Montevideo.- Las razones que llevaron a Alan García a elegir Uruguay como lugar de asilo en su huida de la Justicia son motivo de sospecha y especulación en el Perú.
La amistad que puede haber cultivado con los dos colegas orientales durante sus dos períodos de gobierno, Julio María Sanguinetti entre 1985 y 1990 y Tabaré Vázquez entre 2006 y 2011, son razones fuertes que se manejan con insistencia.
Sin embargo hay otro factor, ajeno a consideraciones políticas y relacionado con poderosos vínculos empresariales, financieros y familiares que llevan a pensar que Uruguay es un sitio ideal para huir de los tribunales aduciendo “persecución política”.
Andrés “Betingo” Sanguinetti, el exfuncionario de la Banca Privada d’Andorra en Montevideo es un personaje importante en este caso y un motivo suficiente para suponer que con sus lazos familiares pudiera influenciar para que un gobierno progresista ampare a un prófugo de la Justicia por un escándalo de corrupción.
Betingo es una pieza clave en el andamiaje de corrupción que montó la constructora Odebrecht, y así lo reconoció el abogado brasileño José Américo Spinola cuando lo describió como “el apoyo” de la empresa en Uruguay para su trasiego de dinero. Spinola es el mismo que fungió de testaferro en el pago a Alan García de 100 mil dólares por una conferencia en Sao Paulo, tal como publicó IDL-Reporteros.
Betingo es medio hermano del expresidente Julio María Sanguinetti, quien gobernó dos veces Uruguay (primero entre 1985 y 1990, y luego del 1995 al 2000). Fue Sanguinetti, hoy un influyente político de 82 años que ha vuelto a la militancia activa, el primero y único que defendió la concesión del asilo y quien recibió en su casa a una delegación de congresistas apristas que llegaron a Montevideo a defender a su líder caído en desgracia.
Pero más importante que el vínculo fraternal es la relación de parentesco político. Es que Betingo, el exfuncionario de la BPA, hoy procesado en Andorra por lavado de activos, está casado con Mercedes Nin, una de las hijas del actual canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa.
Fue este integrante del gabinete ministerial de Vázquez quien pocas horas después de conocer que Alan García había ingresado en la residencia del embajador Carlos Barros adelantó su postura al diario uruguayo El País: “El asilo está concedido”, arriesgó, aunque luego esa postura fuera matizada por un comunicado oficial de la Cancillería.
Pero si ser el actual yerno del canciller, el principal asesor del presidente Tabaré Vázquez en el asunto García, no fuera suficiente para configurar una influencia de importancia, hay otro elemento que destaca al momento de valorar la incidencia que puede tener Betingo en la decisión.
En su carrera como dirigente del Club Atlético Peñarol, actual campeón del fútbol uruguayo, Betingo ha estado al lado del dirigente Juan Pedro Damiani, investigado en Uruguay y Argentina por su relación con distintos casos de lavado de activos, entre ellos la trama “Lava Jato”. Sucede que durante años, Damiani también tuvo un parentesco político con el canciller Nin Novoa: su hermana Patricia fue la pareja de Nin hasta hace pocos meses, cuando se anunció públicamente la separación.
Mientras las autoridades del gobierno uruguayo aseguran públicamente que se tomarán todo el tiempo necesario para decidir sobre el pedido de asilo diplomático de Alan García, crecen las especulaciones sobre la influencia de Betingo Sanguinetti, quien luego de estar detenido en Andorra, donde cooperó con las autoridades, pudo regresar a Uruguay gracias a una exitosa negociación llevada adelante por su abogado Jorge Barrera. Este letrado también luce una frondosa hoja de vida: actual presidente de Peñarol, defensor de Damiani en las causas de lavado de dinero y exdiputado del Partido Colorado, el mismo de Julio María Sanguinetti.
(*) Esta es una publicación de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas liderada por IDL-Reporteros e integrada por periodistas de O Globo (Brasil), La Nación (Argentina), La Prensa (Panamá), Armando.Info (Venezuela), Sudestada (Uruguay), Quinto Elemento Lab (México), Univisión Investiga (Colombia) y El Universo (Ecuador).