El 24 de diciembre de 1914 tropas británicas y alemanas apertrechadas en las terribles trincheras del frente occidental durante la Primera Guerra Mundial detuvieron su matanza habitual y se dieron un fraterno abrazo de navidad, entre cánticos y salmos. El episodio ha trascendido en la historia, conociéndosele como la Tregua de Navidad. El sentimiento de honor que existía entre estos hombres, quienes a pesar de sus diferencias se reconocían como combatientes y respetaban sus respectivos grados, permitió por un momento, que las rivalidades cesaran y se diera un hecho que nunca ha sido olvidado en la historia de la humanidad
Por estos días de luces multicolores, mensajes de paz, amor y prosperidad, reconciliación y trajes y prendas interiores amarillas, miles de militares, policías y bomberos saben que estarán fuera de casa debido a las imposiciones del servicio. Son las fiestas en que particularmente los bomberos no la pasan muy bien. En el VRAE por lo menos, las patrullas seguirán su recorrido de siempre y espero que justo el 24 el cielo no se caiga y moje a nuestros muchachos. Lamentablemente, no se puede dar tregua al enemigo; Sendero Luminoso no nos daría una Tregua de Navidad.
La irrupción de las lluvias genera una situación inestable y los viajes por tierra se hacen imposibles. Hace unos días un alud cerca de Tutumbaru cayó encima de dos personas que colocaban postes de luz. Ese lugar, es muy particular. Una vez, quedé varado durante dos días en Machente. A medio kilómetro de la población hay un tramo muy sensible a derrumbes. Tanto transportistas como los lugareños parecen acostumbrados a ello. Largas filas de camiones, camionetas 4 x 4 y autos Yaris se acumulan a ambos lados de los derrumbes.
Me di cuenta que en función a los derrumbes se había implementado un movimiento comercial intenso. En otras regiones del país, los huaycos son más esporádicos y aparecen vendedores de oportunidad ofreciendo principalmente alimentos o bebidas. En cambio en Machente, está instalado todo un sistema de comercio que incluye hasta ponchos, paraguas y revistas.
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Tal como ha informado IDL-Reporteros en su última entrega, la semana pasada se realizó un sobrevuelo sobre Alto Pichas, un remoto lugar de la selva de La Convención donde las mafias del narcotráfico lograron habilitar pistas de aterrizaje clandestinas. Desde la altura, se trata de un paisaje de película (me hace recordar a la isla del Parque Jurásico de Steven Spielberg), en el que cataratas innumerables se mezclan con las nubes y los arcoíris de las montañas; pero, con los pies puestos en tierra, la realidad se hace trágica.
La ruta, carente de poblados intermedios para avituallar, es durísima. Cualquier aventurero que sufra una herida o una fractura en el trayecto está condenado a muerte. Una vez en el lugar, la cosa tampoco es amable. Cuando se descubrieron las pistas, se instaló una base militar que solo duró un mes: bandadas de murciélagos atraídos por los mamíferos uniformados decidieron visitarlos. Los murciélagos saben reptar y encontrar los resquicios que dejan en los mosquiteros los soldados que se quedan dormidos. Y los que no fueron víctimas de los roedores alados terminaron con uta; la cual a pesar de los avances médicos requiere de tratamientos largos, onerosos y dolorosos.
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¿Es positiva la conjuntez? Hace años, las interrelaciones entre los miembros de las Fuerzas Armadas eran bastante esporádicas. En mi paso por la EMCH, se limitaba al almuerzo por el día de las Fuerzas Armadas; después de eso, la visión sobre nuestros pares parecía un cuento de fantasía. Cuando ascendí a teniente, mi cercanía a la Marina de Guerra se hizo mayor pues designado a realizar el curso Comando en la Infantería de Marina; y claro, después de varios meses de duro entrenamiento (particularmente en el helado mar) necesariamente los vínculos se estrechan. Incluso para toda la vida. Pero seguía siendo una excepción.
Hoy, a través de la Escuela Conjunta de las Fuerzas Armadas, con sede en Chorrillos, se ha dado un impulso importante para que lo que llamamos la “cojuntez” sea realidad. ¿Por qué es positiva? Porque antes nos percibíamos como islas. En algún momento, cuando las tres fuerzas armadas teníamos que planificar algo, el Ejército lo hacía en kilómetros y la FAP en millas y divergíamos en cada cosa y se nos hacía engorroso.
Ahora puedo experimentar lo valioso de tener compañeros de promoción FAP o MGP, no solo por la amistad, sino porque las interacciones se hacen viables en función a que nos conocemos con anticipación y entendemos la doctrina del otro. Un gran número de operaciones en el VRAE se conducen así. Por ejemplo, el Componente de Fuerzas Especiales está al mando de un oficial de la MGP y tiene patrullas de comandos del Ejército, FOES, Comandos de Infantería de Marina y DOES de la Fuerza Aérea.
Funciona sin inconvenientes, excepto, los de las dificultades propias de las misiones por cumplir.
Y en conjuntez, muchos pasaremos esta noche buena, tratando que la noche de paz, sea de verdad, de paz.
(*) Escritor y militar, el mayor EP Carlos Enrique Freyre lleva la literatura donde lo lleva el servicio. Ahora Freyre sirve en el VRAE, donde a la par del cumplimiento de sus deberes de oficial, escribe notas, pensamientos y relatos sobre la intensa y conmovedora realidad que observa. Son sus “Diarios de guarnición”, la columna que IDL-Reporteros publica cada 15 días.