Si hubiera que definir con una sola palabra la estrategia de Giselle Giannotti en la investigación sobre el espionaje industrial que practicó Business Track (BTR), esta sería: Rashomon. El proceso judicial que se sigue en su contra por los delitos de interceptación telefónica y asociación ilícita para delinquir hoy inicia su etapa final.
En sus primeras declaraciones a la Fiscalía, a inicios de 2009, Giannotti aseguró que desconocía qué información estaba en los dispositivos USB confiscados durante su detención. Un año más tarde, cuando se hizo público el ‘cambiazo’ de dos USB su versión cambió drásticamente. Dijo que en los dispositivos manipulados habían estado los audios que involucraban a los ex ministros Jorge del Castillo y Hernán Garrido Lecca en el asunto de las concesiones petroleras y la construcción de hospitales, respetivamente.
Giannotti también lanzó graves acusaciones contra quienes la investigaron en la Policía: el actual ministro del Interior, general PNP (r) Miguel Hidalgo; y el general PNP Carlos Morán, jefe de la Dirandro.
Giannotti sostuvo que Hidalgo y Morán la habían “maltratado” durante su detención en la Dirandro, además de manipular los archivos digitales que le habían incautado. Ambos oficiales negaron lo dicho por la analista y la retaron a que se someta a una prueba del polígrafo. El asunto quedó ahí. (Ver: “Que el polígrafo diga quién miente”)
Hasta ahora ni Giannotti ni ningún miembro de BTR había revelado ante los medios quiénes financiaron el espionaje industrial.
Ahora, IDL-Reporteros tomó conocimiento que Giannotti dio información relevante sobre los financistas del chuponeo durante una conversación informal con Morán, que tuvo lugar en la sede de la Dirandro durante su detención, en enero de 2009.
En una entrevista con IDL-R, el general Carlos Morán confirmó la conversación con Giannotti.
– ¿Cómo fue la conversación que usted tuvo con Giselle Giannotti, qué les refirió, quiénes estuvieron detrás del chuponeo, en qué circunstancias se hizo y qué descubrieron detrás de ese chuponeo?
Efectivamente y eso no lo dice en una declaración firmada, oficial. Al decir oficial me refiero a una declaración ante el fiscal y su abogado. A modo de conversación ella ante los investigadores que la tenían a cargo les comentó que había una red de personas que contrataban los servicios de BTR para que puedan hacer trabajos de interceptación telefónica ilegal, básicamente orientados a la competencia de estos empresarios. Ella hacía unas apreciaciones de cómo se manejaba este negocio y estas tratativas. En ese sentido dio algunas pistas para que la Policía pueda profundizar el tema.
Es en ese ínterin ella, a través de terceras personas, entrega una información digital sobre conversaciones que involucraban a empresas azucareras y lácteas. Los que supuestamente se chuponeaban eran los de la competencia para saber qué hacían. Allí aparece el tema de Cartavio (del Grupo Gloria), (Agroindustrial) Laredo (forma parte del grupo empresarial colombiano Manuelita S. A., cuya actividad principal es la producción y comercialización de azúcar), de Laive con Gloria.
-¿Cartavio y Laredo eran chuponeados?
Ella señalaba básicamente al Grupo Gloria como el que financiaba el chuponeo, pero no se podía probar eso porque era un comentario de ella. Y quería que la Policía o la Fiscalía le den profundidad al tema. En el atestado policial se considera un rubro muy específico, que dice que se ha hecho un acta de hallazgo de archivos digitales con conversaciones de personas desconocidas. Todo, según ella, indicaba que el Grupo Gloria era el que financiaba estas escuchas ilegales.
-¿Indicó si se hacía directamente con BTR o a través de intermediarios?
Había un marino retirado que era el que trabajaba para este grupo empresarial, que era el contacto con BTR y lo señala. Inclusive hay publicaciones periodísticas que identifican a estas personas.
-Al que llamaban ‘Careva’.
Cara de vaca.
-Que habría sido el intermediario.
Sí. Entonces de esta información que va saliendo vamos haciendo algunos avances y confirmamos la identidad, su posición laboral con la empresa.
-¿Pero ustedes investigaron más la línea de información que ella dio?
Claro. Confirmamos las cosas que decía sobre la vinculación comercial. Había un interés comercial en ese grupo, por un lado entrar en cementos, lácteos y compañías azucareras que era de la competencia. Lo que decía ella tenía cierto grado de comprobación. Hablaba de una cementera mexicana Cemex, y de la cementera Otorongo, que eran competencia de Cementos Yura (empresa del Grupo Gloria).
Y cuando hablaba de Laive, que era competencia de leche Gloria, ella decía: si es que ustedes encuentran audios de chuponeo de empresas que son competencia, entonces deduzcan quién financia esto. Y comenzamos a comprobar esta situación, no a establecer responsabilidad. Pero si era coherente que había una relación causa efecto. Lo mismo pasó con Cartavio.
-Entiendo que uno de los chuponeados era la empresa Manuelita.
Sí, Manuelita.
-Y también al Grupo Oviedo.
-No mencionó al Grupo Oviedo. Una de las compañías chuponeadas era Manuelita. El Grupo Gloria tenía la compañía que había entrado. Ellos tenían interés en saber cómo se manejaba la compañía, cuáles eran las pretensiones o las proyecciones económicas de vender o de comprar. Entonces ellos querían esa información. Ese era un espionaje industrial.
(Giannotti) Trazaba hipótesis muy interesantes que había que profundizar. Pusimos por escrito que había que investigar sobre los que financiaban esos audios. Pedimos ampliar la visualización de la información que aparecía en las computadoras, pero se cortó por los motivos que todos conocemos y eso lo asumió la juez.
-Entre la información que ella hizo llegar a través de terceros, ¿había conversaciones registradas? ¿Recuerda quiénes eran los que estaban interceptados en esas comunicaciones?
Eran conversaciones de teléfonos fijos. Grababan conversaciones de la secretaria o de funcionarios de empresas. Se sacó copia y todo se puso a disposición.
-Pero eran conversaciones entre los funcionarios de las compañías chuponeadas…
Claro.
-De Laive, y de las azucareras.
De Laive no encontramos, de las azucareras sí.
-¿Ella prosiguió después con la colaboración?
Ella lanzó una interesante propuesta en el sentido que se podía demostrar el grado de colaboración y esclarecer todo esto. ¿Cómo se frustra esta colaboración? Para darle un beneficio de colaboración tiene que aceptar ser culpable. El fiscal dijo que ella no podía colaborar por fuera. Ese fue un motivo de discordia. Al final ese conflicto se acentuó y ya se cortó todo.
-¿Llegaron a escuchar material grabado de los micrófonos que estaban en la suite de Canaán?
Lo que escuchamos y se visualizó era información que los detenidos tenían en ese momento. Se sacó copia de los dispositivos de almacenamiento digital pero no de todos los detenidos. La idea era encontrar algún elemento vinculante con el ilícito penal. Con Ponce comenzamos, luego avanzamos con Tomasio y terminamos con Giannotti, y con lo que declararon los suboficiales de la Marina y los equipos se encontraron en esas casas de escucha, suficiente para armar un atestado y formular cargos.
-Tengo entendido que la información captada de los micrófonos en la suite de Canaán la poseía Giannotti y estaba dentro de los dispositivos recuperados en su casa.
Yo tengo acá USB pero necesariamente tienen que ser grabados en una matriz. Yo no creo que ella haya tenido todo grabado de la matriz en los USB y que esté todo en su casa. Tiene que haber copias. Si ella dice, como dicen algunos, que toda la información está ahí. ¿Entonces dónde está el resto? Si hubiera conversaciones en la suite de Canaán.
–Pero claro que las hubo…
Yo no niego eso.
-Incluso en parte de lo que ustedes sacaron con el dispositivo hush claramente hay una parte que corresponde a eso.
Esa información que se sacó y se imprimió está en el expediente judicial. Pero el contenido auditivo está en el Poder Judicial completo. Si hay información en la suite de Canaán deben de estar ahí. Porque si aparecen los impresos debe estar en el audio.
-Sobre la matriz de la que extrajo la información, ¿ustedes nunca tuvieron una idea de dónde estaban esas computadoras, esos discos duros?
Nosotros registramos la computadora de Ponce, de su base, de su empresa, incautamos las computadoras de los procesados, pero como le dije, no se llegó a abrir toda la información. Solo sacamos copia de un 8 por ciento de lo incautado. Imagínese todo lo que faltaba. Yo creo que alguien a nivel judicial ha sacado copia de todo y está visualizado. La Policía tuvo solo una parte.