El miércoles 21 de este mes, Milagros Leiva dedicó su programa, en la fábrica de desinformación que es Willax TV, a celebrar la inhabilitación por el Congreso de Zoraida Ávalos, la exfiscal de la Nación. Tuvo algún reparo, sin embargo.
“¿Cinco años? ¡Yo la hubiera inhabilitado de por vida!… pero, bueno, ahí está”, dijo.
También utilizó el tema como pie forzado para atacar, aparte de alguna mención desdeñosa a “la prensa caviar”, a dos periodistas de IDL-Reporteros: a Romina Mella y a mí.
“¿Por qué Gorriti adora a Zoraida Ávalos?” dijo de pronto, en demostración de que se puede ser desinformadora y huachafa a la vez. Y se respondió a sí misma de inmediato.
“¿Porqué creen?, porque le filtraba información a Gustavo…”.
Ahí se lanzó con todo: “¿Por qué Gustavo Gorriti nos cuelga el teléfono cada vez que lo llamamos? ¿Porque no nos considera periodistas o porque no nos quiere contestar si es verdad o no que su brazo derecho [sic] Romina Mella tenía casi un asiento en el despacho de José Domingo Pérez? ¿Por qué? ¿O no gozabas de gollerías con Zoraida Ávalos? ¿Es verdad o no, Gustavo Gorriti?”.
“¡Solo queremos que nos contestes! ¿Visitaste o no a la doctora [sic] Patricia Benavides para sugerirle, pedirle, no sé, que Rafael Vela sea el coordinador del equipo contra el poder [sic]?”.
“¿Gozaste o no de todas las filtraciones con esa fiscal que, por supuesto, siempre elegía a sus periodistas, ¿no?”.
“… solo queremos saber, ¿es verdad que Romina Mella tenía casi un escritorio en el despacho de José Domingo Pérez? Por eso se enteraban de todo, y que cuando se ha descubierto eso una de las primeras personas que ha ordenado que ningún periodista entre a los despachos de los fiscales es Patricia Benavides”.
Disculpen, lectores, lo extenso de la cita, pero les da el retrato de una de las varias maneras con las que opera la desinformación. Hacer falaces preguntas retóricas con la postiza altisonancia de una Carlota Corday de Azángaro, que serán luego coreadas por los troles y por la prensa lumpen que coordina con la de Willax, buscando disfrazar la imputación como constatación.
¿Quiere que le conteste sus preguntas? Pues ni modo, le contestaré.
¿Por qué les cuelgo el teléfono cada vez que llaman de Willax? Porque ni los considero, ni son, periodistas sino desinformadores, proveedores de distorsiones y mentiras. Son la antítesis, la negación misma de lo que significa, lo que debe significar el periodismo para los ciudadanos de una democracia.
Puede que haya personas que trabajen ahí por necesidad, por aquello de que chamba es chamba. Pero la empresa misma, Willax, es oscura, siniestra, enemiga de la democracia y de la verdad de los hechos. Lo afirmo ahora, lo demostraremos después.
¿Visité a Patricia Benavides para pedirle que nombre a Rafael Vela como coordinador del equipo especial contra la corrupción en el poder?
He visitado una vez a Patricia Benavides luego de su nombramiento como fiscal de la Nación. Fue a las 5:30 de la tarde del 10 de agosto de 2022.
Quien organizó la visita fue el asesor y viejo amigo de la entonces todavía reciente FN Benavides, Jaime Villanueva Barreto.
No se trató de una entrevista, fue lo entendido, sino de una conversación con una persona conocida (Benavides) para hablar sobre la política y estilo que iba a imprimir a una institución, la Fiscalía de la Nación, que cubrí por primera vez en 1982. Y también sobre algunas de las medidas que ya había tomado Benavides.
Fui con Romina Mella, jefa de redacción de IDL-R, y supuse que conversaríamos con Benavides y con Villanueva.
Pero Benavides llegó acompañada por el fiscal Rafael Vela. Fue inesperado, aunque no del todo sorpresivo, pues era evidente la cercana amistad, de varios años, que guardaba entonces Benavides con Vela. Este fue portavoz de los fiscales superiores que expresaron su adhesión a Benavides en los primeros tiempos de su gestión. A esas alturas, Benavides ya había nombrado, el 5 de julio, un mes antes, a la fiscal Marita Barreto para hacerse cargo del equipo especial para investigar la corrupción en el poder.
Se habló de eso y del caso de la separación de la fiscal Bersabeth Revilla, que investigaba a la hermana de Benavides, Enma; con el trasfondo de las consignas de protesta de una manifestación callejera a favor de la cuñada del entonces presidente Castillo, Yenifer Paredes, que declaraba en una fiscalía en el mismo edificio, en ese momento.
Villanueva, Vela y Mella intervinieron con frecuencia en la conversación. Esta derivó de la ligereza de lo anecdótico a la inequívoca tensión que provocó discutir sobre el caso Revilla, aunque nunca dejó de ser cortés. Quedamos en concertar una entrevista en el futuro cercano, pero nuestra investigación sobre la hermana de la FN, Enma Benavides, se profundizó, creció y terminó, sin que lo busquemos, por cancelar el diálogo con la FN Benavides, quien se negó a ser entrevistada sobre el caso de su hermana y de la fiscal Revilla.
¿Hacer yo una gestión en favor de Vela, el entonces cercano amigo de Patricia Benavides, a quien daba su abierto respaldo, y que estaba presente en la reunión por invitación de esta? La sola idea es estúpida.
En IDL-R conocíamos bien el sobresaliente trabajo que había desarrollado Vela como coordinador del Equipo Especial para el caso Lava Jato, pero la cercanía de este con Benavides era entonces no solo evidente sino, además, antigua.
Pocos años atrás, tanto Patricia Benavides como Jaime Villanueva habían persuadido al entonces inminente fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, para reorganizar el Equipo Especial Lava Jato, bajo la coordinación de Vela.
En agosto de 2015, Jaime Villanueva, hasta esa fecha secretario general de la FN, cayó en desgracia con Pablo Sánchez, entonces fiscal de la Nación, en la última parte de su gestión y pasó a la Escuela del Ministerio Público, desde donde se acercó a Pedro Chávarry, que iba a ser el próximo fiscal de la nación. Patricia Benavides ya trabajaba con Chávarry como su asesora, teniendo el cargo de fiscal adjunta suprema adscrita a la fiscalía de la nación.
Poco después de asumir la fiscalía de la nación, Chávarry dispuso, en efecto, la reorganización del Equipo Especial para el caso Lava Jato, bajo la coordinación de Rafael Vela, y con la incorporación de José Domingo Pérez. Fue una medida de decisiva importancia para el histórico avance que logró la investigación del caso.
Un gran acierto del que, sin embargo, como se sabe, Chávarry habría de arrepentirse poco después, cuando se percató de que encender una antorcha cuando se arrastra un rabo de paja, conlleva ciertos riesgos.Pero lo importante en esta circunstancia es que las dos personas que persuadieron y estimularon a Chávarry a tomar la decisión de reformar el Equipo Especial para el caso Lava Jato, bajo la coordinación de Rafael Vela, fueron Patricia Benavides y Jaime Villanueva. Hoy suena paradójico, pero así fue.
Con eso pueden tener una idea de porqué la nueva fiscal de la Nación, Patricia Benavides, convocó a Rafael Vela a asistir a su primera y única reunión con IDL-R el 10 de agosto de 2022. Eran amigos, en sus niveles, y continuaron siéndolo por un tiempo.
El 22 de agosto de 2022, por ejemplo, Rafael Vela dijo lo siguiente en el programa “Octavo Mandamiento”:
“Lo que ahora la señora fiscal de la Nación ha decidido es poner orden, por supuesto en base a una planificación estratégica […] [para el] mejor éxito dentro de estas investigaciones que ya tienen también un tiempo razonable. Yo creo que por el contrario lo que se está haciendo ahora, […] es poner orden, firmeza; orden es uno de los mensajes de la señora fiscal de la nación en ese sentido”. El 13 de octubre de 2022, Vela fue el portavoz de un comunicado de apoyo a Patricia Benavides, de la Junta de Fiscales Superiores.
Por lo contrario, la relación de Zoraida Ávalos con el Equipo Especial del caso Lava Jato, fue distante y en varios tramos, poco cordial. No hubo, por lo general, hostilidad, pero sí distancia. Ávalos no intentó interferir con el trabajo de los fiscales, pero tampoco los apoyó. A diferencia de la dictatorial Benavides, la autoridad de Ávalos como fiscal de la Nación fue, con alguna que otra excepción, tenue, al borde de la debilidad.
Aclarado el cuadro, queda una primera moraleja: hasta para desinformar hay que informarse; y Leiva es una desinformadora mal informada.
En cuanto a la malévola pregunta de si “mi brazo derecho”, Romina Mella tenía “casi un asiento” o “casi un escritorio” en el despacho del fiscal José Domingo Pérez, no daré una casi contestación sino una completa.
Ni Mella ni ningún periodista de IDL-R es una extremidad de nadie, sino, ella y todos, son personas con señalado criterio, capacidad, experiencia, ética e independencia. Si están en IDL-Reporteros es porque aman su profesión al punto de afrontar con plena conciencia los azares y riesgos que el periodismo de investigación entraña.
Como periodista de investigación, ni Romina Mella ni nadie de IDL-Reporteros (¡y ningún periodista investigativo que merezca el nombre!) revela, discute o comenta sobre las fuentes reservadas, de cualquier tipo, a las que acude en busca de información. Si hay algo sagrado en este oficio es la defensa del secreto de fuente, incluso si hay que enfrentar un alto precio por hacerlo. Hay algunas excepciones, muy contadas, como, por ejemplo, si se tiene la evidencia de que se ha utilizado el secreto de fuente en forma malévola o deliberadamente engañosa.
Hasta una persona como Leiva sabe la respuesta a esa pregunta, incluso si no se trata de una pregunta honesta sino provocadora.
Por lo demás, no es la primera persona que usa ese infundio:
En octubre de 2022, una cuenta anónima de Twitter, que ya ha sido borrada, publicó un burdo remedo de disposición fiscal.
Ese ha sido un motivo recurrente en las campañas de desinformación y descrédito de los círculos de corrupción contra IDL-Reporteros: que esta publicación tuvo o tiene acceso privilegiado a fuentes oficiales de información y que todo lo que tiene que hacer luego es copiarla. Especialmente en el caso Lava Jato.
Pero cualquier persona con un nivel básico de honestidad y un cociente intelectual de algo más de dos dígitos, puede constatar que varios de los principales logros investigativos de IDL-Reporteros en el caso Lava Jato, fueron publicados antes de la creación del Equipo Especial, cuando la fiscalía peruana padecía una profunda escasez informativa.
No solo publicamos información que cambió por completo el panorama de lo que se sabía sobre Lava Jato en el Perú, sino que IDL-R pudo también proporcionar información a los periodistas y medios latinoamericanos de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, que esta publicación organizó, que tuvo gran impacto en sus propios países.
Nuestra información, aquí en el Perú, ayudó a las fiscalías, en particular al Equipo Especial para el caso Lava Jato, cuando este se formó, el 26 de diciembre de 2016, a encarrilar con rapidez sus propias averiguaciones y articular una cooperación fructífera con sus colegas extranjeros, en especial los brasileños.
Los delitos secretos que investigó y destapó IDL-R fueron, en su momento, mencionados y reconocidos por parte de la prensa local.
Uno de ellos fue este reportaje propalado por RPP, el 20 de enero de 2017.
Y la entrevistadora, a quien quizá reconozcan, dijo, entre otras cosas, lo siguiente:
“Los pagos secretos de Odebrecht en el Perú. Este artículo se los recomiendo a todos, entren a IDL-Reporteros, tienen una página web, tienen Twitter. Es un reportaje escrito por Romina Mella y Gustavo Gorriti”.
Y también:
“Les recomiendo leer los informes de Gustavo Gorriti y Romina Mella en IDL-Reporteros, están en Facebook, en Twitter, ahì pueden enterarse más de todo lo que se ha ido descubriendo a raíz de los Panamá Papers y de toda la investigación de Lava Jato”.
Comparen lo que dijo entonces con lo dice ahora.
En esa época, Milagros Leiva luchaba por recuperar, desde RPP, su imagen de periodista independiente.
Tres años antes, el 25 de abril de 2014, Leiva había publicado el siguiente tuit:
Y añadió luego:
Poco más de un año después, el 10 de setiembre de 2015, un comunicado de América Televisión y Canal N anunció la salida inesperada de Leiva por “una vulneración de los Principios Rectores y de su contrato con esta casa periodística”.
Ese mismo día, Leiva tuiteó una respuesta.
Los detalles del caso emergieron durante los siguientes días.
En el canal 4, la entonces directora periodística de América Noticias y Canal N, Clara Elvira Ospina precisó que Milagros Leiva había presentado su carta de renuncia, en la que reconocía haber realizado un acto inaceptable “a los principios rectores y éticos de ese canal”.
¿Cuál había sido el “acto inaceptable”?
Haber entregado, a través de un intermediario conocido como el ‘Curaca blanco’, 30 mil dólares al entonces prófugo en Bolivia, Martín Belaunde Lossio.
Clara Elvira Ospina indicó que Milagros Leiva había renunciado la noche del miércoles 9 de septiembre tras admitir que cometió el mencionado “acto inaceptable a los principios rectores y éticos” de ese canal. Ospina dijo que tenía una carta donde Leiva escribió lo que había hecho. Su renuncia estaba relacionada con el dinero que esta le había dado al intermediario de Martín Belaunde Lossio: 30 mil dólares, con un cheque de gerencia del BCP.
“Para el Canal Cuatro, para el Canal N, eso es inaceptable”, dijo Ospina.
En una entrevista de Rebeca Diz, de Hildebrandt en sus Trece, publicada el viernes 11 de setiembre, Leiva dio su versión sobre el episodio de su renuncia y los hechos tras ella.
“Y entonces me explicaron [en el canal, cuando fue convocada] que, haciendo una investigación, los fiscales de Bolivia, en cruce con la Procuraduría Anticorrupción del Perú, habían llegado al conocimiento del ‘Curaca Blanco’, Yuliano Arista, en Bolivia. Y entre otras cosas, este señor contaba cómo había sido, quién le había ayudado en la fuga de Martín Belaunde Lossio y qué personas le habían dado dinero para sobornar a los jueces. Y que en esa denuncia la periodista Milagros Leiva del Perú también le había ayudado y le había dado un cheque de 30,000 dólares. Y Clara Elvira [Ospina] me preguntó: ‘¿qué es esto?’. Y yo le respondí: ‘eso es verdad’. Ese es un peaje que yo pagué para poder entrar en la casa de Belaunde Lossio, donde él estaba bajo arresto domiciliario, que me lo pidió el ‘Curaca’, que fue una especie de peaje, que lo hice con fondos propios, con mi dinero. ¿Por qué? Porque él me quería enseñar unos documentos tan sensibles que si yo los tuviera en la mano, este régimen no sólo se cae, sino que muchas que tú y yo vemos estarían acompañando a Martín Belaunde Lossio en prisión”.
El problema con el concepto de “peaje” es que el cheque fue emitido el 9 de abril de 2015.
Pero antes de emitir el cheque, Leiva ya había viajado varias veces ese año a Bolivia, a ver a Belaunde Lossio. Tres antes del cheque (del 7 al 12 de enero, del 20 al 21 de marzo y del 27 al 28 de marzo) y solo una después (del 8 al 9 de mayo).
¿Peajes retroactivos, para casas a las que había ingresado y encuentros que ya se habían producido?
El caso de Belaunde Lossio y “la Centralita”, que llevó el fiscal Elmer Chirre y en el que testificó Leiva asesorada por el abogado César Nakazaki, tuvo algunas revelaciones interesantes pero resultó poco esclarecedor.
Lo que sí quedó claro es que la periodista que escribió en abril de 2014 que “quien hace periodismo a la mala termina mal. Pagar fuentes y a entrevistados es lo peor que pueden hacer”; y la que añadió luego: “yo no pago y no pagaré, es simple, no podría dormir”; pagó fuentes, pagó a entrevistados… y parece que pudo dormir.
A menos que la explicación de esa “cuesta abajo en la rodada” profesional sea un monumental insomnio, de esos que acaban en trances sonámbulos, donde la ética se hace zombie y chapotea en las movedizas arenas de Willax.