[Actualización a las 9:30, del 4 de diciembre]
El viernes 7 de julio de este año, IDL-Reporteros publicó la siguiente nota -en paralelo con un reportaje similar de la revista Piauí, escrito por Malú Gaspar- en la que se reveló la forma en la que, según Odebrecht, se había repartido el costo de los sobornos en las obras en las que participó como consorcio en el Perú.
Como se verá, el tiempo transcurrido entre la primera revelación pública de este asunto de gran importancia, y la resolución judicial y la actividad fiscal sobre el tema, ha sido, otra vez, de varios meses.
Odebrecht no actuó solo.
No concursó solo, no construyó solo. Y afirma que no sobornó solo.
Lideró en todos esos aspectos, desde el asfalto, cemento y ladrillos, hasta la coima y la cutra. Pero siempre, o casi siempre, acompañado.
El cartelizado sistema que Odebrecht organizó y refinó en Brasil, junto con otras grandes empresas como Andrade Gutierrez, Camargo Correa y OAS, se tradujo en grandes obras ejecutadas por consorcios compuestos por varias de estas compañías.
Cuando las empresas brasileñas salieron a conquistar Latinoamérica, exportaron el sistema operativo y lo adaptaron sin esfuerzo a las realidades de las diversas naciones en las que llegaron a operar.
En el Perú, como en otros países, normalmente trabajaron en consorcio con otras compañías constructoras, brasileñas y peruanas. En la mayoría de los grandes proyectos, Odebrecht fue el accionista mayoritario. Las compañías peruanas tuvieron por lo general una participación minoritaria, pero aún así ello les permitió crecer y expandirse en poco tiempo.
Juntos trabajaron, juntos crecieron, juntos lucraron. ¿Juntos coimearon también?
Hasta ahora, pese a diversas evidencias que, por ejemplo, IDL-Reporteros ha investigado [‘Los pagos secretos de Odebrecht en el Perú’ y ‘Confesión en tinta invisible’] las empresas peruanas han oscilado entre el silencio, el reclamo de ignorancia y candidez, y la negación de toda deshonestidad.
Las fiscalías, especialmente la de Hamilton Castro, que ve el caso Lava Jato, tampoco se han preocupado por investigar el tema.
Las otras empresas brasileñas, excepto la muy comprometida OAS, que ahora negocia su delación premiada en Brasil y aquí, prefieren caminar sigilosamente, sobre la punta de los pies, esperando que el caso se encapsule y termine en un auto de fe ritual, mientras las demandas de la economía en general y la reconstrucción en particular faciliten un impune olvido.
Pero, a juzgar por lo que viene pasando estos días, y especialmente ayer y hoy, parece que eso no será posible.
En Brasil, la notable periodista Malu Gaspar tenía reservada una sorpresa.
Hace pocos días, Gaspar publicó una larga crónica sobre el caso Odebrecht en el Perú en la revista Piauí. Pese a la inocencia de su nombre de trino, Piauí es la versión brasileña del New Yorker.
Gaspar estuvo antes en Lima algunas semanas, reporteando un tema que conoce como pocos en Brasil (su nota sobre la familia Odebrecht debería ser lectura obligada para todo aquel a quien interesa la dramática historia de la Corporación que lleva el nombre de la dinastía). Al retornar, publicó una nota larga y reveladora sobre el tema de Odebrecht en el Perú y la importancia que tiene nuestro país en los destinos de esa empresa y del caso Lava Jato. Es un largo reportaje muy bien hecho y mejor escrito.
Pero ahí no terminó su trabajo periodístico.
Ayer, Gaspar pasó del periodismo de largo aliento a la brevedad comprimida del Twitter. Y lo hizo con unos pocos golpes secos que en horas movieron desde el valor de acciones públicamente transadas hasta la situación objetiva de compañías que habían logrado sombrearse hasta hoy.
Sus tuits, bajo el irónico título de “riesgos adicionales” anuncian el tema en el subtítulo: “Cómo funcionaba la división de los sobornos entre Odebrecht y las constructoras peruanas”. Y los tuits son secos y breves: “Surgen ahora pruebas de que las constructoras locales participaron en la división [la palabra en portugués es ‘rachuncho’] de las coimas”; y “Las actas del consorcio del metro de Lima muestran que [Graña y Montero S.A.] la mayor constructora del Perú, cedió parte de sus utilidades para compensar la coima”.
A continuación, Gaspar publica el facsímil de la siguiente acta:
El acta formaliza la distribución de resultados a fines de diciembre de 2011. Ahí reconocen que su utilidad fue de 128 millones 317 mil 540 soles.
Luego viene un punto inesperado: “Adicionalmente las Partes reconocen [que la] Constructora Norberto Odebrecht ha asumido riesgos adicionales a los que le correspondían por su participación en el Consorcio…” y añade, “… considerando que el papel de Constructora Norberto Odebrecht S.A. Sucursal del Perú ha sido determinante en la obtención de los resultados del Consorcio, asumiendo inclusive riesgos adicionales, corresponde que reciba un mayor porcentaje al de su participación de los resultados del Consorcio al 31 de diciembre de 2011”.
Según Gaspar, “las coimas son llamadas en el documento “riesgos adicionales” en el acta de 2011”. Añade luego que “también fueron compensados ‘riesgos adicionales’ en 2015”.
Eso es así. En un proceso independiente de investigación, IDL-Reporteros obtuvo documentos que muestran a los “riesgos adicionales” en acción en otra fecha [el 2015] y en otro proyecto y fecha [el tramo 2 de IIRSA Sur].
Los documentos, de acuerdo con la información proporcionada por fuentes diversas a esta publicación, fueron entregados a la Fiscalía anti-corrupción como parte del acuerdo de colaboración eficaz de los principales ex superintendentes de Odebrecht (Jorge Barata y Ricardo Boleira) a fines del año pasado. Su contraparte fue el fiscal anti-corrupción Hamilton Castro.
Según las fuentes consultadas por IDL-Reporteros, los colaboradores eficaces de Odebrecht afirmaron que en todos los casos, Odebrecht pagó la coima y luego recibió la parte que correspondía de sus socios mediante el expediente de “riesgo adicional”.
El pago no fue proporcional sino “desproporcional” en atención a las gestiones de soborno de Odebrecht y los costos de hacer los pagos a través de los elaborados mecanismos de lavado de dinero que tuvo la compañía.
En el caso de IIRSA Sur, tramo 2, los colaboradores eficaces afirmaron, según las fuentes, que todos los socios sabían del pago de coima a Toledo y que luego “pagaron su parte” a través de la “distribución desproporcionada” de utilidades, para compensar a Odebrecht. De acuerdo con la confesión de Odebrecht, esta compañía pagó $20 millones de dólares en coimas en 2011 y recuperó $9 millones de sus socios.
Los socios de IIRSA Sur tuvieron una Junta General de Accionistas en Lima el 1 de junio de 2011.
Participaron en ella la Constructora Norberto Odebrecht, con el 25% de las acciones; Odebrecht Investimentos em Infra-Estructura Ltda, con el 45% de las acciones; Graña y Montero, S.A., con 19% de las acciones; JJC Contratistas Generales, con el 7% accionario; Ingenieros Civiles y Contratistas Generales S.A., con el 4% de acciones.
Sin embargo, los 94 millones 318 mil 519 soles del dividendo neto acumulado fueron repartido de acuerdo con el siguiente porcentaje:
Constructora N. Odebrecht: 38,27%; Odebrecht Investimentos: 45%; Graña y Montero: 14.29%; JJC: 1,55%; ICCGSA: 0,88%.
La razón para la desproporción en el reparto de utilidades fue otra vez, según el acta, los “riesgos adicionales” asumidos por Odebrecht “en la obtención de los resultados”. Según los colaboradores eficaces de Odebrecht, esos “riesgos” incurridos para los “resultados obtenidos” fueron el pago de coimas.
El mismo esquema se repite cuatro años después, en la reunión para el “Acuerdo de Distribución de Resultados y Liquidación del Consorcio Tren Eléctrico”, que se realizó el 4 de mayo de 2015, entre los representantes de la Constructora Norberto Odebrecht con Graña y Montero S.A.
La utilidad por repartir del resultado final del Consorcio Tren Eléctrico fue de 39 millones 18 mil 326 soles. Y otra vez, “las Partes” reconocieron los “riesgos adicionales” que había asumido Odebrecht; y teniendo en mente que “el papel de CNO [Odebrecht] ha sido determinante en la obtención de los resultados del Consorcio, acordaron que reciba “un mayor porcentaje al de su participación de los resultados”. Y así, a Odebrecht le tocó algo más de 35 millones de soles, mientras que Graña y Montero aceptó recibir un poco más de 3 millones 900 mil soles.
La explicación de fuentes familiarizadas con el pensamiento de los colaboradores eficaces es que en cada paso, la mayor proporción que se llevó Odebrecht pagó la parte que les correspondía a sus socios de las coimas que aquella había entregado.
Esa parte de la confesión durmió un plácido sueño en la fiscalía hasta la publicación, ayer, de la nota de Malu Gaspar en el twitter de Piauí.
Horas después, el ahora Grupo Graña y Montero emitió un comunicado en el que “niega rotundamente el haber pagado sobornos, reembolsos o conocer sobre el pago de los mismos para la obtención de la buena pro del proyecto Tren Eléctrico– Lima”.
Comunicado de Graña y Montero – 7 de julio 2017.pdf by IDL_Reporteros on Scribd
Sostiene además que el concepto de “riesgos adicionales” no es un eufemismo para referirse al soborno, sino un concepto “habitual en el sector construcción”. Según G y M, los “riesgos adicionales” devueltos a Odebrecht representan los trabajos y obligaciones adicionales asumidos por ellos”.
Frente al aporte de IDL-Reporteros de otros dos casos significativos en los que se registra el mismo patrón, Graña y Montero buscó explicar el caso IIRSA Sur, en una comunicación enviada a este medio el viernes 7 de julio: «El riesgo adicional constituyó la construcción de obras que no estaban contempladas desde el inicio, cuyo riesgo de construcción era muy alto y que las empresas peruanas no estuvimos dispuestas a asumir».
Consultada por IDL-Reporteros, ICCGSA indicó que “no tuvo conocimiento de los pagos indebidos mencionados por la empresa Odebrecht”. “Debemos resaltar” –agregó la empresa– “que en las concesionarias IIRSA Sur tramos 2 y 3, ICCGSA tiene una participación de tan solo 4%”.
Establecida la línea argumental de los ex-socios peruanos de Odebrecht, será interesante conocer la explicación de la Fiscalía Anti-corrupción respecto de las investigaciones que hizo y las que dejó de hacer sobre un caso en el que hubo confesiones precisas y cantidades claras relacionadas con las coimas que Odebrecht reconoce haber pagado y de las cuales sostiene haberse resarcido en parte gracias al mecanismo de “riesgos adicionales”.
(*) Esta investigación forma parte de las publicaciones de la Red de Periodismo de Investigación Estructurado, compuesta por periodistas de IDL-Reporteros, de Perú; La Nación, de Argentina; La Prensa, de Panamá; Armando Info, de Venezuela; Sudestada, de Uruguay.
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