Este primero de marzo, 96 de 161 agentes (el 60 por ciento del personal) de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac), fueron sumariamente cambiados de su unidad a varias otras dependencias. Muchas completamente alejadas de su especialidad.
Los contrastes de la virtualmente desmantelada unidad no terminaron ahí. El oficial ya designado para comandarla, el coronel PNP Harvey Colchado –quien fue fundador y primer jefe de la Diviac– no ha sido confirmado hasta ahora en su puesto y hay fuertes señales de que no se lo nombrará.
¿Por qué? Aquí lo relatamos.
En esta cuestión hay varios fondos y trasfondos. De un lado, se trata de la confrontación entre dos organizaciones especializadas en inteligencia, en particular la operativa: La Diviac y la Digimin (Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior), en la que Digimin ha logrado, como veremos, una abrumadora superioridad de fuerza en la jerarquía decisoria.
Del otro, se trata también del largo enfrentamiento entre oficiales que algunas vez trabajaron juntos, luego entraron en conflicto, y después mantuvieron y alimentaron con nuevos episodios la confrontación.
Asimismo, ese choque es el eco de otros enfrentamientos, como el producido entre las ex fiscales del caso CNMaudios (o ‘Cuellos Blancos’), en el cual la inquina entre los policías ciertamente influyó en el conflicto entre las fiscales y fue también afectado por este.
La historia es larga. Sus primeros capítulos acaecieron en el Alto Huallaga, y los últimos no han empezado a escribirse todavía. Pero aquí narraremos los eventos relativamente recientes.
La Diviac es una división joven. Fue fundada el 2016 por el hoy coronel Harvey Colchado, a quien sus colegas conocen como “René”. Colchado, junto con el coronel Wálter Lozano, también conocido como “Bica”, dirigieron en el Alto Huallaga los operativos que llevaron a la captura del líder senderista Florindo Eleuterio Flóres, “Artemio”, en el 2012 y a la derrota del grupo senderista en esa región.
Formada bajo el modelo de la unidad que llevó a esa victoria, la División de Investigaciones Especiales, (Divinesp), la Diviac condujo, bajo el mando de Colchado, cerca de un millar de operativos en casos emblemáticos como “Lava Jato” y “Cuellos Blancos”. En corto tiempo, la Diviac logró un perfil muy alto, una reputación de eficiencia operativa y suscitó a la vez rencores variados, especialmente entre los afectados por sus operaciones.
En 2020, Colchado dejó el comando para estudiar en el Programa de Alto Mando de Orden Interno, en la Escuela de Posgrado de la PNP; necesario para poder comandar una división, región o unidad especializada. Colchado estudió a la vez una maestría en Gobierno y Políticas Públicas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su tesis tuvo como base su labor en la Diviac.
Durante el año de ausencia de Colchado, el 2020, Diviac fue comandada por el coronel Jorge Gonzales Quispe. Gonzales se integró a la Diviac en el 2018 y por dos años fue el segundo al mando.
A inicios de este año, Colchado se preparó para regresar a su división. La Junta de Asignaciones de Cargos de la PNP había ya recomendado su reincorporación a la jefatura de la Diviac.
El nuevo comandante general de la PNP, general César Cervantes, estaba momentáneamente fuera de combate, afectado por el Covid-19. Así que el CG interino, general Arquímedes León, un especialista en acciones antiterroristas, invitó a Colchado a participar en una reunión para coordinar acciones operativas en el VRAE, a fines de enero pasado, en la subcomandancia de la Policía.
A la cita, además de Colchado, asistieron el coronel Jorge Gonzáles, todavía jefe de la Diviac, y los generales Óscar Arriola, jefe de la Dircote, y Raúl Del Castillo, jefe de la dirección Antidrogas (Dirad).
Eventualmente hubo una segunda reunión sobre el mismo tema, a principios de marzo, en la que Colchado fue nuevamente invitado a participar por su experiencia y conocimiento del tema.
Pero en la primera quincena de febrero Cervantes terminó de recuperarse, asumió de nuevo la comandancia general de la PNP y no tomó ninguna decisión sobre el nombramiento de Colchado hasta el 20 de febrero.
Fuentes de la Policía refirieron a IDL-Reporteros que ese día Cervantes le dijo a Colchado que su reincorporación a la Diviac no era posible. El motivo: el inicio de una investigación en Inspectoría por presuntos malos manejos en un peritaje contable realizado por la Diviac a las empresas de Antonio Camayo, uno de los principales implicados en el caso “Cuellos Blancos”.
Había, en efecto, una denuncia de la fiscal Roxana Jáuregui, entonces parte del Equipo Especial “Cuellos Blancos”, que trabajaba con la fiscal Sandra Castro dentro del ya abierto enfrentamiento con la fiscal Rocío Sánchez.
Pero en cuanto a responsabilizar a Colchado por la investigación iniciada por Jáuregui y remitida por la PNP a la Inspectoría institucional, había un problema: Los hechos mencionados en la investigación sucedieron en enero de 2020, cuando Colchado ya no comandaba a la Diviac. Además, Jáuregui tampoco mencionó a Colchado en el oficio que envió a Cervantes a inicios de febrero.
Colchado hizo conocer la información que lo exoneraba a los altos mandos de la Policía, pero no tuvo ningún resultado. La investigación ya estaba –y sigue estando– en manos de la Inspectoría, donde los papeles pueden moverse por un lado y la realidad por otro.
Si algo faltaba por entender, la siguiente acción del jefe de la Policía, César Cervantes, fue inequívoca.
Una resolución de este 1 de marzo sustrajo a 96 de los 161 oficiales y técnicos de la Diviac, mediante cambios a unidades como comisarías de provincias o de vigilancia de carreteras.
Si no bastaba dejar a la unidad sin jefe, se dejaba también al jefe sin unidad.
Otros asuntos entraban abiertamente en liza. Colchado no solo informó a Cervantes que no había podido tener ninguna parte en los hechos que enumeraba la fiscal Jáuregui, por cuestión básica de fechas, puesto que entonces ya no comandaba la Diviac, sino hizo serias acusaciones contra el mayor PNP, Manuel Arellanos, más conocido como “Max”, miembro de la División de Búsqueda de la Digimin.
Colchado le dijo a Cervantes que tenía información de que “Max” y su jefe, el coronel Martín Gonzáles, “Conejo”, buscaban impedir su regreso a la Diviac en represalia por una denuncia que el exjefe de la Diviac había presentado contra ellos.
Se refería al cobro irregular de una recompensa de 1 millón 700 mil soles para un o una informante del caso “Cuellos Blancos”.
En febrero del 2018, un o una informante a quien la Policía denominó “Axell” entregó información sobre varios miembros de los “Cuellos Blancos”. A cambio de ello, la Diviac emitió un primer informe para que la Comisión de Pagos de Recompensas de la PNP procediera a recompensar a “Axell” con cerca de 25 mil soles.
Meses después, sin embargo, de acuerdo con la denuncia de Colchado, “Conejo” y “Max” cursaron una segunda solicitud de pago de recompensas para “Axell”. Según el nuevo informe elaborado por la Digimin, el pago para el o la informante debía ser de 1 millón 700 mil soles. La diferencia entre uno y otro pago era inmensa, por lo que la Comisión de pago de Recompensas de la PNP solicitó un informe a la Diviac.
Dicho informe fue elaborado por la teniente asignada a la Diviac, Karla Cuadros Huansi. De acuerdo con este, la Digimin no estaba autorizada a solicitar el pago de recompensas para informantes en el caso “Cuellos Blancos”. Pero, además, advertía que se habían añadido cuatro nombres de presuntos cabecillas de los “Cuellos Blancos” al informe original, con el propósito de elevar el monto de la recompensa.
La solicitud de la Digimin fue rechazada y el caso pasó a ser investigado por la Inspectoría de la Policía.
Cervantes escuchó esta historia referida por el mismo Colchado durante el encuentro que sostuvieron el 20 de febrero, pero no mostró interés.
Pocos días después, vino la purga ordenada por Cervantes, que desmanteló a la Diviac.
¿Qué motivó la purga? Hay algo que a estas alturas será evidente para muchos. La Digimin y Diviac han trabajado en más de una ocasión en paralelo, en los mismos casos, con pocas diferencias de misión y un fiero sentido competitivo en cada circunstancia.
De un lado, la joven división al mando de Colchado tuvo la vehemente competitividad que caracteriza a su jefe y que lo llevó en el pasado, junto con “Bica” a ganarle a las otras divisiones policiales (y también militares) que competían por capturar al debilitado ‘Artemio’. Una de las que llegó atrás en la carrera fue la Digimin.
En aquel proceso, Colchado trabajó primero con “Max” Arellanos, antes de que hubiera un rompimiento y se iniciara una enemistad que dura hasta hoy. “Max” fue transferido a la Digimin y pasó a trabajar con “Conejo”.
Es el caso de enemigos de larga data, que trabajan en organizaciones de inteligencia en forma frecuentemente paralela y que compiten entre sí en niveles cada vez más altos y con posibilidades inéditas de influencia. Llevan sus enemistades a las investigaciones y ello tiene consecuencias no solo para las investigaciones sino para quienes participan en ellas.
Pero hay más.
La enemistad y el desprecio tenía nombres, anécdotas y vectores. Detrás de ellos, sin embargo, estaban dos organizaciones en pugna. Hasta entonces, la energía de Colchado y su joven unidad les había ayudado a prevalecer. Eso, sin embargo, había cambiado.
La Digimin había acumulado fuerzas, en forma soterrada durante el gobierno de Vizcarra y abierta en el de Sagasti. Súbitamente, la Diviac y el coronel Colchado pasaron a quedar en seria desventaja.
Los hombres de la Digimin
Cuando Rubén Vargas fue nombrado ministro del Interior el 18 de noviembre del 2020, designó como viceministro de Orden Interno al general retirado Carlos León Romero. No era la primera vez que León Romero trabajaba a las órdenes de Vargas.
En julio del 2016, cuando Vargas ocupaba el viceministerio de Orden Interno, León fue nombrado jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin).
León Romero se mantuvo en el puesto después de que Vargas abandonara el Mininter en diciembre del 2017 tras el primer intento de vacancia contra PPK. Siguió laborando bajo las órdenes de los ministros del Interior Vicente Romero Fernández y –cuando Vizcarra reemplazó a PPK en la presidencia– también bajo el mando de Mauro Medina Guimaraes. Su renuncia al cargo recién se produjo en julio del 2018.
Luego de regresar al sector como viceministro, León Romero asesoró la decisión del ministro Rubén Vargas para designar al nuevo jefe de la Policía en noviembre pasado. León Romero propuso al general César Cervantes Cárdenas.
El nombre de Cervantes no figuraba en la lista de candidatos a ocupar el puesto, pero León Romero lo conocía bien. Cuando León dirigió Digimin, Cervantes trabajó bajo sus órdenes, a cargo de la División de Búsquedas.
Cervantes, quien entonces tenía el grado de coronel, había conformado un equipo con personal de su confianza. Entre ellos uno de sus compañeros de la promoción 1988 de la Escuela de la Policía: el comandante Martín Gonzales Sánchez, “Conejo”.
Bajo el mando de Cervantes, “Conejo” afirmó posiciones dentro de la División de Búsquedas de la Digimin. Cuando, a finales del 2017, Cervantes fue enviado a Piura para comandar la Macroregión Norte, el entonces viceministro León Romero designó a “Conejo” como reemplazante de Cervantes en la División de Búsquedas de la Digimin.
Desde entonces, “Conejo” ha permanecido en el puesto, a través de nueve ministros del Interior y cinco jefes de la Policía.
En octubre del 2018, la Inspectoría de la Policía lo acusó por negligencia al haber suspendido la videovigilancia a la casa del ex juez supremo César Hinostroza, quien acabó fugando a España. En el 2019, “Conejo” volvió a estar bajo investigación junto al mayor Manuel Arellanos, “Max”, por el ya mencionado pago de una recompensa de 1 millón 700 mil soles para un o una informante del caso “Cuellos Blancos”.
Resol IG Absolucion -Fuga H… by IDL_Reporteros
En este último caso, los agentes de la Diviac y en especial el coronel Harvey Colchado tuvieron un papel central denunciando los hechos a la Inspectoría de la Policía.
Pese a la gravedad de lo denunciado, la posible negligencia de “Conejo” en el caso de Hinostroza fue calificada como una falta leve y no ameritó sanción. En cuanto al pago de la recompensa, la investigación en la Inspectoría de la Policía se encuentra paralizada hace 18 meses.
El sólido blindaje de “Conejo” dentro de la institución pareció terminar a finales del 2018 con el nombramiento del mayor retirado José Luis Gil Becerra como jefe de la Digimin. Luego de un tiempo, Gil, reconocido por haber participado en la captura del líder senderista Abimael Guzmán, dispuso el relevo de “Conejo” de la jefatura de la División de Búsquedas.
Pero el cambio fue efímero. El ministro Carlos Morán recibió una orden perentoria de Vizcarra para reponer de inmediato a ‘Conejo’. El cómo y el porqué de esa acción es otra historia. Poco tiempo después, la esposa de Gil fue objeto de seguimiento por parte del equipo de “Conejo” y captada utilizando a un oficial de la Digimin como conductor.
Los videos fueron filtrados a la prensa y en noviembre del 2019 Gil renunció al cargo. “Conejo” consiguió permanecer en su puesto, teniendo cerca a un colaborador de importancia estratégica, el mayor Manuel Arellanos, “Max”.
Ese mes de noviembre, la correlación de fuerzas en el ministerio del Interior cambió por completo. El comandante general de la PNP, César Cervantes; y el viceministro Carlos León Romero provienen de la Digimin, donde trabajaron juntos. Dado que el ministro del Interior, José Élice, levita con levedad en su cargo, la Digimin controla el ministerio y ajusta cuentas.
El irresponsable desmantelamiento de la Diviac y la virtual purga del coronel Colchado son la clara evidencia de que los ex miembros de la Digimin aumentaron su poder pero no crecieron con el cargo.
Construir una unidad de élite toma mucho tiempo y esfuerzo. Destruirla apenas necesita un acto de soberbia cuyo precio lo paga primero el país*.
Nota a pie de página: IDL-R trató de entrevistar al viceministro León, al general Cervantes, al coronel Gonzales y al mayor Arellanos. Unos ni siquiera contestaron los mensajes y otros se negaron a ser entrevistados.