A veces las grandes iniciativas tienen insospechados comienzos. Y eso fue lo que sucedió en el origen de los formidables archivos sobre Vladimiro Montesinos y la corrupción en el gobierno de Fujimori, conseguidos por el famoso fotoreportero y periodista de investigación, Jeremy Bigwood.
Todo empezó donde otras historias terminan: en la Dincote. Fue en 1993, en el Perú. Ese año, Bigwood fue detenido por la Dirección nacional contra el terrorismo (Dincote) de la PNP, por haber fotografiado a senderistas. El arbitrario arresto provocó una oleada internacional de protestas que llevaron prontamente a la liberación incondicional de Bigwood.

Poco antes de ser liberado, sin embargo, Bigwood almorzó con los detectives de la Dincote, que lo habían tratado cordialmente y que, sin duda, tenían interés en escuchar las experiencias del ya entonces veterano periodista en los intensos y letales escenarios de las guerras internas de Latinoamérica.
Ellos a su turno le contaron sobre los peligros de su trabajo. “No obstante”, recuerda Bigwood, “cuando traje a colación el asunto de Vladimiro Montesinos, todos mostraron temor y no quisieron hablar sobre él”.
Bigwood quedó sorprendido y, a la vez, intrigado. “[Los detectives] eran hombres fuertes y serios, que afrontaban un trabajo peligroso, pero lo que ellos parecían temer más no era Sendero Luminoso sino Vladimiro Montesinos. Por lo menos esa fue mi impresión. A partir de entonces resolví averiguar más sobre él y su relación con el presidente Fujimori”.
Al regresar a Estados Unidos en 1995, Bigwood inició varios pedidos de información basados en la ley FOIA (Freedom of Information Act) sobre otros asuntos. Pero a partir “de 1996 o 1997” empezó con las peticiones sobre Vladimiro Montesinos. Quince años después, los pedidos, discusiones y apelaciones continúan.
“El FOIA en los Estados Unidos puede tomar mucho tiempo y puede ser muy poco productivo con algunas agencias, pero se está tornando más productivo que con otras” sostiene Bigwood.
“¿Por qué sigo utilizando el FOIA para conseguir información? Porque aparte de los documentos filtrados, es la única forma asequible de tener una idea de qué cosa realmente sucede detrás del escenario”.
La tenacidad de Bigwood ha producido resultados notables. En el caso de los documentos sobre Montesinos, hay centenares de archivos que provienen del Departamento de Estado, de la Defense Intelligence Agency (DIA), de la Drug Enforcement Administration (DEA), de la Central Intelligence Agency (CIA), entre otros.
Algunos, como ya he escrito sufren de la censura a veces pesada de los recortes y borrones hechos por el censor antes de desclasificarlo. Aún así, como se verá, son muy valiosos.
IDL-Reporteros agradece la generosa disposición de Jeremy Bigwood de permitir la publicación de sus archivos por este medio. Esto abre otra extraordinaria ventana sobre nuestra Historia reciente y algunos de sus más notorios personajes, tal cual fueron descritos por los funcionarios de la embajada de Estados Unidos al reportar lo que sabían a través de sus fuentes (desde informantes pagados hasta invitados y publicaciones) a sus superiores.
Y a partir de hoy iniciamos la publicación de los archivos Bigwood, a veces solos, a veces en el marco de las historias que componen. En este último caso, se citará el cable, pero también se lo publicará íntegro en la sección dedicada a ello.