Esta nota continúa y amplía la información de “Combate en San Isidro”, publicada en la revista Caretas 2151.
La semana pasada hubo dos enfrentamientos armados de unidades militares con los senderistas del VRAE. El primero fue cerca de Rondayacu, en la provincia de Jauja. El segundo cerca a un caserío llamado San Isidro, en la selva alta de Tayacaja.
Ambos fueron choques breves, intensos; nutridas balaceras a corta distancia seguidas de fuga hacia la noche o la espesura. Pero un análisis somero de la información disponible sobre ambas refriegas arroja indicios elocuentes sobre el estado de la campaña contra SL-VRAE a dos años y algunos meses desde su inicio.
El primer choque tuvo lugar en el paraje de Conchapata, cerca de Rondayacu que queda lejos del VRAE y está apenas dos horas de viaje de San Ramón y La Merced.
¿Qué hacía un contingente senderista tan lejos de su territorio original?
Si observamos en el mapa la ubicación de Rondayacu y buscamos luego la de Huancarama, en el departamento de Apurímac, donde se produjo otro choque a fines de abril pasado, entre una patrulla policial y SL-VRAE, veremos que el área de influencia –o, por lo menos, de incursión– de SL-VRAE, se ha ampliado considerablemente respecto de la que se conocía hasta el 2008.
En efecto, SL-VRAE tenía muy poca presencia, y menos influencia en la parte sur del Valle. Hay que recordar que Sendero fue derrotado y expulsado del VRAE por milicias campesinas organizadas en los llamados DECAS durante la década de los 80. Esa guerra campesina, que costó miles de vidas, terminó con un Sendero refugiado en en el reducto de Vizcatán y sin casi presencia en el área del río Apurímac.
Sivia, Llochegua, Canayre, Boca Mantaro eran la frontera sur de Sendero, con poblaciones campesinas que mantuvieron la organización de los DECAS algunos años después de haber derrotado y expulsado a Sendero.
Más al sur, cerca a la actual base antidrogas de Palmapampa, Pichiwillca, el pueblo que fue decisivo en la organización de los DECAS, gracias al valor y pericia militar de líderes como Antonio Cárdenas, permanecía alerta frente al fantasma de la resurrección senderista. Manifestaciones relativamente tempranas de ese peligro, como la emboscada a la Policía en Palmapampa, en diciembre de 2005, añadieron urgencia a las gestiones de estos dirigentes campesinos, para reorganizar la lucha contra Sendero. Pero hasta entonces, la presencia y las acciones de SL-VRAE se habían dado en el norte del Valle.
La expansión territorial de SL-VRAE
Según fuentes vinculadas con las fuerzas de seguridad, SL-VRAE decidió iniciar una estrategia de expansión territorial desde el 2008. Sus jefes mandaron diversos grupos a estudiar varios lugares para instalar bases senderistas.
En enero de 2009, según esas fuentes, “Gabriel”, el más joven de los hermanos Quispe Palomino en SL-VRAE, fue enviado a la zona de Vilcabamba, en Cusco para abrir desde ahí una nueva base que pudiera proyectarse hacia Apurímac.
El proceso de expansión de SL-VRAE, iniciado el 2008 recibió una infusión de fuerza gracias al armamento capturado a las Fuerzas Armadas en varios enfrentamientos durante 2009. La emboscada de Sanabamba y el derribo de un helicóptero en Sinaycocha significaron, además de la pérdida de vidas, la de una cantidad importante de armamento y de equipos. El 2009 fue, sin duda, un año de contrastes en la lucha contra Sendero-VRAE.
Parte del armamento arrebatado a las fuerzas de seguridad, se destinó por la dirigencia de SL-VRAE a otro proceso ambicioso de expansión: el área de selva de la provincia de Jauja que se proyecta hacia San Ramón y La Merced.
El encargado de dirigir ese intento de avance senderista fue un dirigente escasamente mencionado pese a sus años de continua militancia en Sendero. Se lo conoce como “Guillermo” o “William” y también le llaman “el Gringo”.
En un tipo de guerra en la que los francotiradores tienen particular importancia, “William” parece ser reconocido por su puntería. Fuentes con conocimiento de causa indican que fue él quien derribó el helicóptero de la FAP en Sinaycocha en septiembre de 2009 y el que dirigió la emboscada de Sanabamba en abril de 2009.
Según fuentes con conocimiento de causa, SL-VRAE tomó la decisión de expandirse “hasta el Huallaga” en junio o julio de 2009, para conquistar los espacios cedidos por un debilitado ‘Artemio’.
De hecho, un pequeño grupo de avanzada de SL-VRAE, con no más de 15 personas armadas se instaló en el norte del Huallaga, no lejos de Porvenir de Mischollo y se dedicó a explorar y reconocer la zona.
Es contra este grupo que se movilizó ‘Artemio’ con su columna en mayo de este año, hasta Porvenir de Mischollo, donde marcaron linderos a través de agresivas pintas contra los senderistas del VRAE. (Ver Sendero en el Huallaga).
El contingente mayor que salió del VRAE hacia el norte en enero de este año fue más numeroso y mucho mejor armado, pero no caminó hacia el Huallaga sino a las provincias de Jauja y Tarma. Su jefe es “William”.
En enero, en pleno desplazamiento, tuvieron un primer choque, en la sierra de Concepción, con un grupo de operaciones inter-armas de la Fuerza Armada. Un comando de la FAP murió y un comandante del Ejército fue herido.
Desde febrero, “William” y su contingente permanecen en el área general de Jauja, Tarma, La Merced. Fuentes de los organismos de seguridad calculan que está al mando de unos 40 senderistas bien armados, con armamento individual y de apoyo.
En el choque de Rondayacu cayó el capitán EP Illich Montesinos y un senderista armado con un fusil AKM. El fusil fue recuperado y prontamente identificado. Se trataba de una de las armas arrebatadas al contingente policial que custodiaba el campamento de Techint cuando este fue tomado por SL-VRAE en junio de 2003.
De acuerdo con lo que afirman fuentes con conocimiento de causa, ‘William’ fue uno de los senderistas que dirigió la incursión al campamento de Techint.
Mientras la expansión de SL-VRAE al Huallaga es aún frágil, precaria, la presencia de ‘William’ en las provincias de Jauja y Tarma es un hecho desde enero de este año.
Mientras ‘Gabriel’, en el Sur, ha sido duramente golpeado por la acción de, sobre todo, la Policía, (escapó herido del enfrentamiento en Huancarama en abril de este año), ‘William’ ha logrado asentarse en una zona nueva durante cerca de diez meses.
San Isidro
Ese –la apertura de un nuevo frente– es quizá el desarrollo menos favorable en la lucha contra Sendero este año.
Pero en otros aspectos, especialmente dentro del VRAE, las cosas parecen haber cambiado en el terreno operativo. En los últimos meses, SL-VRAE ha sufrido, de acuerdo con los datos disponibles, más bajas que las Fuerzas Armadas y –lo que es mucho más costoso pare ellos– ha perdido más armas de las que ha capturado.
El viernes 8 de octubre, un contingente operativo compuesto por comandos de los tres institutos de la Fuerza Armada ocupó el pequeño poblado de San Isidro, en la selva alta de Huancavelica, rodeado por montañas boscosas, de pendiente abrupta.
El objetivo de los comandos fue –según fuentes familiarizadas con la Fuerza Armada– capturar a ‘Olga’, una de las principales líderes senderistas en el VRAE.
‘Olga’ no estaba en San Isidro. Sin embargo, montaña arriba, a 3,200 metros de altura, un grupo senderista estaba parapetado, sin moverse, aparentemente esperando que los militares decidieran atacarlos.
El mapa de Google muestra un caserío (San Isidro) en la parte baja de la montaña a la que se asciende por un solo camino abrupto, que antes de coronar la cumbre pasa por un angostamiento al que se conoce como “el cuello”.
En la noche del viernes 8 y sábado 9, los comandos decidieron atacar la posición senderista. Las dos patrullas que componían el contingente se dividieron en cuatro grupos. Dos avanzaron lentamente por el camino, por donde los senderistas esperaban su llegada, mientras los otros dos ascendieron por la espesura, según fuentes con conocimiento del caso.
El ascenso nocturno debe haber sido sumamente trabajoso y físicamente exigente. Pero ambos grupos lograron hacerlo sin ser detectados. Uno estaba compuesto por comandos de la infantería de Marina (que no es lo mismo que el FOES) y el otro por comandos del Ejército.
Todo el contingente de Fuerzas Especiales está bajo el comando directo de un grupo operativo del Comando Conjunto llamado CIODEC ( por “Comando de Inteligencia y Operaciones Especiales Conjuntas”), que dirige el general EP Ricardo Moncada. El CIODEC dirige las operaciones desde Lima, en coordinación con el jefe militar del VRAE, el general EP Benigno Cabrera.
Las fuentes que he consultado indican que este grupo especial ha sido sometido a un entrenamiento intenso. Eso les sirvió para, según muestra el mapa, acometer cuestas boscosas de hasta 50 grados para intentar flanquear a los senderistas.
El sábado al mediodía, según las fuentes, mientras los senderistas se preparaban para batir a los otros dos grupos que mantenían su atención aproximándose lentamente por el camino, los dos que habían coronado la cima sin ser vistos, atacaron por sorpresa a los senderistas.
La balacera fue corta pero muy intensa. Sorprendidos, los senderistas apenas opusieron resistencia y se lanzaron a la espesura del barranco sin llevar otra cosa que sus fusiles.
Y dejaron –de acuerdo con fuentes cercanas al Comando Conjunto– un botín bélico hasta ahora inédito en operaciones contra Sendero-VRAE.
Se capturó, según esa información, cintas de ametralladora tanto PKT como MAG; 3 proyectiles explosivos para RPG; 14 granadas de MGL; un visor nocturno; radios VHF y HF; munición, entre otras cosas. Todo eso había sido arrebatado a la Fuerza Armada en las emboscadas previas.
Aquí están las primeras vistas del material capturado, (o, más bien, recapturado) que IDL-Reporteros pudo obtener de fuentes cercanas al Estado. Eso representa, sin duda, un fuerte contraste operativo y psicológico para SL-VRAE.
Así, luego de los sucesivos golpes que sufrió la Fuerza Armada el 2009 y que parecieron confirmar la superioridad táctica de Sendero-VRAE en terreno boscoso, este último operativo parece haber cambiado los términos de confrontación: la Fuerza Armada maniobró mejor que Sendero en su propio terreno y lo despojó de armamento. En el nivel táctico, los papeles empiezan, según parece, a cambiarse.
¿Cuánto y hasta qué punto? Lo veremos en el futuro próximo.