Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2515 de la revista ‘Caretas’.
El mototaxi arrancó de nuevo en su ruta ebria esta semana cuando la Comisión Permanente del Congreso acordó un plazo de 15 días a la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales para que “investigue” e informe sobre la denuncia constitucional presentada por el fujimorismo contra Pablo Sánchez, fiscal de la Nación.
El fujimorismo votó en masa a favor y, salvo dos notorias abstenciones, todos los demás partidos lo hicieron en contra.
Lo curioso fueron las palabras con las que los fujimoristas salieron a defender su ofensiva contra la Fiscalía de la Nación. Según Héctor Becerril, la acusación es “un golpe […] a los que no quieren investigar a los corruptos”. De acuerdo con Daniel Salaverry, quienes se oponen a la acusación quieren “blindar al fiscal de la Nación porque no quieren que se conozca la verdad”. Tamar Arimborgo afirmó que la “acusación constitucional al fiscal Sánchez es precisamente por no luchar contra la corrupción”. Y Luz Salgado atacó al congresista Marco Arana porque él “invita a salir a las calles en contra del Congreso en vez de pedir que salgan para luchar contra la corrupción”. Luego, Salgado se preguntó retóricamente: “¿o sea que no se puede preguntar al fiscal por su obligación de abrir investigación?”.
Tengo la impresión de que todas esas exhortaciones a “investigar a los corruptos”, “que se conozca la verdad”, “luchar contra la corrupción” (bis), “abrir investigación”, no enarbolaban precisamente como ejemplo la investigación recientemente abierta por la fiscalía de la Nación sobre la presunta financiación electoral de la campaña de Keiko Fujimori por Odebrecht; ni tampoco a la decisión cercana en el tiempo de la fiscal superior Elizabeth Peralta, que ordenó reabrir la investigación por lavado de activos contra Joaquín Ramírez y adecuarla a la Ley de Crimen Organizado.
¿No piensan ustedes igual?
Entonces, si esas importantes investigaciones solo cuentan como deudas, ¿a qué “investigaciones”, a qué “lucha contra la corrupción” se refiere el mototaxi?
Ahora lo veremos.
Cuando el fiscal José Domingo Pérez Gómez interrogó este mes a Marcelo Odebrecht en Curitiba sobre los presuntos aportes de Odebrecht a la campaña presidencial de Keiko Fujimori en 2011, el fujimorismo acreditó a dos abogados, brasileño y peruano, en la diligencia. Uno de ellos, Edward García, contactó a Fuerza Popular apenas salió de la diligencia, con noticias supuestamente favorables a Keiko Fujimori.
Apenas este habló, se produjo la siguiente reacción en el grupo parlamentario de Fuerza Popular.
Pero Edward García o estaba más perdido que ciego en tiroteo o fue entendido mal por quien recibió su llamada. Poco después, El Comercio publicaba en portada la información, escrita por Graciela Villasís, de que Marcelo Odebrecht había declarado que aportó dinero a la campaña de Keiko Fujimori en 2011.
La noticia provocó una reacción furiosa de Keiko Fujimori, que en un mensaje videograbado atacó –en un tono cuya estridencia recordó al Alberto Fujimori de los 90– a El Comercio y a la compañía Graña y Montero. De hecho, culpó a “los señores Graña vinculados al Grupo El Comercio y que están involucrados en el caso Lava Jato con la empresa Odebrecht, les ha preocupado [que el fujimorista Salaverry] […] haya denunciado al fiscal de la Nación por hacerse de la vista gorda y no investigar a la empresa Graña y Montero pese al tiempo transcurrido”. Dijo también que suponía que “a los señores Graña” les había preocupado que el Congreso hubiera modificado el Decreto de Urgencia 003 para que “las restricciones a la empresa Odebrecht alcanzaran también a su empresa”.
¿No sabía Keiko que Chlimper fue miembro del directorio de Graña y Montero durante algunos de los años cruciales de Lava Jato, desde 2006 hasta 2015?
O sea que de eso se trata. De Graña y Montero. ¡Hay que investigarla! grita Keiko y yo, por una vez, estoy en ese punto de acuerdo con ella. Pero en lugar de intentar perseguir al fiscal de la Nación, le sugiero a Keiko un camino investigativo más corto y directo.
Investigar a José Chlimper.
¿No sabía Keiko que Chlimper fue miembro del directorio de Graña y Montero durante algunos de los años cruciales de Lava Jato, desde 2006 hasta 2015?
Chlimper entró como director al Holding empresarial en marzo de 2006 y se quedó hasta diciembre de 2015. Fue colocado por las AFP, como director independiente, pero asumió funciones importantes en varios niveles.
Por ejemplo, fue miembro del Comité de Auditoría y Procesos de Graña y Montero entre 2009 y 2015. Su tarea era supervigilar y examinar todo lo referente al control interno. Era una posición ideal para detectar anormalidades e investigarlas. Especialmente cuando fue presidente del Comité.
Chlimper también fue presidente del comité de gestión humana y responsabilidad desde 2006 hasta el 2015. Otra posición privilegiada para diagnosticar arreglos oscuros.
Por si no fuera eso suficiente, Chlimper fue asimismo director en uno de los negocios principales del Holding: la constructora Graña y Montero, desde abril de 2008 hasta marzo de 2014.
Y también fue miembro del comité de ingeniería y construcción del 2011 al 2015.
Quien desee examinar por su cuenta la información puede empezar consultando la siguiente publicación en internet: http://www.granaymontero.com.pe/books/memoria-anual/2015/pdf/esp/07_gobierno_corporativo.pdf.
En la página 2 hay una simpática foto del directorio en pleno, donde está Chlimper junto a “los señores Graña” sobre los que habla Keiko. Un poco más abajo está el cuadro de los “comités del directorio y comités operativos del directorio” donde puede verse los comités que presidió Chlimper y aquellos otros en los que simplemente participó.
Todo esto no es novedad para muchos, pues parte de esta información ya ha salido en otros medios. Pero sí tiene que ser asunto muy novedoso para Keiko Fujimori, pues si hubiera estado enterada de ello, o habría exigido que se investigue a su propio secretario general, Chlimper, junto con Graña y Montero, o hubiera reparado en que con un tejado de vidrio no es bueno jugar a tirapiedras.
Es verdad que en algún momento el propio Chlimper intentó deslindar el tiempo de su gestión de los presuntos hechos de corrupción. Escribió en su twitter que: “Fui director de GyM entre marzo 2006 y diciembre 2015. Contrato de la IRSA Sur es de agosto de 2005. Publiqué artículo en contra 27.07.05”. De acuerdo con lo que escribe, se habría salvado de la corrupción por unos pocos meses.
Pero se olvidó, o decidió ignorarlo, que durante los largos años en los que fue director de Graña y Montero, esta fue parte del consorcio que construyó el Metro de Lima, donde una parte de la corrupción ya ha sido confesada. Y se olvidó también de la participación de GyM en el consorcio del gasoducto, al que entró cuando Marcelo Odebrecht ya estaba preso en Curitiba, y, adivinen, cuando José Chlimper era todavía director.
Así que, Keiko, si quieres investigar a GyM, ya tienes a quien interrogar en casa. Y, si deseas chantarle el D.U.003 a GyM, (un decreto torpe y contraproducente que solo produce víctimas colaterales al devastar la empresa), ¿no te parece que deberías ponerte de acuerdo con tu secretario general, que en otro tuit memorable escribió que “… Creo en la empresa y en sus 50,000 trabajadores…”.
¿Se ponen de acuerdo o siguen en el borracho mototaxi en ruta al próximo accidente?