El escenario de las investigaciones en el caso Lava Jato ha sido casi siempre dinámico, sorprendente, inesperado. Y desde el arresto, el 19 de junio, de Marcelo Odebrecht y Otávio Marques de Azevedo, dos de los empresarios y magnates más importantes de Brasil y América Latina, la narrativa se ha acelerado con los pulsos de una confrontación decidida en la que diversas formas y dimensiones de poder se enfrentan. A continuación, los hechos principales esta semana de la gran investigación Lava Jato.

Hábeas Corpus.- Con Marcelo Odebrecht tras las rejas, su corporación ha montado una defensa enérgica en el ámbito legal y en el de la opinión pública. Pero los primeros resultados le han sido adversos.
Primero fue el cambio de estatus legal de Alexandrino de Alencar (ver Caretas 2391) quien pasó, luego de un interrogatorio, de la condición de prisión temporaria, que dura cinco días, a la preventiva, cuyo plazo puede extenderse mucho si la necesidad de la investigación lo amerita.
Alencar es un personaje crucial para los investigadores. No solo fue el acompañante de Lula en los viajes abiertos y los vuelos secretos que hizo el ex presidente brasileño con la compañía Odebrecht (representada en esos casos por Alencar) sino que, como se recordará, fue acusado por delatores premiados de haber dirigido y coordinado el pago de coimas en el extranjero.
La defensa de Odebrecht, coordinada por la abogada Dora Cavalcanti, reaccionó con fuerza a la noticia de la prisión preventiva de Alencar. En una apelación presentada el lunes 29 al Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, los abogados atacan al juez de la causa, Sergio Moro, acusándolo de haber cambiado la detención de Alencar de temporaria a preventiva luego que este adoptara “una postura abominada por las autoridades que conducen la Operación Lava Jato: defender su inocencia, no colaborar con la acusación y, en el caso de la empresa, contestar [sic] públicamente la legalidad de los actos judiciales”.

Pero mientras se presentaba la apelación a favor de Alencar, la Corte Federal en Porto Alegre denegó el recurso de hábeas corpus presentado por la defensa de Marcelo Odebrecht la semana pasada. El juez Joao Grebran Neto justificó la orden de arresto preventivo indicando que hay fuertes indicios de que el detenido ejecutivo haya participado en el sistema de corrupción que envolvió a Petrobras, a través de lavado de dinero, trampas en los procesos de concurso y formación de cartel.
La abogada Cavalcanti persistió en criticar la acción del juez Sergio Moro.
“Creemos que está habiendo violación de los derechos humanos más básicos del ciudadano. […] Estoy estudiando –dijo Cavalcanti– cómo hacer una denuncia hasta internacional por la violación de derechos humanos de mis clientes. Lo que está sucediendo es muy grave”.
Internacionalización.- Sorprendentemente, llevar la causa a fueros internacionales puede ser un ámbito en el que coincidan –cada quien por sus propias razones– la abogada Cavalcanti, de Odebrecht, con los fiscales y policías del caso Lava Jato, y hasta con el juez Sergio Moro.
Pocos días después del arresto de Marcelo Odebrecht y de Otávio Marques de Azevedo, funcionarios de la fuerza de tarea del Ministerio Público Federal decidieron, de acuerdo con un reporte de Estadao, pedir ayuda a las autoridades estadounidenses para rastrear los pasos y acciones de Bernardo Freiburghaus, el suizo-brasileño que abandonó Brasil apenas empezó a reventar el escándalo y que ahora permanece refugiado en Suiza.
Según Estadao, el pedido de ayuda a los estadounidenses serviría para “intentar desmontar el complejo engranaje que sería usado por la empresa Norberto Odebrecht para el pago de sobornos a través de empresas offshore a nombre de terceros en cuentas secretas en el exterior”.

La petición tendría un punto concreto de partida: la ruta que siguieron los sobornos hasta llegar a las cuentas suizas que tenía Paulo Roberto Costa, el ex-director de Abastecimiento de Petrobras, quien luego se convirtió en el primer delator premiado del caso Lava Jato y devolvió 23 millones de dólares producto de sobornos de sus cuentas en Suiza. El acusado de ser el operador de los sobornos es el ahora fugitivo Bernardo Schiller Freiburghaus.
Juicio gringo.- Entre tanto, este jueves 2, una Corte estadounidense escuchará y evaluará los argumentos de grupos de inversionistas – encabezados por el fondo de pensiones UK Universities Superannuation Scheme, que afirman haber perdido miles de millones de dólares como resultado “de una cultura de corrupción y sobornos en Petrobras” que ha “disminuido el valor de la compañía en $90 mil millones”. Los inversionistas sostienen que Petrobras está “corrupta hasta la médula”.

Complicaciones.- Entre tanto, al margen de la defensa de Cavalcanti y su equipo, la situación de Odebrecht no parecía aclararse sino complicarse con el paso de los días.
Aparte de capturarle en la celda un papel escrito en el que pedía la destrucción de algunos documentos, –lo que fue presentado por su abogada como una intromisión inaceptable en la relación confidencial entre cliente y abogado–, la Policía Federal reunió documentación que probaría el pago de sobornos por 7 millones y medio de dólares por Odebrecht a políticos y empleados de Petrobras –según Valor Econômico –. Son 25 documentos que registran transacciones entre 2009 y 2012. La principal compañía implicada es la offshore Constructora del Sur, con la que Odebrecht niega tener ninguna relación, pero la que, según la PF, es la que canalizaría los sobornos en el exterior.
Los ricos también cantan.- El delator premiado es algo así como un colaborador eficaz recargado. Uno tiende a identificarlos con gente a la que la vida no ha tratado especialmente bien, particularmente en las cuentas bancarias. Pero los delatores premiados brasileños del caso Lava Jato resultaron ser algunos de los hombres de negocios más poderosos de ese país.
Está Dalton Avancini, el ahora –desde hace muy poco– ex presidente de Camargo Corrêa, cuyas detalladas confesiones sobre la conformación de un cartel dirigido por Odebrecht, han fortalecido enormemente la tarea acusatoria de los fiscales. Están, por supuesto, los ex-funcionarios de Petrobras, Costa y Barusco; pero la semana pasada se añadió al grupo un nuevo y sorprendente delator.
Ricardo Pessoa no es muy conocido en el Perú, pero sí en Brasil. Es presidente de UTC, una gran compañía constructora, que integró el cartel descrito por Avancini y otros.
El día 25 de junio el ministro del Supremo Tribunal Federal, Teori Zavascki, homologó el acuerdo de delación con Pessoa, quien no ha parado de hablar, provocando en el proceso la inquietud y respuestas, tanto desde Brasil como desde Estados Unidos, donde la presidenta Dilma Rousseff hace una visita oficial.

En su catarata confesional, Pessoa sostuvo haber efectuado donaciones electorales a los diputados Paulinho da Força y Luiz Sérgio, para evitar huelgas en sus empresas. Sérgio es ahora el relator de la comisión parlamentaria que investiga el caso Petrobras.
Luego de una larga lista de otros beneficiarios, Pessoa llegó a la propia presidenta Rousseff, a quien sostuvo haber donado 7 millones y medio de reales brasileños (cerca de 2 millones y medio de dólares) para “preservar los negocios de UTC con Petrobras”. Dilma Rousseff replicó que las donaciones fueron abiertas y espontáneas y que su rival electoral recibió donaciones parecidas.
Ahí no se quedó la presidenta. Luego de haber tenido que aplazar por corto tiempo y reorganizar su viaje a Estados Unidos por el impacto de las confesiones de Pessoa, Rousseff sostuvo no tener ningún respeto por los delatores y recordó su prisión y torturas bajo la dictadura brasileña, cuando ella era una joven guerrillera. Dijo que entonces los torturadores la quisieron convertir en delatora y que ella garantiza que no solo se negó sino aguantó hasta el fin.
Es un recuerdo conmovedor, aunque parece muy poco apropiado comparar implícitamente al juez Moro y los fiscales de Lava Jato con los torturadores de la dictadura. Pero deben haberse escuchado algunos aplausos, entre ellos el de Dora Cavalcanti, la abogada de Odebrecht, quien sostiene burlonamente que Lava Jato “entrará al “Guinness” (el libro de los récords) como la investigación que más delatores tuvo. Lo interesante es que cada delator va ajustando su propio relato para salvar su delación”.

¿Delatores de ficción? No parece ser el caso. Hasta ahora, los resultados de las delaciones han sido espectaculares en sus revelaciones y frecuentemente comprobados por las personas menos afectas a la imaginación: contadores y auditores.
La más grande investigación de América Latina seguirá sorprendiendo, indignando y provocando efectos inesperados.