Al filo de la medianoche del 20 de noviembre, un grupo de hombres con equipaje ligero aborda rápidamente un bote que los llevará a un barco para realizar una prolongada misión. Llámenlos, si quieren, los agentes 005.
Pero a diferencia del conocido doble cero británico, la licencia de este grupo no es para eliminar sino para conservar.
Son un grupo de científicos del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), dirigidos por el ingeniero pesquero Aníbal Aliaga que navegarán por un mes a lo largo de la costa peruana para resolver un misterio: ¿por qué ha habido una caída tan dramática en la población (biomasa) de la anchoveta como no se había dado desde el último fenómeno del Niño?
Como se recuerda, entre 1997 y 1998, la biomasa en la segunda temporada de pesca (cada año hay dos temporadas) osciló entre 5.8 y 2.7 millones de toneladas debido al fenómeno del Niño. Lo que se desembarcó en todo 1998 llegó apenas al millón de toneladas. En épocas normales, el promedio es de seis millones de toneladas anuales.
Este año 2012, en la segunda temporada, la biomasa de anchoveta cayó a 5.3 millones de toneladas en la zona norte y centro del país. La mitad de las cifras de 2011 en ese mismo periodo.
Según los científicos de Imarpe, la biomasa normal en la costa peruana debe ser de 10 a 12 millones de toneladas. La situación se torna preocupante cuando se baja de los seis millones.
En una conferencia de prensa, la ministra Gladys Triveño dijo que la disminución de este año “sólo ha ocurrido (en años anteriores) con un fenómeno del Niño intenso”.
Esta vez, la caída no llega a esos niveles pero se aproxima y le ha dado un nuevo giro a lo que hasta ese momento había sido un conflicto entre el Estado y los empresarios de la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP) sobre, precisamente, el DS 005.
El viaje de investigación del buque José Olaya Balandra, fue anunciado por la ministra de la Producción, Gladys Triveño, cuando arreciaba una disputa de tres meses con los pesqueros por la aprobación del decreto.
Es que esta norma fue remecedora para el gremio y no solo por razones de dinero sino, sobre todo, de poder. Hace relativamente poco tiempo, la SNP podía destacar consultores pagados por ella, para hacerse cargo de la redacción y defensa de nuevas normas. Eso sucedió con la ley de cuota de anchoveta. La norma se promulgó en 2008 cuando Rafael Rey era ministro de la Producción con la abierta asesoría del grupo Apoyo y del abogado Aurelio Loret de Mola, ambos pagados por la SNP. Ni Rey ni la SNP parecieron haber pensado que ahí había un conflicto de intereses. De hecho, poco tiempo después la SNP condecoró a Rafael Rey, por lo que ellos denominaron su ‘gran aporte a la pesca’ de la SNP, por supuesto.
La nueva ministra Triveño, que asumió el cargo el 2012, resultó una persona de perfil bajo pero de carácter fuerte. Partidaria del Feng Shui para crear un mejor ambiente de trabajo, su suavidad es tan engañosa como la aparente lentitud del tai chi chuan.
A diferencia de lo que sucedió con la ley de cuotas, la SNP fue totalmente sorprendida por el DS 005. Estuvieron tan ajenos a su elaboración, que tardaron casi un mes en responder y cuando lo hicieron fue en forma muy agresiva contra la ministra.
¿Por qué la furia inicial contra Triveño?
Lo que sucede es que el objetivo del DS 005 fue aumentar el volumen y porcentaje de pesca dedicada al consumo humano directo, que ha sufrido una grave disminución en el contexto de una sobrepesca con destino industrial.
La norma reubica las zonas de pesca. Si antes los barcos industriales podían capturar anchoveta para quemarla en harina a partir de las cinco millas, bajo el DS 005, que rige desde esta nueva temporada que empezó el 21 de noviembre solo pueden hacerlo de las diez millas en adelante.
Las diez primeras millas quedan reservadas para pesca de consumo humano directo (a través de naves artesanales y de menor escala). El plan es incrementar el porcentaje de anchoveta con destino para la población: de apenas 2% a 15% en 4 años. Además, se busca recobrar las especies que se reproducen dentro de las cinco millas y que en algunos casos han empezado a escasear (ver gráfico).
En los últimos años, el 98% de la pesca de anchoveta en promedio (ver gráfico) se ha destinado para la producción de harina que casi en su totalidad es exportada para engordar a otros pescados y a los cerdos. Lo cual resulta inaceptable para la ministra Triveño en un país con regiones donde el 30% de los pobladores aún padece de desnutrición.
En 2011, las empresas exportaron más de un millón 305 mil toneladas de harina de pescado valorizado en mil 783 millones de dólares y si se incluye la venta de aceite, el monto sobrepasa los dos mil millones de dólares. Sin embargo, ese año la Sunat solo recaudó en impuesto a la renta por la venta de harina y aceite, 134 millones de soles (51 millones de dólares), lo que representa apenas el 2.4% del valor de las exportaciones.
La SNP reaccionó con furia tardía al empujón de cinco millas mar adentro que le había dado el Gobierno.
Solo entre setiembre y fines de octubre, la SNP invirtió por lo menos unos 100 mil soles en avisos en periódicos, según cálculos realizados por IDL-R. El 17 de octubre llegó a publicar casi una veintena de avisos en Lima y provincias. Ese mismo día, realizó una conferencia de prensa, bajo los servicios de la consultora de comunicación Chisac, en la que el presidente de la SNP Richard Inurritegui aseguró que el decreto fomentaba “el mercado negro de harina de pescado” al fijar una zona exclusiva para las naves de menor escala y anunció que mediante una “acción popular” se iba a intentar derogar la norma.
A diferencia lo que ha sucedido con otros ministros, Triveño no cedió ante lo que consideró las “amenazas, insultos y chantajes” de los empresarios pesqueros.
La campaña tuvo un resultado contrario al que había esperado la SNP. El Gobierno hizo claro su apoyo a la ministra haciéndola realizar dos conferencias de prensa sucesivas en Palacio de Gobierno. En la segunda estuvo acompañada por el premier Juan Jiménez y tres ministros más.
En la primera, realizada el 30 de octubre, Triveño informó sobre la dramática caída de la biomasa de anchoveta y anunció un radical recorte en la cuota para la última temporada de pesca de este año.
En lugar de las 2 millones y medio de toneladas de cuota de la segunda temporada de 2011, este año la ministra Triveño aprobó una cuota de apenas 810 mil toneladas.
En la conferencia de prensa, la ministra confirmó la pronta salida de un crucero de Imarpe para investigar la brusca caída de la población de anchoveta. Además, recalcó que, para evitar cualquier percepción de conflicto de interés, rechazaba la propuesta de la Sociedad Nacional de Pesquería de usar sus barcos para medir nuevamente la biomasa.
“Nosotros no podemos decirle a los 30 millones de peruanos que vamos a cambiar la cuota por una operación pagada por el sector privado”, dijo.
Retirada
Luego de la sustancial reducción de la cuota, la SNP reculó y dejó de atacar a Triveño y al decreto 005. Haciendo de la necesidad una virtud, parece haber optado por otra estrategia: promover el consumo de anchoveta bajo la etiqueta de sardina peruana.
Es más, el veterano líder y consejero de la industria pesquera, Humberto Speziani director de TASA (la pesquera más importante del país que pertenece a los Brescia) y presidente de Confiep se expresó, en una entrevista escrita con IDL-Reporteros, en forma marcadamente diferente a la de Richard Inurritegui, como se puede ver en este documento.
¿Por qué cayó la biomasa?
Según la ministra Triveño, la importante caída de la biomasa se debe a cambios de clima y a la sobrepesca de anchovetas juveniles (por debajo de doce centímetros) en los barcos en altamar; “malas prácticas” que afectan la reproducción de la especie.
Triveño sostiene que una de las faltas más recurrentes por la que es multada la flota industrial es precisamente la pesca de juveniles.
Entonces, si no se trata de un fenómeno nuevo, ¿qué pasó esta vez?
Fuentes con acceso directo a las investigaciones de Imarpe, informaron a IDL-R que en los últimos cruceros, sobre todo en los últimos dos años, se encontró evidencias de un incremento en la captura de juveniles.
Fue tal la sobrepesca que en el último crucero (setiembre-octubre) para fijar la cuota de la segunda temporada, casi no se pudo tomar muestras de juveniles vivos entre 8 y 11 centímetros, según el informe de Imarpe.
Esto evidencia que esta vez la extinción de esas tallas fue “dramática”, indicaron las fuentes, y que conforme se fue alejando el 2008 en que se aprobó la ley de cuotas de anchoveta, la pesca industrial también se fue relajando.
Los representantes de las principales empresas de la SNP participaron en estos dos últimos cruceros. “Ellos saben muy bien lo que está pasando pero públicamente no lo van a aceptar”, señalaron las fuentes.
Por su lado, el director científico de Imarpe, Andrés Chipollini, informó a IDL-R que su institución recomendó mediante siete informes al Ministerio de la Producción, una veda para proteger a los juveniles en la primera temporada de este año.
Pero el sistema tiene varias debilidades. Imarpe detecta la presencia de juveniles en el desembarque en los muelles. Por ello, si las naves descartan estos ejemplares en altamar para evitar la sanción, no se podrá declarar las zonas de veda a tiempo.
Días atrás, en la conferencia de prensa que dio Triveño en Palacio, Chipollini reconoció a IDL-R que el descarte de juveniles en altamar no se llegó a prever.
El problema hoy es más evidente porque desde diciembre pasado se incrementaron las sanciones para la pesca de juveniles. El camino más fácil fue la evasión en altamar.
(Ver aquí la nueva propuesta de controles hecha por Produce)
Combis marinas y vikingas
Con el nuevo decreto de Triveño, las naves industriales no tendrán menos cuota. Sin embargo, ahora que solo deberán pescar a partir de las 10 millas mar afuera, en algunas zonas, principalmente en el sur (Moquegua y Tacna), van a capturar menos anchoveta.
Nada en la pesca es estático. La distribución de la anchoveta cambia a lo largo del litoral, según las millas y de acuerdo a las estaciones (Ver gráfico). En verano, una parte del recurso suele pegarse a la costa donde solo pueden operar las naves artesanales y las de menor escala. En el sur, esto es mucho más marcado.
Pese a ello, las naves industriales seguirán teniendo acceso en promedio al 79% de la población de anchoveta.
A su turno, los dueños de las naves “vikingas” o de madera, que tienen más del 20% de las cuotas de pesca para la harina, se quejan que ellos serán los más perjudicados porque el decreto les exige navegar fuera de las 10 millas a pesar que, afirman, sus naves no están habilitadas para navegar en alta mar.
Ante la duda, el Ministerio de la Producción publicó el 10 de octubre la resolución ministerial N° 433 en la que establece que la Dirección General de Capitanías y Guardacostas del Perú (Dicapi) verifique las condiciones de navegación de esas embarcaciones.
Los armadores de las “vikingas” son aliados comerciales de las grandes empresas porque les abastecen de anchoveta. Hay empresas como TASA y Exalmar que producen harina con cerca del 50% de anchoveta que les compran a las “vikingas”.
En cuanto a la pesca en las primeras cinco millas, desde la aprobación de la ley de cuotas en 2008, quedó pendiente el ordenamiento de la pesca para alimentar a la población. Las naves denominadas “artesanales” continuaron reproduciéndose como combis en el mar sin que las gestiones de ocho ministros de la Producción, en los últimos cuatro años, hayan detenido el problema.
Precisamente, el decreto 005 pretende sincerar la situación de estas naves. La mayoría ha pescado durante años dentro de las cinco millas por ser consideradas erróneamente como artesanales por las direcciones regionales cuando en realidad son de menor escala. No sólo porque tienen una capacidad de bodega que llega a los 32. 5 metros cúbicos, sino porque cuentan con equipos sofisticados de pesca y cercos anchoveteros de media pulgada que arrasan con todo tipo de especie.
El dirigente del Sindicato de Pescadores de Chimbote, Javier Castro, asegura que la mayoría de estas naves “pesca ilegalmente para la harina y no para la mesa popular”. Les resulta más rentable vender la tonelada de anchoveta por encima de 200 dólares a las fábricas harineras que a 80 o 100 dólares para las plantas de conservas.
Por esta realidad, el decreto 005 plantea que las naves de menor escala sean fiscalizadas por el Ministerio de la Producción y tengan un sistema satelital para detectar su ubicación al igual que las naves industriales. Además, deberán pagar derechos de pesca, inscribir a sus pescadores, asegurarlos, y pescar entre las 5 y 10 millas para no afectar a las naves artesanales.
Sin embargo, a juzgar por los hechos, Castro y muchos no están convencidos que el ministerio pueda fiscalizarlas (ver Cómo se esfuman 100 millones de dólares en pescado).
Hasta el momento, ni siquiera se conoce el número real de embarcaciones de menor escala. El Ministerio de la Producción informó a IDL-R que existen 379, pero la SNP insiste en que hay unas mil 500.
Una de las grandes debilidades para fiscalizar la pesca es que existe poca información precisa, organizada y transparente. Entonces, ¿cómo se combatirá la ilegalidad? Triveño dijo a IDL-R que hará una depuración de las naves de menor escala con la información que enviaron este mes los gobiernos regionales. Además, que el decreto 005 obliga a todo tipo de embarcación a reportar su captura de anchoveta al Ministerio y a las plantas, toda su producción.
Los próximos meses serán decisivos para poner a prueba la capacidad de Produce de poner orden, mediante el DS 005, tanto mar afuera como mar adentro. Desde los barcos de acero hasta las combis flotantes.