En Colombia, la investigación del caso Lava Jato encuentra serios obstáculos. Una de las pocas (y pocos) periodistas que han enfrentado decididamente los retos de esa investigación es la legendaria María Jimena Duzán quien ha convertido su columna en la revista Semana en una demostración de lo que la capacidad investigativa de una sola persona con experiencia, destreza, prestigio y coraje puede lograr. IDL-Reporteros, que colabora en Colombia con los periodistas de Cuestión Pública, que cubren con denuedo el tema, reproduce la última columna de Duzán sobre el caso. Entendamos que tanto en Colombia como aquí, las fuerzas que pugnan por el encubrimiento están plenamente movilizadas.
La fiscalía está intentando acordar un nuevo principio de oportunidad con Eleuberto Martorelli, el poderoso jefe de la multinacional brasilera en Colombia durante los años 2012 y 2016 que estaría diseñado para funcionar al revés porque parece haber sido concebido no para incriminar a los de arriba, como es lo lógico, sino para delatar a los de abajo.
La historia de este principio de oportunidad tan generoso, comenzó hace un año, cuando un juez negó un primer acuerdo con Martorelli, invocando razones de forma fácilmente subsanables que no cuestionaron el contenido de fondo. En ese primer principio de oportunidad que según mis fuentes es muy parecido al segundo que se intenta firmar, se le suspendía a Martorelli la acción penal por el delito de tráfico de influencias de particular a cambio de que sirviera de testigo en contra de Otto Bula, un lobista que estaba a su servicio y que ya está judicializado y encarcelado. Es decir a Martorelli se le estaría dando una inmunidad a cambio de lo que ya se sabe y sin que sirva para delatar a los otros responsables de haber ordenado los sobornos. Vaya acuerdo.
Acordar con el jefe de la operación en Odebrecht-Colombia una inmunidad a cambio de lo que ya se sabe y de lo que ya está judicializado sin que aparezcan los responsables de altísimo nivel, es una forma de protegerlo y de favorecer la impunidad.
¿Y quien es Eleuberto Martorelli para merecer un trato tan generoso por parte de la fiscalía Martinez Neira? Martorelli es el hombre que sabe toda la verdad sobre Odebrecht; una verdad que hoy incomoda a todos los poderosos que se codearon con él. Hasta hoy, este ex alto ejecutivo brasilero se ha dado el lujo de tener engavetada la verdad sobre la financiación de las campañas presidenciales del 2014, -de las de Santos y Zuluaga-; la de la red de corrupción que fraguó los contratos ilícitos que se pagaron desde la Concesionaria Ruta del Sol II y de la constructora que hoy ascienden a 57.000.000 millones de pesos, para no hablar del Contrato de Transacción con el Grupo Aval, que según lo confesó el propio NHM fue redactado por él en marzo del 2016.
Por eso resulta por lo menos insólito que la fiscalía le quiera otorgar a Martorelli un gran beneficio penal por haber confesado una sola coima de 4.6 millones de dólares, cuando ya se sabe que los sobornos ascienden a más de 50 millones de dólares.
Es decir, Martorelli, el delator estrella de la fiscalía, mintió en grande y ni siquiera reveló los nombres de los políticos que iban a recibir la coima.
Pero ahí no para esta historia. También hay evidencias de que sus testimonios dados a la fiscalía brasilera a finales del 2016, en los que confiesa haberle entregado 4.6 millones de dólares a Otto Bula para obtener el otro sí de Ocaña-Gamarra, podrían no estar ceñidos a la verdad. Gracias a IDL-Reporteros del Perú, esta periodista ha tenido acceso a esos testimonios hechos bajo juramento en el 2016 y en ellos hay evidencias de que Martorelli no solo le mintió a la procuraduría brasilera en lo que le dijo sino en lo que omitió decir. En uno de ellos Martorelli confiesa que se hicieron pagos no registrados en Colombia a través de la oficina de asuntos estructurados pero afirma que esos pagos ilícitos solo se hicieron hasta el 2014.
Primera mentira: hay evidencias de que se hicieron varios pagos ilícitos a través de contratos falsos que salieron de Ruta del Sol II hasta agosto del 2016, como lo demuestran estos pagos hechos en esa fecha al Grupo Mundial para hacer una construcción que no se hizo.
Segunda mentira: Martorelli dice ante la procuraduría brasilera que le entregó el dinero a Bula pero que “nunca supo a quien le llegó el dinero y que lo único que se acordó era que no podía entregarle dinero a los funcionarios públicos porque eso les estaba prohibido”. Esta versión es difícil de creer. Nadie se imagina que Odebrecht fuera a darle una coima a un lobista sin saber a qué mano llegaba y menos que no hubiera sido utilizada para pagar a funcionarios públicos. Juan Sebastian Correa, asesor de la ANI recibió dineros de Odebrecht y no fue el único.
Es decir, Martorelli, el delator estrella de la fiscalía, mintió en grande y ni siquiera reveló los nombres de los políticos que iban a recibir la coima. Quien sí los reveló fue Otto Bula, luego de ser capturado gracias a la declaración de Martorrelli. Sin embargo –y aquí viene otra inconsistencia de Martorelli- Bula ha negado hasta ahora haber recibido ese dinero de la coima. Según su versión se trató de un favor a Martorelli dirigido a cuadrar un tema de dineros de la empresa. Bula ha dicho que Martorelli le pidió que cambiara la fecha del cheque y que pusiera 2013, pero que en realidad ese negocio ilícito se hizo en junio del 2016. Sin embargo ante la fiscalía brasilera Martorelli dijo que los pagos ilícitos en Colombia habían cesado desde el 2014. ¿Quien dice la verdad?
Bula no aceptó la acusación de Martorelli pero en cambio reveló todo lo que el ejecutivo brasilero nunca confesó ni en Brasil ni en Colombia: que el dinero para pagar las coimas y el aporte de las campañas salió de la ruta del Sol II y no de Odebrecht, Brasil. Bula también fue el primero que dijo que de esos pagos estaba al tanto Corficolombiana y en especial José Elías Melo. Sin embargo esa línea de investigación no ha merecido mayor interés por la fiscalía de Martínez Neira, quien fue abogado del grupo Aval.
Lo sorprendente es que sobre ese testimonio tan endeble que no coincide con lo dicho por Otto Bula, se le vaya a dar un principio de oportunidad al jefe de la operación de Odebrecht en Colombia que más nos debe en verdad.
Pero además, amparar aquí en Colombia a Martorelli con esos testimonios mentirosos sin informar a las autoridades correspondientes en Brasil y en Los Estados Unidos de todas estas falsedades, impide que éstas puedan imponerle las sanciones a Martorelli por faltar a la verdad también en esos países. Si Martorelli miente se le deberían revocar sus beneficios.
De ser avalado por el juez este nuevo acuerdo entre la fiscalía y Martorelli que está en ciernes, se sellaría finalmente un pacto de silencio para que no les pase nada a los responsables de este escándalo de corrupción y de paso, se demostraría que Odebrecht no nos quiere decir la verdad.