En los anales de la desinformación dura, estos días dejarán recuerdo. La desinformación busca introducir el veneno de la mentira dentro del flujo de información percibida como digna de crédito. Igual que con el dinero falsificado, se trata de presentar lo falso como auténtico a través del camuflaje y la penetración subrepticia de la mentira.
Pero también hay una desinformación que se molesta menos en disfrazarse pues le basta con imponerse a la bruta. Es el método Willax. No es necesario explicarlo, salvo observar que no funciona solo sino en banda, cuya deplorable ecología agrupa (a veces de manera evidente, otras más bien solapa), desde tabloides cuya historia es nada más que un prontuario, hasta matones y estridentes hostigadores como los de ‘La Pestilencia’.
El miércoles 7 de febrero, ocho días después de que Villanueva rindiera su ahora pública manifestación testimonial con el fiscal Reynaldo Abia, Willax Televisión, el canal de Erasmo Wong, arrancó una nueva y agresiva campaña de desinformación y difamación contra Gustavo Gorriti.
Esta es la novena campaña de desinformación y tentativa de descrédito de Willax y sus satélites contra Gorriti en los últimos once meses. Las campañas previas han estado centradas en mostrar al director de IDL-R como un operador político con poderes casi taumatúrgicos, que manejó y controló la fiscalía de la nación como una suerte de fiscal de la nación en la sombra.
Si se ve con cierta perspectiva, las nueve campañas de desinformación en realidad son hitos de una estrategia a mediano plazo para diseminar información falsa sobre IDL-R y su director, cuyo evidente objetivo final es presentar las investigaciones de esta publicación como ¡una conspiración desinformativa (sobre todo el caso Lava Jato) para contrabandear como verdad lo que era mentira!
Guatemala les había enseñado, luego que la ultraderecha expulsó a la CICIG [la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala], en 2019, cómo perseguir a fiscales y jueces anticorrupción, a periodistas y activistas anticorrupción: acusarlos de corruptos y atacarlos con saña, sin que importe la protesta del mundo.
Travestir a la bruta los hechos y palabras, respaldarlo con matones y leguleyos, ese es uno de los métodos centrales de la desinformación forzada. Se ha hecho en otros lados. Aquí es el método Willax.
Las imputaciones descabelladas en los programas de Willax no son nuevas, pero lo que distingue las campañas recientes es su insistencia, su concentración obsesiva en Gustavo Gorriti, (a quien Rafael López Aliaga llamó el “hombre más poderoso del Perú” en una entrevista el 10 de enero pasado), además de los intentos, en paralelo, de demolición contra los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez. Hay un apuro evidente, que ha llevado al borde de la imprudencia hasta a desinformadores impúdicos.
Las “revelaciones” de Villanueva, manejadas con todo el sesgo posible por Willax, fueron esperadas por una barra brava lista, preparada para esgrimirlas como sentencias inapelables.
• Fuerza Popular tuvo, aparte de Keiko Fujimori, a algunos de los más desaforados, como el estridente congresista Alejandro Aguinaga.
• En el Apra (o lo que queda) hubo una movilización más concertada, donde gente como Jorge del Castillo, investigado por lavado de activos que a la vez es abogado de la suspendida fiscal de la nación Patricia Benavides, compitió con Aguinaga en aspavientos.
• Desde la “clandestinidad”, Vladimir Cerrón también clamó por cárcel (no para él, claro, sino para Gorriti y los fiscales). Su coincidencia con el fujimorismo y el Apra fue total.
• El grupo de agitadores extremistas ‘La Pestilencia’ se movilizó bajo la aprobadora mirada de Rafael López Aliaga, quien entrevistado con usual reverencia por Willax, dijo que las revelaciones de Villanueva eran “la bomba atómica”.
Gran parte de quienes se movilizaron para proclamar una histriónica “indignación” frente a las revelaciones y exigir castigos a quienes habían investigado el caso Lava Jato, son gente a quienes IDL-R ha investigado (y encontrado) vinculaciones con casos serios de corrupción en los últimos años. Varios de ellos figuran con investigaciones y sentencias por el mismo tipo de casos.
Ver los nombres de gran parte de ellos pareciera una actualización póstuma de los “círculos de la corrupción” con los que el historiador Alfonso Quiroz describió la corrupción en nuestra historia. Salvo que ahora los vasos comunicantes se hacen más claros.
Una razón evidente detrás del apuro por mover el caso y desinformarlo a la bruta es la inminencia del juicio a Keiko Fujimori por el caso “Cócteles”. Si se puede destruir el equipo de investigación del caso Lava Jato y sacar a José Domingo Pérez, el caso –pese a estar en el nivel judicial– podría naufragar de diferentes maneras.
Patricia Benavides, la exfiscal de la nación, usó una: cambiar a los fiscales capaces y poner otros serviles. Eso hizo en el caso de su hermana Enma, quien es investigada por presuntamente cobrar coimas para facilitar la liberación a narcotraficantes.
El otro escenario relacionado con esto no es hipotético. El 1 de febrero de este año, Jaime Yoshiyama, el exjefe de campaña de Keiko Fujimori en las elecciones del 2011 y también investigado por lavado de activos, presentó un pedido de nulidad de las pruebas contenidas en los sistemas Drousys y MyWebDay del Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, ante el Supremo Tribunal de Brasil.
Sin embargo, todo el esfuerzo de desinformar a la bruta pudiera haber sido insuficiente para mover y manipular la Fiscalía, porque Willax no es, en última instancia, considerado un medio confiable. Faltaba lograr lo mencionado en el primer párrafo: “introducir el veneno de la mentira dentro del flujo de información percibida como digna de crédito”.
La novena campaña lo logró. El jueves 8 hubo una primera mención a las afirmaciones de Villanueva en El Comercio. Casi de inmediato, RPP hizo una reseña y el resto de la prensa se lanzó a una cobertura hiperventilada del caso, sin realizar la reportería básica que permitiera entrever los trasfondos. Las entrevistas, que reemplazan por lo general y reemplazaron esta vez el reportaje, fueron, sobre todo al comienzo, muy complacientes.
¿Cómo logró Willax ingresar a El Comercio?
Ya estaba adentro.
Milagros Leiva, quien en su momento fue retirada de Canal N y América TV por haber violado los entonces respetados Principios Rectores de El Grupo El Comercio al entregar 30 mil dólares al entonces prófugo de la justicia, Martín Belaunde Lossio, bajo la excusa de un supuesto canje por información que nunca mostró, regresó en 2023 para encargarse de hacer entrevistas semanales. ¿Los principios rectores, las normas de un periodismo diferente a la estridencia y la distorsión tabloidera?
En su momento, El Comercio reportó con frecuencia sobre el caso Lava Jato. Varios de sus periodistas tenían buenas fuentes en la Fiscalía, especialmente los de su Unidad de Investigación.
Al ver la burda exageración que marcaba cualquier publicación de Willax sobre el caso Lava Jato, ¿no era suficiente para constatar que se trataba de cualquier cosa, menos de información?
¿No debió el periódico realizar, con toda esa base de fuentes y de experiencia, aplicar la diligencia debida periodística para evitar que fueran usados por una campaña de desinformación, como fue el caso? Pudo, debió, pero no lo hizo.
IDL-R presenta, a continuación, las ocho campañas de desinformación previas del canal de Erasmo Wong, sobre el cual este medio ha publicado investigaciones desde 2011, desde su intento por influir en un vicepresidente y la Policía para lograr un operativo ilegal de desalojo en la azucarera Andahuasi, sus negocios y empresas en paraísos fiscales, hasta las investigaciones que afronta por lavado de activos.
Todas las campañas que Wong promovió desde su canal fueron desmontadas.
Esta no será la última de las campañas de desinformación montadas por sectores involucrados en los casos de corrupción más notorios de la historia reciente del país. No obstante, IDL-R mantendrá su línea de investigación para develar los entramados ilícitos del poder en el Perú y las estrategias de manipulación mediática que quieren forzar el regreso del país a los tiempos de la impunidad.
En los días siguientes, IDL-R publicará informes periodísticos que documentarán varios casos sobre los operadores de la desinformación, sus métodos, estrategias, y las mentiras que se pretenden instaurar como verdad.