El abogado y mayor del Ejército en retiro, Rafael Franco de la Cuba, apodado ‘Capulina’ por el narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera, durante los años psicotrópicos (1990-1992) de Campanilla y Punta Arenas, es una incógnita. Este personaje es uno de los protagonistas de un video difundido por Perú.21 en el que se busca documentar que el suboficial del Ejército, Amílcar Gómez Amasifuén, un colaborador cercano a Ollanta Humala, habría pagado un soborno a uno de los testigos del caso Madre Mía.
De hecho, Franco de la Cuba es nada menos que el abogado de Amílcar Gómez en la denuncia por compra de testigos abierta en su contra este año. Sin embargo, esta defensa suscita inquietantes preguntas.
Como IDL-Reporteros informó hace una semana, Franco de la Cuba tiene sólidas conexiones con la orilla opuesta a la candidatura de Humala. El 17 de este marzo, por ejemplo, Franco fue uno de los oradores principales de un ‘foro’(conferencia) convocado por UnoAmérica, una organización internacional de ultraderecha, con presencia en 15 países del continente, que tiene como objetivo coordinar la defensa en los casos de militares procesados por violaciones a los derechos humanos. En el Perú, la cara visible de este movimiento es Sergio Tapia, asesor y parte del entorno más cercano al candidato a la vicepresidencia de Fuerza 2011, Rafael Rey, y abogado del actual vicepresidente Luis Giampietri por el caso El Frontón.
“Me invitaron a hacer una exposición sobre los casos de militares que veo. Desde allí [sic] no hablo con Tapia o con UnoAmérica”, dice Franco De la Cuba sobre su participación en el mencionado foro, en el que ensalzó la figura del almirante argentino Emilio Eduardo Massera, responsable por un sinnúmero de muertes y torturas durante el gobierno de la Junta Militar de Jorge Rafael Videla.
¿Franco de la Cuba dio uno de los discursos principales de la cita convocada por UnoAmérica sin conocer bien a Sergio Tapia? Difícil de creer, sobre todo porque ambos tienen en común su defensa a militares procesados por delitos de lesa humanidad.
En conversación con IDL-Reporteros, el abogado reconoció que, entre otros, representa a los militares enjuiciados por las muertes ocurridas en octubre de 1986 en las localidades ayacuchanas de Parcco y Pomatambo. Igualmente, defiende al general EP, Miguel Rojas García, acusado, junto a otros oficiales, por la desaparición forzada de Samuel Ramos Diego y Jesús Licetti Mego en la base del batallón contrasubversivo Los Laureles, Tingo María.
Los contactos de Franco de la Cuba lo han llevado, además, a formar parte de un equipo de asesoría legal para militares procesados por violaciones a los derechos humanos. Tiene también un despacho en el Centro de Estudios Históricos Militares del Perú, donde se desempeña como Oficial Mayor, gracias a una decisión de la Junta Directiva presidida por el general EP en retiro Hermann Haman.
“Mi inclinación política no es de interés de nadie. Ellos (los de UnoAmérica) están con Keiko, pero yo no voy a ocupar un cargo en el próximo gobierno. Ni Keiko ni Ollanta me lo ofrecerían”, afirma Franco de la Cuba cuando se le consulta sobre sus lealtades.
Asumiendo que en estos casos el camuflaje y el disimulo casi siempre ocultan la verdad de los hechos, resulta por lo menos interesante que un aliado de Sergio Tapia (quien lleva escribiendo alrededor de 30 entregas de un artículo de título único: “razón para no votar por Humala” en el diario montesinista ‘La Razón’”) y, por ende, de Rafael Rey, aparezca junto a un partidario de Ollanta Humala en el momento en que se encuentran los presuntos sobornador y sobornado. Además, resulta obvio que el grupo, y especialmente Amílcar Gómez, eran objeto de seguimiento y filmación por operativos de inteligencia que, según fuentes de IDL-Reporteros, pertenecen al ministerio del Interior o a la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI).
¿Agentes provocadores, agentes dobles? La presencia de ‘Capulina’ abre un abanico de hipótesis y plantea una serie de preguntas que hasta ahora solo han despejado una duda: que todas las posibles respuestas son malas.
El factor Montesinos El narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera no solo apodó ‘Capulina’ a Rafael Franco de la Cuba, también lo acusó de ser el intermediario de Vladimiro Montesinos para cobrar cupos por los cargamentos de pasta básica de cocaína que salían de la base militar de Punta Arenas, en Campanilla. Es más, de acuerdo con sus declaraciones en el juicio y los documentos confidenciales del archivo Bigwood, relacionados a Vladimiro Montesinos, Chávez Peñaherrera sostuvo que el otro apodo de Franco de la Cuba era ‘Roger’. El narcotraficante también dijo que el primer pago que hizo a Montesinos se hizo en la casa de este ex oficial, en presencia de su padre y del propio jefe de facto del SIN. Franco de la Cuba, por su parte, niega ser el ‘Capulina’ del que hablaba Chávez Peñaherrera y se declara como un “perjudicado por el gobierno de Alberto Fujimori”. “A mí me acusó la Inspectoría del Ejército que estaba controlada por Montesinos. Ahora, todos esos oficiales que atestiguaron contra mí están presos”, dijo. ‘Vaticano’, según supo IDL-R, sostiene firmemente su versión.
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