En el segundo día de operaciones dentro del reducto senderista atacado el jueves 11 por la mañana, las fuerzas especiales de la FEC y del CE-VRAEM consolidaron la ocupación del área, intensificaron la búsqueda de Víctor Quispe Palomino, ‘José’, descubrieron varias ‘caletas’ o escondites, ocasionaron un número no precisado de muertes a los senderistas y sufrieron dos bajas mortales.
Un comunicado del Comando Conjunto de las FFAA publicado este sábado 13 informó que el día anterior, el viernes 12, “durante los enfrentamientos que se vienen produciendo en este sector, fallecieron el Sub Oficial 2a FFEE Edín Vásquez Huamán y el Oficial de Mar 2a IMA Marden Valqui Rodríguez”.
El comunicado indica también que en el curso de la operación, “se ha causado una importante cantidad de bajas en las filas de la OT-SL, principalmente del entorno cercano a su cabecilla, el DT ‘José’, quien se encuentra seriamente herido”.
El documento no precisa cuál es la evidencia de que ‘José’ esté “seriamente herido”. Fuentes vinculadas con las fuerzas de seguridad indican, sin embargo, que hay un esfuerzo “desesperado” por parte de los senderistas para conseguir medicamentos, sobre todo antibióticos, en áreas próximas a la zona de Vizcatán. ¿Significa eso que ‘José’ ha logrado escabullirse del área de operaciones; o que los senderistas intentarán introducir las medicinas dentro la zona saturada por grupos de combate de las Fuerzas Especiales?
El área inicial de operaciones fue de aproximadamente 25 kilómetros cuadrados en el inicio de la acción ofensiva el jueves pasado. Se trata de una zona extraordinariamente difícil y escabrosa. Cerros empinados, cubiertos por espeso bosque y maleza, casi siempre húmedos por la lluvia frecuente y la constante humedad. Nubes bajas, sobre los cerros y a media cuesta, que no solo impiden la vista desde el aire sino acortan, con la neblina en medio de la espesura, la visión dentro del bosque mismo.
Ese es el lugar que Sendero descubrió y preparó como reducto desde mediados de la década de los ochenta en el siglo pasado. A la defensa natural de la selva montuna añadieron trampas, caminos ocultos, minas y también trincheras y en algunos casos túneles rudimentarios, inspirados sobre todo en la guerra de Vietnam (cuyos legendarios túneles de Cu Chi, todo indica, fueron tenidos en cuenta por los senderistas).
Ese es el terreno donde Sendero organizó su reducto principal, donde sobrevivió sus mayores contrastes y derrotas; donde efectuó su traumático rompimiento (abominación más bien), con Abimael Guzmán primero y con Feliciano después, para resurgir bajo el mando de los Quispe Palomino. Fue una metamorfosis que los llevó, desde comienzos de este siglo, a intentar expandirse; lo que lograron por un tiempo. Luego sufrieron contrastes sucesivos, que los debilitaron y virtualmente confinaron en su reducto, en una historia que, luego de más de 40 años de continua y terrible violencia, pudiera haber entrado en su capítulo final.
La siguiente línea de tiempo razonada permite una visión resumida de lo que fue la guerra en el VRAEM.
1983-1986 .– Sendero Luminoso se desarrolló en Ayacucho. Iniciada la violencia armada, en 1980, su comité regional en Ayacucho fue para ellos, el Comité Principal.
Desde 1983 hasta 1986, Sendero sufrió duros reveses en la sierra, sobre todo por acción de las fuerzas de seguridad pero también por pueblos que se rebelaron contra su yugo.
Ya en 1983, SL empeñó esfuerzos en abrir operaciones en la selva de Ayacucho, en lo que entonces se conoció como VRAE. A diferencia de la sierra, SL acortó plazos y buscó tener una rápida penetración y control. Su principal medio para abreviar tiempos fue intensificar la intimidación y el terror.
Desde fines de 1983 y 1984, SL logró penetrar gran parte del VRAE, desde el sur de Pichiwillka hasta el comienzo del río Ene y hacia arriba del río Mantaro. Las primeras noticias sobre el reducto de Vizcatán provienen de esos tiempos.
En 1984 surgen los primeros grupos campesinos de autodefensa, que poco tiempo después asumen el nombre de Decas y guiados por dirigentes con innato talento militar, como Antonio Cárdenas, de Pichiwillka, se lanzan a una guerra de vida o muerte contra Sendero, que durará varios años, costará el porcentaje más alto de bajas en el Perú; y llevará a que ese pequeño ejército de campesinos pobres empuje poco a poco a Sendero hacia el Norte y hacia el Este, libere todo el valle del río Apurímac y más allá de Canayre en el Mantaro. Se calcula que las bajas fueron casi el 10% de la población del área.
Hacia fines de los 80, Sendero había perdido el control de gran parte del VRAE, pero se proyectó en forma aún más violenta y cruel, hacia ambas márgenes del Ene, con efectos devastadores sobre el pueblo Asháninka en particular.
A comienzos de los 90, el comité regional principal de Ayacucho no había dejado de operar en la sierra, pero sus acciones centrales ocurrían en la selva. Lo dirigía ‘Feliciano’(Óscar Ramírez Durand), uno de los tres miembros del Politburó senderista (junto con Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre). Los hermanos Quispe Palomino, hijos de un fundador de SL, parte de las acciones senderistas desde los comienzos, estaban bajo el mando de ‘Feliciano’ y lo resentían enormemente pero con obligado disimulo.
En septiembre de 1992 cae Abimael Guzmán. Meses después emerge reconociendo su derrota y pidiendo un acuerdo de paz. ‘Feliciano’ y el Comité Regional Principal repudian el mensaje de Guzmán.
Los Decas, apoyados por la Fuerza Armada después de años de mutua suspicacia y abandono (salvo importantes excepciones) intentaron, después de una serie de victorias, desalojar a SL de Vizcatán. No lo lograron y fueron repelidos en cada intento.
En julio de 1999, Feliciano fue capturado, probablemente con la colaboración subrepticia de los hermanos Quispe Palomino. Jorge Quispe Palomino, ‘Raúl’ había sido capturado un tiempo antes. Fingió colaborar con el SIN y lo hizo tan bien que le dieron libertad para organizar la entrega del resto de su fuerza. Eso termina en la emboscada de Anapati donde SL mata a oficiales del Ejército y a colaboradores y se apropia de armamento. A partir de entonces, los hermanos Quispe Palomino, junto con ‘Alipio’, controlaron por completo el ex Comité Regional Principal, que se convirtió en organización autónoma.
Desde principios del siglo XXI, los pobladores del VRAE, especialmente los ya disminuidos Decas, recibieron mensajes extraños de los senderistas: decían querer la paz con ellos, les pedían disculpas por los crímenes del pasado, y les prometían no atacarlos si ellos no los atacaban. Ofrecían la paz, pero estaban mejor armados. La suspicacia entre los Decas veteranos se mantuvo, pero cesaron los enfrentamientos importantes.
En junio de 2003, los senderistas del VRAE secuestraron a cerca de 70 trabajadores de Techint en su campamento de Toccate. Luego de varios días de calladas negociaciones los rehenes fueron liberados cerca de Palmapampa. El gobierno de entonces (Toledo) afirmó que no se pagó rescate, pero sí hubo pago.
En 2004, Víctor Quispe Palomino se hizo entrevistar por el periodista Jaime Pacheco. Declaró abominar a Guzmán y a ‘Feliciano’ y los crímenes que habían perpetrado, pidió nuevamente perdón por haber matado campesinos y juró jamás volver a hacerlo (pero luego lo hizo). Tenían un nuevo partido, con nuevas estrategias, mejores armas y deseos de discutir sobre negocios con las empresas extractivas.
Con algunas diferencias, el mismo guión fue manifestado en entrevistas que los Quispe Palomino dieron a Martín Arredondo y Roy Espinoza en 2009; y a Fernando Lucena en 2011.
Las acciones de SL-VRAE se intensificaron pero tuvieron como objetivo principal a la Policía y la FFAA. Con mejor armamento, llevaron a cabo emboscadas sangrientas, cada una de las cuales aumentó su arsenal.
En 2007, las FFAA emprendieron la primera ofensiva seria contra el SL-VRAE. Bajo el mando del general EP Raymundo Flores, las FFAA tomaron Vizcatán, donde establecieron una guarnición. Hicieron lo mismo en Bidón, cerro Judas y Sanabamba, entre otros lugares.
El aprovisionamiento de esas bases solo era posible por aire, con los recios pero vulnerables helicópteros Mi-17. Eventualmente, después de sangrientas emboscadas (como la de Sanabamba, en 2009) y derribo de helicópteros (como en Sinaycocha, también en 2009), las FFAA abandonaron esas bases y dejaron un SL-VRAE fortalecido con el nuevo armamento.
En 2009, el SL-VRAE decidió expandirse a nuevo territorio. Su primera acción fue enviar una vanguardia al Huallaga para arrebatar control a ‘Artemio’, que tenía todavía cierta fuerza militar y había declarado fidelidad a Abimael Guzmán.
El enviado, para preparar el terreno, fue Félix Huachaca, ‘Roberto’. Poco después, caminando, salió un contingente mayor, bajo el mando de ‘William’.
La captura de Huachaca, luego de una bien coordinada operación policial, cortó la iniciativa. ‘William’ se mantuvo por varios meses en Junín, cerca de Jauja, donde en octubre de 2010 mató a un oficial del Ejército en una emboscada.
En abril de 2012, SL-VRAE secuestró a 36 empleados del proyecto de Camisea en Kepashiato, Cusco. En los días siguientes, entre contactos precarios de los secuestradores con las empresas, tuvo lugar una desastrosa sucesión de contrastes militares y policiales. Un helicóptero policial fue derribado y una oficial PNP perdió la vida. Tres policías, parte de un grupo que descendía por cuerda de un helicóptero militar fueron abandonados cuando la aeronave recibió fuego; unas patrullas fueron emboscadas con explosivos en un camino, con el saldo de varias muertes y un penoso rescate. Los rehenes fueron liberados y SL-VRAE se replegó con dinero, armas y una acrecentada sensación de poder.
Fue el momento de mayor expansión, poderío y capacidad de intimidación de SL-VRAE. Bajo la conmoción de lo sucedido, las cosas cambiaron.
El gobierno de Humala tomó la decisión de integrar esfuerzos militares, policiales y del Estado en general, bajo una coordinación central. Puso a un viceministro, Iván Vega, a cargo de ella y un grupo pequeño de militares y policías (autodenominada “Brigada Lobo”) dirigió el esfuerzo aprovechando las experiencias previas del grupo especial que capturó a ‘Artemio’ en el Huallaga.
En septiembre de 2012, fue abatido ‘William’ en una emboscada de la fuerza conjunta, cerca de Llochegua. Fue el primer éxito rotundo de las fuerzas de seguridad.
En agosto de 2013, los jefes SL-VRAE ‘Alipio’ y ‘Gabriel’, junto con un tercero, fueron muertos en un operativo calculado y planeado al milímetro, que terminó con la voladura controlada de una casa. Ambos cayeron en una trampa explosiva. Los emboscadores pasaron a ser los emboscados.
Ambos golpes, y otros que siguieron fueron determinantes. SL-VRAE se encogió, perdió el territorio ocupado en Cusco, la iniciativa y, sobre todo, fue capturado por la paranoia.
Luego, la muerte de ‘Raúl’ aisló aún más a Víctor Quispe Palomino. Su gente, en busca de agentes o espías, perpetró asesinatos y torturas. Pero el SL-VRAEM siguió perdiendo territorio, influencia e iniciativa.
Ahora, la operación ofensiva en curso de las Fuerzas de Seguridad avanzó un paso más. Ya no esperó a los senderistas para emboscarlos o plantarles una trampa fuera del área que controlan, sino penetró en un golpe rápido y decidido en el corazón del ya decadente pero aún temible reducto senderista. Ahora, la iniciativa está en manos de las fuerzas militares y policiales. Con superioridad operativa basada en inteligencia precisa, que es en gran parte producto del trabajo de años anteriores; hoy continuado, mantenido y afinado.
¿Es realmente el epílogo? Es difícil predecirlo en las guerras irregulares, pero queda claro que nunca se estuvo más cerca de él.
De las horas sombrías de Kepashiato, diez años atrás, a la realidad de hoy, la diferencia es radical. Las de entonces fueron semanas de derrota; lo de hoy pudiera ser la víspera del fin victorioso de 40 años de guerra.