La semana pasada, 18 países se reunieron en Santiago de Chile para tomar medidas que eviten la depredación pesquera del Pacífico Sur. El encuentro se realizó en medio de un vaivén de acusaciones de quién tenía la culpa del desplome de la población del jurel. El Perú fue acusado de pescar más de lo acordado mientras que Chile ya se aseguró con el 84% de la cuota para toda la región. Nada cambió: los acuerdos siguen sin ser definitivos ni vinculantes.
La reunión de los estados pesqueros que se llevó a cabo la semana pasada en Santiago dejó la vía libre para que las flotas capturen jurel muy por sobre el límite de 390 mil toneladas que los científicos han considerado como vital para la protección de una especie ya diezmada. En total, las capturas reales podrían alcanzar una cifra excesiva, por sobre el medio millón de toneladas.
Las naciones asiáticas, europeas y latinoamericanas que participaron en la reunión de la Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (OROP-PS) acordaron limitar las capturas al 40% de los niveles registrados en 2010, un total cercano a las 340 mil toneladas en 2012. Sin embargo, el Perú reclamó su derecho a acceder a 120 mil toneladas extra dentro de las 200 millas de su Zona Económica Exclusiva.
Por otro lado, Chile podría no estar dispuesto a hacer honor a ese límite propuesto porque el gobierno y la industria ya acordaron una cuota muy por encima del 40% de lo pescado en 2010. Y nadie sabe qué hará Ecuador. Ese país desembarcó casi 70 mil toneladas en 2011, pero no participó en las negociaciones de la semana pasada en Santiago. La OROP-PS, una organización intergubernamental encargada de proteger la sustentabilidad de los recursos en el Pacífico Sur, aún no ha sido ratificada, así que todavía no puede establecer límites que sean vinculantes.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) publicó el pasado 25 de enero una investigación que realizó durante meses en conjunto con CIPER e IDL-Reporteros y reveló que las flotas pesqueras, bajo una lógica de libre acceso para todos, han reducido la población de jurel desde las 30 millones de toneladas a menos de tres millones en sólo dos décadas. El jurel, un pez huesudo y de tonos bronce, es un componente clave para elaborar harina de pescado que alimenta a la acuicultura. Para producir un kilo de salmón en las granjas acuícolas se necesitan, por lo menos, cinco kilos de jurel.
Los barcos rastreros más grandes del mundo se movieron hacia el sur después de depredar otros océanos, donde las flotas pesqueras locales han sobreexplotado los recursos por décadas. Ahora, los científicos aseguran que la biomasa desovante de jurel está por debajo del 5% de su nivel original.
Sin fiscalización ni compromisos
La investigación de ICIJ reveló que los mínimos controles que el Perú ha impuesto para el desembarque del jurel y las presiones de la industria han permitido que el gobierno autorice la pesca de peces juveniles, cruciales para la reproducción del stock. También de que las compañías pesqueras peruanas no han reportado al menos 630 mil toneladas de anchoveta –otra especie importante para la elaboración de harina de pescado– entre 2009 y la primera temporada de pesca de 2011.
En reacción a la investigación del ICIJ, el parlamento holandés se comprometió a debatir la sobrepesca en el Pacífico Sur la próxima semana. Uno de los actores clave en la pesquería del jurel es la Asociación de Rastreros Congeladores Pelágicos, una organización radicada en Holanda que representa a nueve compañías y 25 naves con bandera de la Unión Europea.
Algunos delegados de la OROP-PS que participaron en la reunión de Santiago, informaron nuevas presiones por parte de sus gobiernos para tomar acciones y ponerse firmes. Pero los conservacionistas que inicialmente vieron en este encuentro una oportunidad para revertir la curva descendente, terminaron decepcionados.
“Las flotas de pesca industrial han destruido las pesquerías y a pesar de la clara evidencia científica de que las capturas deben reducirse. Las naciones pesqueras han insistido en la conducción de los recursos hacia el olvido “, dijo Duncan Currie, de la Coalición de Conservación Mar Profundo.
Bill Mansfield, presidente de la OROP-PS, dijo al ICIJ que estaba profundamente decepcionado. Pero agregó que confía en que la organización sea ratificada durante 2012, después de más de seis años en que sigue tomando forma. Eso podría darle a sus decisiones y cuotas fuerza de ley.
Posición peruana: “negativa y decepcionante”
Al comienzo de la reunión, Mansfield dijo a las 18 delegaciones que tanto las zonas de alta mar como las aguas territoriales tienen que ser administradas cooperativamente de acuerdo a los datos científicos. “De otra forma, el colapso es inevitable y todos van a perder”, sentenció.
Pero algunos delegados han presionado hasta el extremo. Corea del Sur, con una enorme flota ya posicionada, propuso una pesca sin controles hasta que entre todos los estados capturen 500 mil toneladas. El año pasado, Corea del Sur rechazó unirse a un corte voluntario de la cuota y, en cambio, pescó mil toneladas más que en 2010.
Al final, Corea del Sur acordó junto a los demás los límites para este año. China, que se resistió a la disminución de la cuota el año pasado, aceptó también los nuevos límites. La resistencia fue del Perú.
Los representantes de la Unión Europea señalaron al ICIJ que la posición del Perú era tan “negativa y decepcionante” que podría enfrentar sanciones comerciales.
Aunque el jurel normalmente se mueve en gigantescos cardúmenes afuera de las aguas peruanas y chilenas al medio del Pacífico Sur, en 2011 gran parte de las capturas fueron cerca de la costa sudamericana.
El Perú capturó casi 260 mil toneladas en 2011, y su delegación argumentó que su recorte propuesto –alrededor de la mitad de ese monto– era sustancial.
En Lima, las autoridades pesqueras insisten en que el Perú tiene el derecho de explotar sus aguas territoriales independientemente de las cuotas que la OROP-PS ha impuesto para alta mar. Ellos dicen que tienen su propio stock de jurel dentro de sus 200 millas. Lo mismo han argumentado las empresas pesqueras del norte de Chile, lo que les permitió impulsar y lograr la promulgación de una ley que las autoriza a pescar jurel juvenil. Sin embargo, esa es una teoría que los científicos aún están estudiando.
Bajo una creciente presión internacional, la semana pasada el Perú suspendió temporalmente la pesca del jurel en su jurisdicción después de que las empresas de ese país capturaran la cuota completa para el primer trimestre de este año en menos de 20 días.
“Para los chilenos, el Perú es el malo de la película mientras que ellos siguen las reglas. Ellos dicen que tienen un control racional, pero no es verdad. Los chilenos causaron el colapso del jurel”, dijo al ICIJ Gladys Cárdenas Quintana, directora científica del instituto de investigación financiado por el gobierno peruano, Imarpe.
Chile pescará más de lo acordado
A ratos, la reunión en Santiago parecía un circo. Activistas de Greenpeace disfrazados de jureles desplegaron un gran lienzo exigiendo a los estados de la OROP-PS que protejan a los peces en peligro. Samuel Leiva, el jefe de campaña de la sede chilena de la ONG, quien ha monitoreado las reuniones de esta organización desde que comenzaron, pidió insistentemente un límite de 260 mil toneladas para 2012 y medidas más enérgicas para reforzar su cumplimiento.
“Mientras la flota chilena ha reducido sus capturas internas, la peruana capturó cerca de seis veces más de lo que había prometido capturar”, dijo en una conferencia de prensa.
Después, Leiva habló con ICIJ. Entonces dijo que si el descenso de la población continuaba, el próximo año Greenpeace presionaría ya no para reducir las capturas, sino que para obtener una veda total del recurso, algo que algunos científicos ya han propuesto.
Pero Chile, que capturó más de 28 millones de toneladas de jurel en los años 90 antes de hacer un importante recorte de las cuotas, también enfrentó críticas. En la actualidad, sus registros de captura ascienden a cerca de la mitad de las reportadas en todo el Pacífico Sur. De hecho, sus políticas pesqueras y la intensa influencia de la industria en la regulación del sector durante las últimas décadas, han hecho que sea el principal responsable en la depredación del océano.
La propuesta inicial del gobierno se ajustaba a lo acordado en la OROP-PS y pretendía establecer la cuota en un 40% de lo capturado en 2010. Eso significaba reducir la cuota en un 41% en relación al año anterior y que sólo se podrían pescar 186 mil toneladas de jurel durante 2012. Pero el Consejo Nacional de Pesca, donde el 60% de los integrantes representa los intereses del sector productivo, rechazó esa rebaja.
Aunque las autoridades han señalado prácticamente como un logro la reducción, lo cierto es que el límite de capturas se cerró en 252 mil toneladas, un 35% más de lo que propuso el gobierno y casi el 84% de la cuota para todo el Pacífico Sur. Y es poco probable que el país esté dispuesto a modificar la cuota aprobada a fines de 2011 y así hacerla calzar con los niveles acordados en la reunión de la organización intergubernamental.
Viendo lo que se viene, Mansfield señaló que una ciudadanía que está pendiente y atenta a los riesgos medioambientales y que un debate legislativo como el que se organizó en Holanda para la próxima semana o la discusión en Chile por la nueva Ley de Pesca, ofrecen motivos para el optimismo.
“Una vez que entremos a la etapa de obligaciones legales y vinculantes, la habilidad para administrar (los stock) exitosamente debería ser mucho mayor“, dijo a ICIJ.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación es una red global e independiente de periodistas en más de 50 países que colaboran en investigaciones transnacionales. Forma parte del Centro para la Integridad Pública, una organización sin fines de lucro dedicada al periodismo de investigación.
Este texto fue traducido al español por CIPER.
(Ver versión original en inglés en el ICIJ)