En su notable primer discurso como vicepresidenta electa de los Estados Unidos, Kamala Harris dijo lo siguiente: “Sé lo duros que han sido estos tiempos, especialmente los meses pasados. La aflicción, la tristeza, el dolor. Las inquietudes y las luchas. Pero hemos visto también su coraje, su reciedumbre y la generosidad de su espíritu. […] Y entonces, ustedes votaron. Y enviaron un claro mensaje. Ustedes eligieron la esperanza, la unidad, la decencia, la ciencia y, sí, la verdad”.
Porque:
“ … la democracia en Estados Unidos no está garantizada. Su fortaleza solo deriva de nuestra determinación de luchar por ella, de protegerla y de no darla nunca por segura. Y proteger nuestra democracia significa lucha. Significa sacrificio. Hay alegría en ello y hay también progreso. Porque “Nosotros el Pueblo” tenemos el poder de construir un futuro mejor”.
Las palabras de Harris fueron dirigidas a los Estados Unidos. Pero bien pudieron ser destinadas a nosotros en el Perú, a Latinoamérica, a buena parte del mundo que enfrenta dilemas mayores con medios menores. Que juega su futuro con las cartas que el destino ha puesto en sus manos. Pero bajo los mismos principios: luchar por la democracia, no permitir su secuestro, para fortalecer el “poder de construir un futuro mejor”.