de ilícitos en espacios marítimos delimitados por la Corte Internacional de Justicia en el mar Caribe, y aguas jurisdiccionales en el Océano Pacífico», especifica.
En aquél decreto se autorizó, en total, el ingreso de 130 soldados rusos. Sin contar los que patrullarían junto al Ejército las aguas devueltas por la Haya a Nicaragua en 2012.
La misma tónica del primero, tuvieron los otros decretos. El 33-2014 y el 47-2014, autorizaron siempre el ingreso de más de 130 oficiales rusos cada seis meses. No se especificó cuántos serían para patrullar las aguas en el Caribe y en el Pacífico.
El patrullaje de las fuerzas rusas en aguas nicaragüenses ha pasado desapercibido, aunque Rusia ha demostrado siempre un interés especial en remarcar su presencia. El jefe antidroga de Rusia, Víctor Ivanoch dijo a la televisión de su país que durante 2013 lograron golpear al crimen organizado. «En dos grandes operaciones conjuntas con Policías y miembros del Ejército, logramos detener a más de 40 combatientes del Cártel de Sinaloa y también detuvimos a uno de los grandes del narcotráfico Sánchez Flores, y más tarde inhabilitamos a otro gran capo, (Claudio Reinaldo) Mendoza, alias Guachinango», resaltó, aludiendo al caso de mayor visibilidad cuya paternidad sigue en disputa.
En el 2013, la Fuerza Naval del Ejército incautó casi 174 kilos de cocaína. «En el desarrollo de estas operaciones destaca la cooperación del Servicio Federal de Control de Droga de la Federación de Rusia, coordinando una operación contra el narcotráfico en aguas jurisdiccionales, incautando 116 kilogramos de cocaína, una lancha rápida y 2 motores fuera de borda», detalló el Ejército de Nicaragua en su Memoria Anual 2014, que recoge las labores de la institución durante el 2013.
IV. Douglas Farah, consultor en temas de seguridad: «Rusia busca expansión estratégica»
Douglas Farah es consultor en temas de seguridad internacional y preside IBI Consultans. Farah es autor de diversos estudios sobre temas de crimen organizado y es experto en el tema del crimen organizado en Centroamérica. En esta entrevista analiza cuál es el interés de Rusia por Centroamérica.
En los últimos años, sobre todo a partir de 2012, se observa una mayor presencia rusa en la región, ¿cuáles serán sus objetivos?
Yo creo que Rusia tiene dos objetivos fundamentales: Restablecerse como poder mundial, y eso implica proyectar fuerza fuera de su área de influencia regional, como por ejemplo en Latinoamérica, y construir una red de alianzas estratégicas para contrarrestar lo que Rusia ve como el cercamiento de EE.UU a sus fronteras. O sea, quiere tener posiciones estratégicas en la zona para tener acceso a puertos, aeropuertos, reabastecimiento de combustible, y tiene los aliados dentro de los países de ALBA (principalmente Venezuela, Nicaragua, Cuba y El Salvador en este momento para el acercamiento militar) para poder hacer realidad sus deseos.
¿Qué motiva a Rusia a meterse en la lucha antidroga de los países del área, capacitar a policías de Centroamérica?
La presencia de la oficina antidroga no tiene una lógica para golpear el narcotráfico, pero sí entra en la lógica de una expansión estratégica. Da a la Federación Rusa la manera de estar en tierra, conocer y entrenar oficiales de la región, crear clientes para sus armamentos, helicópteros, aviones y acceder a puntos estratégicamente importantes en la región. No cabe duda de que Rusia no es el país indicado para la lucha contra la cocaína, porque no tiene ninguna experiencia en la región, su experiencia es Afganistán, montañas y heroína. Pero como apertura estratégica, tiene su lógica.
La asistencia rusa no sólo se mira en capacitaciones, intercambio de información, también patrulla con tropas nicaragüenses en el Caribe del país, ¿cómo deben interpretarse esas maniobras?
Como una parte de establecer su presencia en territorio donde EE.UU siempre ha sido el poder determinante, como polo alternativo de influencia. También para ir creando espacio para acceso a los puertos y otra infraestructura en la región.
¿Cómo debe interpretar Estados Unidos la colaboración rusa en materia antidroga?
Como un empuje para disminuir dramáticamente la influencia de EEUU en la región. Toman la bandera tradicional de una lucha que EEUU ha liderado durante décadas, en el lugar de influencia de EE.UU. Es una maniobra importante de parte de Rusia, que EEUU tiene que mirar con seriedad y entender el fondo del asunto.
V. Nicaragua, la puerta de Rusia a Centroamérica
El punto de entrada de Rusia a Centroamérica ha sido Nicaragua. Esa potencia euroasiática mantiene una relación histórica afianzada desde los años ochenta, cuando la Unión Soviética fue uno de los principales proveedores de armamento, tecnología y capacitación en la guerra civil, cuando el Ejército Sandinista combatía a la Contra, financiada por Estados Unidos.
En aquella época, en plena Guerra Fría, Nicaragua era un socio estratégico que le permitía a los rusos tener acceso y cercanía a su archirrival, Estados Unidos. Ahora el país sigue siendo estratégico para Rusia, según la experta en temas de seguridad Elvira Cuadra, directora del Instituto de Estudios Estratégicos en Políticas Públicas (IEEPP).
Cuadra explica que «en términos económicos y políticos» Nicaragua puede ofrecerle «muy poco» a Rusia. «En términos geopolíticos y geoestratégicos sí es un aliado importante, porque le permite instalar una presencia más o menos permanente en ese territorio históricamente controlado por su principal adversario: Estados Unidos».
En esa relación, según Cuadra, Nicaragua gana poco y Rusia gana mucho. «Nicaragua gana poco porque se convierte en el banco de una disputa global con consecuencias que terminará pagando el país; Rusia gana porque además de «ocupar» territorio, adquiere una carta de negociación en el juego con su adversario global».
Según Cuadra, los cambios en la Unión Soviética produjeron un receso en la confrontación entre Rusia y Estados Unidos, que ahora se ha reactivado a partir de la llegada al poder del presidente ruso Vladimir Putin, «quien desea restablecer el poder y la presencia rusa a nivel global. Esto ha dado lugar a una nueva disputa entre las potencias que intentan «ocupar» territorios controlados por cada una de ellas. Centroamérica, y en este caso Nicaragua, es uno de los territorios de influencia de Estados Unidos», expresó.
Centroamérica moneda de cambio
El sociólogo y analista político Oscar René Vargas considera que el patrullaje de naves rusas en el Caribe de Centroamérica es una respuesta de Rusia o un mensaje a las actividades de Estados Unidos en el Mar Negro, donde la antigua Unión Soviética tenía un control total.
Según Vargas, Nicaragua, por su parte, permite el patrullaje de naves rusas en el Caribe para controlar mejor «el área marítima conquistada con la resolución de la Haya».
Sin embargo, Vargas cree que Rusia tiene dos objetivos esenciales con Nicaragua: instalar estaciones para monitorear sus sistema de posicionamiento Glonass, que pretende ser la competencia al estadounidense GPS, y tener una pista de aterrizaje (como Punta Huete, en el municipio de San Francisco Libre), donde sus aviones puedan aterrizar para abastecerse de combustible.
El pasado jueves, el presidente Daniel Ortega envió con carácter de urgencia al Parlamento, una iniciativa para que los diputados aprueben un acuerdo de cooperación con Rusia que le permitirá a los asiáticos la exploración y utilización –para uso no militar— del espacio ultraterrestre (satelital) nicaragüense.
En la exposición de motivos de la iniciativa, se destaca que la Federación de Rusia por medio de la Agencia Federal Espacial, asistirá a Nicaragua.
El jefe de la bancada del FSLN, Edwin Castro, detalló que Rusia instalará sus antenas para el sistema Glonass (competencia del GPS) cerca de la Laguna de Nejapa, en Managua.
VI. 15 policías salvadoreños capacitados por Rusia
Desde el 2012, 15 policías salvadoreños se han capacitado en el Centro de Capacitación Antidrogas que Rusia maneja en Managua, según el subjefe de la División Antinarcóticos de la Policía Nacional civil de El Salvador, Francisco Gómez.
Gómez detalló que los cursos comenzaron siendo de un mes y después fueron reducidos a 20 días. «Y, creo que esto (de los cursos) va a seguir, porque está en los planes de capacitación regionales de la Comisión de Directores y Directoras de las Policías de Centroamérica», dijo el funcionario.
El pensum de esos cursos no los sé. «Incluso los instructores son diferentes, la programación la hace la jefatura de estudios de Nicaragua. Seguro se han de acoplar a sus recursos, a sus medios y también a sus horarios. La gene nuestra va interna y según me han manifestado… son bastantes rigurosos y bastantes prácticos en la enseñanza.
Según Gómez, los cursos en Nicaragua son impartidos por agentes rusos que utilizan traductores para transmitir sus enseñanzas. El funcionario detalló que en los cursos se hace énfasis en técnicas especiales de investigación y cooperación internacional.
«Dentro de las técnicas especiales de investigación enfatizan en lo que es la entrega vigilada. La entrega vigilada es una técnica especial propia de los investigadores antinarcóticos, no hay otro investigador que lo haga», confió Gómez.
«Por ejemplo –enfatizó Gómez– en el Aeropuerto hay una encominda que va para Estados Unidos, si logramos aislar a esta persona (que lleva la encomienda) para que no haya comunicación y cambiamos la droga, lo que tendríamos en teoría es que el paquete podría continuar su viaje, incluso el encomendero podría continuar su viaje, pero él está detenido, por tener droga. Lo que tendríamos que hacer es coordinar con el país de destino como los Estados Unidos y se cambia la droga por otro material inerte… lo que se pretende es que al llegar a Estados Unidos, llegue el receptor y al momento de recibir la simulación de droga, se pueda capturar».
Hasta la fecha van 15 policías capacitados en Nicaragua por Rusia, ¿Ustedes encuentran alguna diferencia de las capacitaciones que les hace Estados Unidos (a través de ILEA), o México, por ejemplo?
Cada capacitación es diferente… sólo el hecho de que ellos exponen su forma de trabajo en la realidad, no imponen también «así lo vamos a hacer». Porque independientemente quién dé la capacitación nosotros nos regimos con base a nuestras leyes, y sabemos nuestras limitantes, para ponerle un ejemplo, Nicaragua no anda esperando dirección funcional para un allanamiento. En Guatemala tienen restricciones para hacer los allanamientos en determinadas horas, cada quien lo aplica como puede. Considero más bien que cada capacitación es diferente. ILEA lleva quizá un componente más amplio, una realidad. Yo conozco y he recibido esa capacitación, y no es exclusivo de drogas. Es más amplio investigativo. México es una realidad muy diferente, conocemos la realidad, lo que hay y lo que se aprovecha es la relación que puede tenerse con otras autoridades para que se mejoren las comunicaciones. Igual con estas capacitaciones de Rusia, yo esperaría con esa panorama más amplio que tenga el investigador que los resultados sean positivos. En materia de ciencias sociales, los cambios no son instantáneos. Tendríamos que ver la inversión social no es inmediata.
¿Cuáles son los criterios de ustedes, ya como División para decir «esta persona va, o esta no va a este curso?
Aquí hacemos una evaluación del desempeño… Y cuando surgen propuestas, u ofrecimientos de capacitaciones, se envía a aquella persona que dependiendo de qué es la capacitación. Por ejemplo, los que andan ahora en Guatemala, son del área de fronteras. Entonces mandamos a los que tienen un liderazgo natural, o tienen un interés, o los que han salido mejor evaluados, y son los que también creemos que pueden venir a multiplicar el conocimiento. Igual con el área investigativa, quienes han tenido mayor desempeño, quienes han mostrado mayores habilidades para desarrollar casos complejos, y que pueden explotar esto.
Usted me habla de que las capacitaciones se planearon a nivel de jefaturas policiales ¿Esto implicó la firma de un convenio entre jefaturas policiales, o entre jefaturas antinarcóticos?
No, jefaturas policiales, que fue hace más de cuatro años que fue esa cuestión. Es decir, esto ya es el resultado de todo ese trabajo que se está haciendo con todos los homólogos a nivel centroamericano.
La Federación rusa no únicamente ha ofrecido capacitaciones a sus oficiales antinarcóticos, si no que va un poco más allá. En el caso de Nicaragua implica patrullajes conjuntos, implica donación de equipos ¿Eso mismo le han ofrecido a ustedes?
No, y ojalá que así fuera porque necesitamos recursos. Por el momento lo único que hemos recibido son las capacitaciones.
¿No hay un ofrecimiento más allá, por ejemplo de patrullaje en zona costera, avión?
Que yo sepa, no.
En algún momento ha habido algún impasse por las capacitaciones y cooperaciones que existen ya con Estados Unidos, por ejemplo la base de monitoreo?
No, no hay ninguna restricción, o compromisos de exclusividad. Se recibe la capacitación de donde venga, y si es para beneficio del país, se hace con esa mentalidad, verdad, nacionalista, no de una mentalidad de una tendencia ideológica a un favoritismo, o cercanía con cada uno de ellos. Y también aquí el trato que se le da a la persona que ha ido a las capacitaciones es, bueno, «¿qué es lo que aprendió? Póngalo en práctica».
La DEA ha desarrollado con ustedes durante varios años, operaciones conjuntas, mucha cooperación sobre todo con la División Antinarcóticos. ¿Hay algún ofrecimiento de Rusia de trabajar de esa manera?
No, no ha existido… bueno, el acercamiento más que todo de ellos es con Nicaragua. Al menos con El Salvador sólo es «aquí están estas plazas, pueden mandar gente a capacitarse».
¿Notan ustedes alguna diferencia en el perfil de las personas que se han capacitado, luego de venir de allá?
Creo que es muy poco el tiempo transcurrido. Algunas personas incluso ya no están en la División, me refiero oficiales, los primeros dos que fueron, fueron trasladados en el 2013. Y los recientes que han ido, bueno están, los últimos vinieron hace 2 semanas, no puede esperar cambios tan rápidos. Lo que, … yo no estoy evaluando «a ver quién fue al curso tal, a ver si ya aprendió». Creo que la evaluación nuestra es más holística que eso, y se trabaja en equipo, puede ir una persona pero los resultados son de los equipos.
Los 27 policías guatemaltecos que Rusia ha capacitado
Entre 2011 y 2014, a Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala ha enviado a 27 oficiales a cursos de capacitación a Rusia, reveló Edi Juárez, Viceministro de Seguridad del Ministerio de Gobernación de ese país centroamericano.
Juárez, detalló que los cursos han girado en torno a Gestión de Unidades Policiales, Protección Antiterrorista, Anticriminal, Realización de Peritaje Dactiloscópico, Especialidades de Unidades Caninas y Estudio Visual de la Escena del Crimen y quienes han asistido son funcionarios medios y altos de la Policía.
El funcionario guatemalteco informó que las capacitaciones oscilan entre dos semanas y seis meses y que siempre son ofrecimientos que llegan del Ministerio de Asuntos Interiores de la Federación de Rusia.
«Tenemos poco tiempo en Guatemala, quizá unos siete años, y mi país va a seguir ayudando con capacitaciones a la Policía, pero el gobierno (de Guatemala), es quien manda», dijo un funcionario de la embajada rusa en Guatemala que pidió anonimato.
Juárez dijo que el Ministerio de Gobernación firmó un convenio de cooperación con el Ministerio de Asuntos Interiores de la Federación de Rusia. «Se firmó hace cuatro años y específicamente tiene un articulado sobre cooperación e intercambio de información en temas de seguridad», detalló.
El funcionario guatemalteco no precisó cuántos agentes se han capacitado en el Centro de Capacitación Antidrogas que Rusia maneja en Managua, pero dijo que participan oficiales de nivel medio y operativo. Juárez, expresó que donde más viajaban los agentes guatemaltecos a capacitarse en Centroamérica es en El Salvador, donde Estados Unidos tiene un centro de capacitación.
(*) Suchit Chávez y Oscar García.