Ya lo hemos visto estos días. El fujimorismo tiene la mayoría como para hacer lo que le da la gana en el Congreso y mantener al Ejecutivo con la espalda reverencial y las disculpas listas, aunque no haya motivo. Contar con 73 de 130 congresistas pareciera representar una mayoría abrumadora de la población con un mandato indiscutible. Pero ¿fue eso lo que pasó en las elecciones?
No. En las elecciones el fujimorismo no logró siquiera aproximarse a la mayoría. En todo el país, la lista parlamentaria de Fuerza Popular obtuvo 4,431,077 votos, que equivalen solo al 19% de todas las personas inscritas en el padrón electoral. Dejando de lado el porcentaje de los que no votaron (18,12%), el porcentaje aumenta a 23.63%; y calculando solamente los votos válidos (descontando blancos y viciados) el fujimorismo alcanzó el 36.34%. Con ese porcentaje, la votación directa del electorado solo hubiera elegido a 47 congresistas de Fuerza Popular: una representación nada desdeñable pero muy lejana de los 73 que terminó logrando.
¿Qué pasó para que estas cifras se transformaran en el 56% de representación parlamentaria? ¿Qué “fórmula mágica” es responsable de que el fujimorismo termine con 73 congresistas para marcar la agenda del Congreso? Tres factores principales (no necesariamente racionales), lo explican: el voto por circunscripción, la cifra repartidora (método D’Hondt) y la valla electoral.
El origen
La Constitución de 1979 dispuso que los senadores fueran elegidos por circunscripción nacional única; y los diputados, por circunscripciones departamentales: Lima debía tener 40 escaños y el resto de departamentos por lo menos uno. El problema era que Lima representaba al 32% del electorado, y con esa distribución, solo tendría el 22% de la cámara de diputados.
Luego del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, y del ordenamiento legal post-golpista, Alberto Fujimori combinó el voto por circunscripción única y la cifra repartidora para la elección de un congreso unicameral de 120 parlamentarios (que ahora son 130). Esta primera combinación favoreció al fujimorismo, que obtuvo en 1992, 1995 y 2000 la mayoría parlamentaria, aunque no la consiguió en votación.
Actualmente, el método que se emplea para distribuir escaños es muy similar, con la diferencia de que ahora también se ha establecido una valla electoral.
Nunca ha habido desproporción tan amplia entre el porcentaje de votos y el número de escaños como en la última elección.(Fuente: ONPE y ‘Representación Política: Las reglas también cuentan’ de Fernando Tuesta Soldevilla).
La división por distritos electorales
La votación es por circunscripciones o distritos electorales, unidades territoriales en donde los votos emitidos por los electores constituyen la base para el reparto de escaños. A cada distrito electoral le corresponde cierto número de curules de acuerdo a su número de habitantes. La votación de cada circunscripción es independiente de otra. Por ello, en los distritos electorales con menos población, se necesita menos votos para ganar un escaño.
Actualmente, el Perú cuenta con 26 circunscripciones. Todas asignadas según la división regional excepto Lima, que cuenta con más: Lima metropolitana y residentes en el extranjero; y Lima provincias.
Gracias a la división por distritos electorales, un partido puede obtener más escaños con menos votos que otros si gana en distritos electorales con menor población. Es decir, pueden obtener más representantes con menos votos si se escoge bien sus circunscripciones.
El umbral de representación
Otro factor importante es la valla electoral: solo los partidos políticos que la superan obtienen un escaño.
La valla electoral, que fue incorporada desde el 2006 en nuestro país en la Ley Orgánica de Elecciones, limita el acceso de partidos políticos que no superen el 5% de votos válidos a nivel nacional o que no cuenten con al menos 6 congresistas electos en más de una circunscripción electoral. ¿El objetivo? Fortalecer a los partidos políticos y disminuir la fragmentación en la adopción de consensos entre bancadas excluyendo a los partidos pequeños.
En esta elección, solo 6 de las 11 listas lograron pasar la valla congresal. Aunque los postulantes de las otras agrupaciones hayan obtenido mucho más porcentaje de votos que los finalmente elegidos, quedaron fuera del juego debido a que su partido no alcanzó el umbral establecido.
Un ejemplo es el de Democracia Directa en Cajamarca, cuyos postulantes tuvieron en total el 26.79% de la votación, muy por encima del 18.67% de Fuerza Popular. Sin embargo, como el partido de Gregorio Santos no pasó la valla a nivel nacional, los fujimoristas terminaron colocando 4 congresistas de los 6 que le correspondía a esa región.
Las 130 curules se hubieran visto repartidas entre los 9 partidos que obtuvieron más votos, entre ellos Perú Posible y Democracia Directa.
La cifra repartidora
El último factor influyente para el “triunfo” fujimorista viene de 1963. Desde ese año, la asignación de curules para cada partido depende de un método conocido como cifra repartidora o Método D’hont, empleado en gran parte de países de América Latina. Una fórmula mediante la cual se distribuyen los escaños de forma proporcional en función a los votos del electorado entre los partidos que superaron la valla electoral. ¿Cómo se establece esta cifra?
1. Se determina el número de votos válidos obtenidos por cada lista de candidatos. En este ejemplo, la circunscripción hipotética tiene 8 escaños y 4 listas parlamentarias.
2. Se divide los votos de cada lista, sucesivamente, entre 1, entre 2, entre 3, etc. dependiendo de la cantidad de partidos que compiten por departamento. En este ejemplo, cuatro.
3. Se ordenan los resultados obtenidos de mayor a menor, hasta tener un número de cocientes igual al número de los Congresistas que corresponda elegir. En este ejemplo, ocho. El cociente que ocupa el último lugar es la Cifra Repartidora. En este caso, la cifra repartidora es 135.
4. El total de votos válidos de cada lista se divide entre la Cifra Repartidora, para establecer el número de congresistas que corresponda a cada una de ellas. El número de congresistas de cada lista está definido por la parte entera del cociente obtenido a que se refiere el inciso anterior.
Esto se realiza en cada uno de los distritos electorales. La suma de esas reparticiones y exclusiones hizo que Fuerza Popular obtuviera 73 de los 130 escaños. ¿Es este sistema el más adecuado para lograr una verdadera representación en el país?
Desde la legislatura pasada, se discuten propuestas alternativas que puedan mejorar nuestro sistema electoral. La Asociación Civil Transparencia ha propuesto para el fortalecimiento democrático que las elecciones congresales se den en la segunda vuelta de la elección presidencial, con un escenario político definido y generando una relación más directa entre el poder ejecutivo y legislativo. Otro planteamiento es el de aumentar el número de congresistas. Según diversos especialistas, esto haría que la representación final sea más proporcional al número de votos, sin embargo, es una medida muy impopular. Temas aún pendientes por discutir.
El último sondeo publicado este domingo por CPI señala que esta “mayoría” es vista como nociva para el Perú por el 52.6% de los encuestados. Lo cierto es que el resultado actual representa la combinación de un cierto número de fórmulas confusas antes que la representación clara y fidedigna de la voluntad popular.