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“A mi papá se lo llevaron vivo y me lo entregaron muerto”, dice Carmela Morales, la hija del veterano dirigente cocalero Iburcio Morales que murió la mañana del sábado en el hospital Hipólito Unanue y ha sido enterrado hoy, miércoles 17, en Monzón.
El ex alcalde del Monzón padecía de una cirrosis diagnosticada a inicios de este año, según indicaron sus familiares y abogados. La enfermedad se había agravado considerablemente desde junio, como lo reportó IDL-R.
Morales estaba recluido en el pabellón 3B del penal Miguel Castro Castro desde el 26 de noviembre de 2010, tras ser capturado por la policía antidrogas durante el Operativo Eclipse. Había sido detenido – una de las 45 personas detenidas en la redada– bajo los cargos de narcotráfico y colaboración con Sendero Luminoso del Huallaga liderado por ‘Artemio’.
Casi dos años después del encarcelamiento el caso, tanto el de Morales como el de los otros dirigentes cocaleros detenidos, estaba aún en etapa de investigación, con la gente encarcelada sin que la morosidad judicial y fiscal hubiera avanzado en determinar su culpabilidad o inocencia.
Paul Curay, su abogado, solicitó el 23 de marzo la variación del mandato de detención por comparecencia al juez Manuel Loyola Florián, a cargo del Tercer Juzgado Penal Provincial de Lima.
Uno de los fundamentos de la solicitud fue que “no existen indicios de la responsabilidad penal (…) solo el dicho de testigos claves sin identificar”.
Extrañamente, la defensa no tomó en consideración la gravísima enfermedad de Morales para formular el pedido.
Debido a la huelga del Poder Judicial y otros retrasos, el informe oral para que los abogados de Morales sustentaran su solicitud fue recién el 17 de agosto pasado.
Durante esos meses la salud del dirigente cocalero se deterioró. La madrugada del 14 de junio pasado, el ex alcalde del Monzón fue evacuado de urgencia al hospital Hipólito Unanue por el agravamiento de la cirrosis.
Pese a que no podía caminar y apenas hablaba, permaneció encadenado a su cama durante el tiempo que fue tratado. Los médicos tratantes hicieron un informe que indicaba que Morales padecía de “cirrosis hepática descompensada, encefalopatía hepática II, Ascitis por 1 e infección VHB”.
El 6 de julio, cuando el veterano líder permanecía aún internado en el hospital, su hija Carmela presentó una solicitud a la Comisión de Gracias Presidenciales del ministerio de Justicia para que le fuera concedida la gracia presidencial a su padre.
“Nunca nos dieron respuesta a nuestro pedido”, indicó Carmela. Según IDL-R ha podido conocer, la solicitud aún estaba siendo evaluada por la secretaría técnica de la Comisión de Gracias Presidenciales, pese a la evidente gravedad de Morales.
El 11 de julio autoridades locales del Monzón y dirigentes cocaleros hicieron llegar al presidente Ollanta Humala una carta pidiéndole que conceda la gracia presidencial a Iburcio Morales. “Por principios de humanidad respetuosamente le solicitamos conceder el derecho de gracia (…) al sr. Iburcio Morales Baltazar”, refiere la carta.
No hubo respuesta.
El tiempo se agotaba para el veterano dirigente. El domingo 29 de julio fue llevado nuevamente al hospital Hipólito Unanue. Presentaba un cuadro grave de encefalopatía hepática.
El informe elaborado en junio por los médicos del hospital Hipólito Unanue recién fue presentado el 17 de agosto por la defensa de Morales durante la audiencia oral con el juez Manuel Loyola. Según indicó Curay, también fue entregada copia de la historia clínica.
Pese a ello, el 29 de agosto el juez Loyola declaró improcedente la variación de la prisión preventiva por la comparecencia. En su resolución, el juez resuelve que “no existe certificación o informe médico del Instituto Nacional Penitenciario sobre la dolencia alegada por el recurrente ni sobre la necesidad de tratamiento médico especializado”.
Los abogados apelaron la decisión del juez, pero mientras eso seguía su curso, Morales murió. IDL-R intentó comunicarse con Loyola sin poder lograrlo.
Juan José Quispe, abogado del Instituto de Defensa Legal (IDL), indicó que “el pedido [de los abogados] estuvo mal planteado. El abogado debió solicitar al juez que oficie al INPE para que haga una evaluación integral a Iburcio Morales para que sea examinado por el cuerpo técnico especializado del INPE y se emita un diagnóstico para que concluya sobre la gravedad de la enfermedad. Además, debió pedir la variación de detención por arresto domiciliario o se le interne en un hospital mientras dure el proceso judicial”.
Es evidente que los abogados de Morales actuaron en forma tardía e incompleta, pero también lo es que tanto la autoridad judicial como la presidencia de la República reaccionaron con negligencia e insensibilidad ante un cuadro, este sí, clara y comprobadamente terminal.
Actualización informativa de las 21:35 horas del jueves 18:
Durante los funerales del veterano líder cocalero Iburcio Morales, en los que estuvo el corresponsal de IDL-R Felipe Paúcar, dirigentes cocaleros del Monzón acordaron viajar a Lima para protestar contra el gobierno central y el Poder Judicial por no concederle a Morales la posibilidad de morir en su hogar.
Carmela Morales, hija del dirigente cocalero, anunció que su familia demandará al Estado por no haberle otorgado a su padre la gracia presidencial a pesar de la gravedad de su enfermedad. “El presidente Ollanta Humala conocía a mi padre, sabía quién era. Estuvieron ambos en contra de la erradicación de la hoja de coca. Le pidió que postulara al Congreso en las elecciones pasadas (…) Nosotros pedimos la gracia presidencial porque la enfermedad de mi padre estaba en la fase terminal y nunca tuvimos respuesta. No existe la justicia para los pobres”, dijo Carmela.
Al cierre de esta edición, los familiares y amigos de los dirigentes cocaleros capturados durante el Operativo Eclipse se alistaban para hacer una vigilia frente al Poder Judicial.