Transparencia Internacional pidió ayer, de forma simultánea, datos de posibles vínculos de “lava jato” en Panamá y seis países de la región. La corrupción descubierta en la brasileña Petrobras y que involucra a la constructora Odebrecht, es “posiblemente el mayor escándalo que se ha producido en Latinoamérica en los últimos años”, sostiene la organización.
Tras un ‘lava jato’ en Panamá
La posibilidad de que el enquistado esquema de corrupción, sobornos y coimas investigado en Brasil haya sido replicado en países de la región –incluyendo Panamá– ha generado una nueva presión para América Latina.
Ayer, Transparencia Internacional (TI), la coalición global anticorrupción, anunció que verificará las operaciones de las empresas constructoras brasileñas ligadas al escándalo de Petrobras en siete naciones: Argentina, Venezuela, Guatemala, Chile, Panamá, Perú y República Dominicana.
En palabras simples, el organismo trata de establecer o descartar si en estos países también se estructuró un lava jato (lava auto).
Los fiscales brasileños han denominado de esta forma la investigación en la que establecieron que las constructoras más importantes de Brasil –entre ellas, Odebrecht– eran contratadas por la estatal Petrobras para hacer obras con sobreprecios y luego desviar el dinero a políticos y empresarios.
“A medida que las investigaciones en Brasil continúan evidenciando vínculos entre grandes empresas constructoras y corrupción en Petrobras, TI analizará si estas están replicando el mismo modelo de negocios basado en pago de sobornos y cartelización del sector en otros países en donde mantienen operaciones significativas”, precisó el organismo en un comunicado.
Por ahora, reporta que en Venezuela una investigación preliminar muestra la existencia de retrasos en ejecución, contabilidad opaca y dudas sobre posible injerencia política alrededor del otorgamiento de contratos millonarios.
En Panamá, la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana (capítulo panameño de TI) presentó solicitudes de información a cinco entidades sobre contratos de obras públicas a favor de la constructora Odebrecht, el mayor contratista del Estado al participar en proyectos que suman unos $9 mil millones.
Las solicitudes de información, firmadas por Ramón Ricardo Arias, presidente de la fundación, están dirigidas a los ministros de Salud, de Vivienda y Ordenamiento Territorial, de Obras Públicas; al director del Metro de Panamá, S.A. y al administrador general de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos.
Panamá juega un papel determinante en las investigaciones, debido a la línea de sucesos que hablan de la importancia de este país para Odebrecht.
Por el tamaño, el monto de la inversión y la importancia de las obras a cargo de Odebrecht, Panamá es territorio fértil de esta multilatina, cuyo líder y heredero, Marcelo Odebrecht, está en prisión en Curitiba, Brasil.
En los gobiernos de Martín Torrijos, Ricardo Martinelli y ahora Juan Carlos Varela, Odebrecht ha podido coronarse con obras insignia de cada administración.
Por otro lado, Panamá es una pieza neurálgica en el modelo que, según los fiscales brasileños, habría usado Odebrecht para ocultar y lavar dinero los últimos 10 años.
Las pesquisas han concluido que Odebrecht utilizó el sistema financiero local para lavar dinero y el sistema jurídico para crear empresas de papel por la que pasaba el dinero con el propósito de “limpiarlo”.
La investigación judicial descrita en la denuncia a Marcelo Odebrecht detalla complejas maniobras sospechosas a través de la sociedad Constructora Internacional del Sur, constituida en Panamá, la cual fue supuestamente destinataria de coimas por $47.2 millones.
Esta información ha dado lugar para que los fiscales brasileños soliciten colaboración al Ministerio Público de Panamá, aunque todavía no se ha dado respuesta a la asistencia judicial que en marzo pasado presentó el país suramericano.
La procuradora Kenia Porcell indicó la semana pasada que están recopilando información para cumplir con el requerimiento solicitado por Brasil.
Panamá, al igual que el resto de los países latinoamericanos, está ante uno de los escándalo de corrupción “…más grandes que hayamos visto en la región, no solamente por la cantidad de dinero involucrada y por los vínculos entre las elites política y económica, sino también por el daño que este sistema de corrupción ha significado para la sociedad brasileña…”, recordó TI.