Josef Maiman y Miguel Atala pasaron juntos su vida escolar y se graduaron en la misma promoción. Ahora, cuando avanzamos en comprender los desenlaces, podemos sorprendernos con los improbables comienzos.
Recuerden los últimos días de su quinto de secundaria. Terminaron los presentes y el futuro aguarda. Cada joven vida se proyecta al porvenir. Al despedirse la clase, están todos juntos, como estuvieron tantos años. El anuario del colegio los registra desde el kinder, creciendo junto a profesores que envejecen con el cierto orgullo estoico de la esperanza proyectada en sus pupilos.
¿Qué les traerá el futuro?
Por suerte no hubo clarividentes en la promoción de quinto de secundaria del colegio Abraham Lincoln de 1961.
Ahora, casi 60 años después de ese escenario de partida, la historia permite una suerte de profecía restrospectiva cuando mira sus extremos.
La promoción 1961 del colegio Abraham Lincoln tuvo 26 alumnos. Era un colegio mixto, más bien liberal, que buscaba expresarse consistentemente en inglés, aun a costa de gentiles resbalones en el siempre mullido español.
Su ‘Home-Room Teacher’ fue el profesor Luis Merino. Los chicos le llegaron a tener tal afecto que decidieron poner su nombre a la promoción. Este sintió “lejítimo [sic] orgullo […] que la Promoción lleve el nombre de una persona humilde cuyo único mérito ha sido el de querer siempre lo mejor para ellos […] desear a todos y cada uno de ellos el éxito y la felicidad que se merecen en el futuro”.
El futuro reservaba una especial notoriedad para dos alumnos de esa promoción.
Josef Maiman y Miguel Atala.
Sesenta años antes que el caso Lava Jato los volviera a unir, ambos estudiaron juntos desde primaria hasta el último año de media.

Eran diferentes, como lo muestra esta página. El joven Maiman fue, hacia el final de la secundaria, director del periódico escolar “Lincoln y Nosotros”, mientras que el robusto adolescente Miguel Atala aparece como uno de los campeones interescolares de tiro (que se hacía en esa época con el fusil Mauser Original Peruano 1909) y también como uno de los ganadores del “Concurso de Pico”.

En la descripción de cada cual, escrita en el estilo usual de “Yearbook” entre cariñoso e irónico, destacan, vistas desde la perspectiva actual, características interesantes.
Miguel Atala Herrera es descrito como: “Dinámico, apasionado, violento y generoso. Ingresó en primaria. Por su carácter ‘suave’, jamás tuvo pleitos con nadie.
Su principal afición es gozar de la buena vida. Debido a su generosidad y buenos sentimientos se puede decir que es un amigo de todo el mundo. Desea ser un poderoso Industrial y casarse lo más pronto posible.
Su curso fuerte: Economía Política. Su deporte favorito: El Foot Ball [sic]. Uno de sus sobrenombres: ‘Mata siete’, es Piurano”.

Josef Maiman Rapaport era visto en forma diferente: “Hábil, astuto, Buen [sic] amigo, Político. Fundador de la Promoción. Sus compañeros si no lo respetaban por su tamaño, lo hacían por su inteligencia. Ocupó los primeros lugares de la clase y el 1º de su especialidad de Ciencias.
Fue representante de su clase. Tomó parte en todas las actividades sociales, culturales y deportivas. Fue el verdadero ‘Leader’ del grupo. Muy querido por todos.
Su aspiración: Ser Presidente del Banco Mundial de Fomento.
Su curso preferido: Economía Política.
Su tipo: todas.
Su deporte: El Foot-Ball [sic]. Sobrenombre: ‘Yusho’”.

Ese fue el ambicioso partidor. Luego ambos tuvieron, en diferentes escala, éxito empresarial en contextos harto controvertidos en los dos casos. Los dos, cada cual a su manera, aprendieron a jugar simultáneamente en la luz y la sombra, en la ley y la trampa.
Y ambos terminaron manejando como lucrativos testaferros parte de las coimas presidenciales del caso Lava Jato. Maiman para Toledo; y Atala, según su confesión, para García.
Jorge Barata dijo en su declaración que Nava había sido “el Maiman de García”. Pero hasta ahora el “Maiman de García” resultó su promo, Atala. Ni siquiera faltó un ‘Chalán’ en esa promoción; pero, por fortuna, se trató de un honorable apellido y no de un forzado ‘codinome’.