Esta historia se remonta al año 2015.
Óscar Flores Lama, entonces de 52 años, era un personaje de bajo perfil, poco conocido, vinculado a un sector de la banca privada de inversión. Había sido gerente general adjunto de Blanco SAFI, una administradora de fondos de inversión; y de Blanco Consultora SAC, dedicada a la asesoría y consultoría económica, entre 2013 y 2015. Antes fue gerente general adjunto de Krese SAF y hasta oficial de cumplimiento del Grupo Coril SAF.
En 2015 se independizó para crear sus propias compañías. Era un año particularmente interesante. El gobierno de Ollanta Humala había impulsado un Plan de Diversificación Productiva desde el Ministerio de la Producción, que buscaba, entre otras cosas, mejorar las condiciones de financiamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
El gobierno emitió normas para promover el factoring, un mecanismo mediante el cual una empresa vende al contado, pero con un descuento, facturas por cobrar, a otra empresa que se hará cargo de la cobranza y cuya ganancia será igual al descuento con el que compró la factura. Liquidez por un lado, lucro a plazo relativamente corto por el otro. Así, el factoring entró a movilizar expectativas en el mercado financiero.
En 2015 Óscar Flores fundó dos compañías: Óptima Inversiones Perú SAC, cuyo objeto fue el de “realizar inversiones de toda naturaleza”, constituida el 10 de febrero con el abogado Dan Nakamura Velásquez, a quien conocía desde el año 2011 cuando coincidieron en Grupo Coril. Y Óptima Factoring Perú SAC, creada unos meses después, el 21 de setiembre, con otras dos personas: Charles Philbrook Mendizabal y la contadora Ana Luz Zúñiga García.
En enero de 2016, Flores creó Óptima Service and Consulting SAC, dedicada a la consultoría y asesoría en gestión pública y privada.
Las tres compañías tenían un mismo gerente general: Óscar Flores.
Flores trató de captar inversionistas desde finales del año 2015. Lo hizo de forma directa o a través de María del Rosario Díaz García, una asesora financiera a quien conocía desde el año 2012.
Díaz había logrado una relación de confianza con varios inversionistas, algunos de los cuales eran integrantes de familias limeñas acomodadas o personas conocidas por haber participado en la vida pública del país, a quienes había llevado a invertir previamente en cajas de ahorros, financieras, empresas de factoring y fondos privados de inversión.
Para invertir en un fondo privado de inversión, donde no hay regulación ni supervisión de la SMV (Superintendencia del Mercado de Valores) o la SBS (Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones), el factor de la confianza es fundamental; y eso se genera no solo sobre la base –como se podría suponer– de un aplicado due dilligence, sino de muchos otros factores más personales y subjetivos: desde quién te ofrece la oportunidad de inversión, hasta, más importante aún, quiénes son los otros inversionistas. El boca a boca es muchas veces crucial. La confianza asumida basada en las decisiones de otros, a quienes se les considera confiables y con buena reputación, con conocimiento experto en el manejo financiero y con capacidad de tomar decisiones acertadas, en la mayoría de casos hace que se baje la valla, la guardia, y se entregue el dinero propio en la confiada expectativa de que te lo hagan crecer como han ofrecido.
El grave riesgo existe cuando el dinero que se invierte no es parte de un portafolio diversificado sino que constituye los ahorros personales de toda una vida o los fondos de jubilación con los que uno proyecta tener una vejez tranquila.
La mayoría de entrevistados para este reportaje invirtió su dinero en Óptima Inversiones, controlada por Óscar Flores, por recomendación de Rosario Díaz, a quien llegaron a través de amigos o personas cercanas, a las que Díaz les manejaba inversiones o las había asesorado en algún momento en los últimos años. Un grupo menor llegó directamente por Flores o por recomendación directa de otros inversionistas.
Óptima Inversiones ofrecía una inversión con una rentabilidad anual “esperada” (es decir, prevista y calculada) de 10 por ciento en dólares y 12 por ciento en soles, con pagos trimestrales de intereses. El dinero de los inversionistas –según lo ofrecido– era invertido fundamentalmente en factoring; pero adicionalmente Óptima ofrecía operaciones puntuales, como el financiamiento directo a empresas. En esos casos, Óptima cobraba una comisión (un fee) pero el riesgo era del inversionista.
En ese momento, estamos hablando de los años 2016, 2017 y 2018, las tasas de interés ofrecidas por Óptima Inversiones eran altas, mucho más atractivas de lo que ofrecía la banca tradicional.
En una entrevista de mayo de 2016, en la revista Gan@Más, Óscar Flores había dicho que Óptima Factoring Perú SAC estaba “creciendo a un ritmo interesante y esperamos poder manejar por lo menos entre 5 y 8 millones de soles, a nivel nacional, solo en facturas negociables” para ese año.
Dentro de la estructura de Óptima Inversiones existieron seis fondos de inversión en los que invirtieron, en total, alrededor de 200 personas (o partícipes), entre 2015 y 2022. Estos son Supernova, Opportunity Dólares, Opportunity Soles, Gamma, 50M y 20M.
Hubo dos tipos de inversionistas. De un lado, aquellos que tenían un conocimiento experto en finanzas con un portafolio diversificado de inversiones, donde lo invertido en Óptima no representaba una parte central de su patrimonio. Ahí estaban, por ejemplo, Piero Ghezzi (exministro de la Producción), Alonso Segura (exministro de Economía y Finanzas), Federico Oviedo (director de BNB Valores Perú S.A, Sociedad Agente de Bolsa), Gianfranco Castagnola (presidente ejecutivo de Apoyo Consultoría y presidente del directorio de AC Capitales SAFI), Elena Conterno (miembro del directorio del Scotiabank y Profuturo AFP) y Ernesto Balarezo (CEO de la compañía minera Sierra Metals).
Y de otro lado, estaba un grupo de partícipes, con menores o limitados conocimientos financieros, que, en la estela de los “expertos”, invirtieron sus ahorros, pensiones de jubilación, ingresos por la venta de propiedades y herencias familiares.
En varios casos, núcleos familiares completos, padres, hermanos, hijos, invirtieron en Óptima.
La captación de inversionistas
Rosario Díaz intentaba generar, desde el inicio, un vínculo muy cercano con los potenciales inversionistas, más aún, si de entrada ya se había derribado la barrera de la desconfianza natural, al haber sido recomendada por alguna persona amiga o conocida.
Ya entablada la relación, en el caso de los potenciales inversionistas con limitado conocimiento financiero, Díaz apelaba a mencionar otros inversionistas con experiencia en finanzas como carta de presentación, que generaran la confianza suficiente como para invertir en Óptima casi a ciegas.
Usualmente mencionaba a Piero Ghezzi, exministro de Producción de Humala, quien además como parte de su gestión había promovido normas sobre el factoring; al exministro de Economía Alonso Segura y al exgerente general de la Bolsa de Valores de Lima Federico Oviedo. La otra persona que, aunque no era experta en finanzas, pero era mencionada en repetidas oportunidades por ser considerada fiable para muchos, fue el excanciller José Antonio García Belaunde.
Tan es así, que algunos ni se tomaron el trabajo de revisar el contrato que estaban firmando y el reglamento bajo el que se ceñiría el manejo de los fondos de inversión. Y menos hacer una investigación a fondo sobre Óscar Flores, quien era, finalmente, el que manejaría su dinero.
Algunos pensaron que su dinero iba a ser invertido solo en factoring, porque así se los había dicho Díaz durante las visitas que hizo a sus casas, a las que llegaba en un auto con chofer, o en los recorridos a la oficina en las que operaban las empresas de Óscar Flores, descrita por algunos como un lugar que proyectaba solvencia.
Arriesgar el patrimonio por un PowerPoint precedido por un auto con chofer y una oficina que sugiere opulencia, parece inverosímil, pero así fue. De algún modo, los nombres mencionados, la sensación de solvencia técnica, anestesiaron la sensación de riesgo en la gente que comprometió su patrimonio pensando que podían sacarle mayor productividad a su dinero.
En 2018, la corredora de inmuebles Rosa María Gastañeta quería ver de qué manera podía generar rentabilidad a partir de una herencia familiar y los ahorros acumulados durante toda su vida. Una amiga suya, Patricia Arévalo Majluf, directora del Fondo Editorial de la PUCP, le recomendó contactar a Díaz, quien la asesoraba en el manejo de inversiones desde hacía algunos años. Arévalo había invertido en Óptima 160 mil soles, a través del fondo Gamma, por recomendación de Díaz.
“Patricia me dice que ha invertido Joselo García Belaunde, me dio algunos nombres más de gente que me daba confianza, que habían puesto sus inversiones a través de ella [Rosario Díaz]”.
Gastañeta contactó a Díaz, quien le sugirió inicialmente que ponga una parte de su dinero en Óptima Inversiones, otra parte en Caja Rural de Ahorro y Crédito Raíz –intervenida este mes por la SBS por estar en insolvencia– y lo restante en Madero, una empresa de factoring en la que Díaz fue accionista.
Gastañeta hizo su primera inversión en Óptima Inversiones en 2018. Dos años más tarde ya había invertido 440 mil dólares divididos entre los fondos Supernova, 20M, Opportunity Dólares y Helios Dólares, este último manejado por Óptima SAFI. Casi todos sus ahorros estaban depositados ahí.
Todo bajo la premisa, según indicó Gastañeta a IDL-R, de que su dinero sería invertido en factoring. Eso fue lo que le dijo Díaz.
En determinado momento, Gastañeta puso en contacto a Díaz con un amigo suyo, el abogado Ernesto de la Jara, quien fuera fundador del Instituto de Defensa Legal. Él quería rentabilizar sus fondos de jubilación recibidos por la AFP. Había depositado previamente esos fondos en la banca tradicional, sin recibir ninguna rentabilidad.
“Cuando Rosario me ofreció el producto, me dijo que mi plata iba a ser invertida en factoring”, contó De la Jara a IDL-R. “Rosario Díaz te va vendiendo la confianza. Tú sabes que está Joselo García Belaunde, Pancho Eguiguren, Piero Ghezzi. Te han recogido en carro con chofer, te ha llevado a las oficinas de Óptima. Rosario se presenta en tu casa, y a la primera consulta que tú tienes, viene y te explica”.
“Una de las cosas que me animó a mí”, contó De la Jara, “es que Rosario me dice que está regulado, supervisado por la SBS. No estaba protegido como los bancos o las cajas, en el sentido de que no te van a devolver la plata, pero sí cumplir determinados requisitos, auditorías, comité de vigilancia, todo. Entonces eso me tranquilizó un poco”.
Incluso, Díaz le dio una presentación en PowerPoint sobre Óptima Factoring Perú SAC, con una explicación de lo que era el factoring, y quiénes manejaban la compañía. Esa presentación indicaba que Flores era el gerente general, Charles Philbrook Mendizabal el director, Ana Zúñiga García la contadora, y Ericka Medrano la encargada legal.
Una de las láminas describía la relación con Óptima Inversiones Perú: “Óptima Factoring Perú S.A.C cuenta con Óptima Inversiones Perú S.A.C., empresa vinculada a la primera, que administra fondos de inversión privados y que dentro de sus objetivos se encuentra el de generar los fondos necesarios a fin de que Óptima Factoring Perú S.A.C realice sus operaciones de descuento de Facturas”.
Ernesto de la Jara llegó a invertir un total de 200 mil soles entre los fondos Opportunity (soles) y 50M. Invirtió, también por recomendación de Rosario Díaz, otra parte de sus fondos de jubilación en Madero.
La psicoterapeuta Victoria Pareja conoció a Rosario Díaz hacia el año 2018, a través de una amiga cercana, quien también había invertido su dinero en Óptima. “Rosario me mencionó a Allan Wagner, a Ricardo Luna, dos exministros. A Joselo también. Me daban confianza, qué voy a estar chequeando”, dijo Pareja a IDL-R.
Pareja invirtió 20 mil dólares a finales de ese año, que eran parte de sus ahorros. “Ella me dijo que esto estaba regulado por la SBS y se supone que ante cualquier percance estaba protegida. Eso fue verbal. Qué se me iba a ocurrir que si ella venía recomendada por un exministro no iba a estar garantizada”.
Reportes insuficientes
El exministro Piero Ghezzi conoció a Rosario Díaz hace más de 10 años, como una persona que alertaba sobre oportunidades de inversión, en el periodo en que él tenía parte de sus fondos en la Financiera Credinka. En determinado momento, cuando las tasas de interés en las cajas ya no eran lo suficientemente rentables, Díaz le presentó a Óscar Flores cuando este “manejaba el portafolio de inversiones en Blanco”.
Ghezzi decidió invertir en Blanco.
Cuando Flores salió de Blanco, Piero Ghezzi pasó una parte importante de sus inversiones a Óptima Inversiones, en 2016. “Óptima ofrecía una inversión con una rentabilidad esperada de 10 por ciento en dólares y 12 por ciento en soles”, dijo Ghezzi a IDL-R, “yo tenía dos grandes inversiones: factoring y operaciones puntuales de préstamos de dinero, financiamiento directo para prestar capital de trabajo a empresas”.
“Empecé a tener reportes alrededor de 2017 y eran escuetos, muy poco elaborados. Se hicieron ensayos de mandar reportes, pero comparado con otras empresas donde tenía inversiones, no tenía el mismo nivel de prolijidad”, dijo Piero Ghezzi, quien hacia el 2018 tenía alrededor de 3 millones 100 mil soles y más de 1 millón de dólares en inversiones en Óptima.
Ghezzi era, ya en ese momento, de lejos el partícipe más importante de Óptima. Parte de su familia nuclear también había invertido ahí.
Ante los pedidos de reportes más minuciosos, Óscar Flores le ofreció a Ghezzi crear una SAFI (Sociedad Administradora de Fondos de Inversión). “Yo quería saber lo que estaba pasando y no tenía tiempo para meterme a los detalles. Me daba mayor tranquilidad una empresa regulada por la SMV”.
Flores le pidió a Ghezzi el capital social para crear la SAFI, que llevaría el nombre de Óptima SAFI. Flores movería ahí todos sus fondos.
Ghezzi aceptó.
El 13 de agosto de 2018, la SMV autorizó la organización de Óptima SAFI SAC. Fue constituida con un capital social de un millón y medio de soles, en la que Ghezzi tuvo inicialmente el 99.5% de participación y Flores el 0.5%. Óptima SAFI empezó a operar en julio de 2019. Manejó los fondos Helios Dólares, Helios Soles y Óptima Leasing Operativo.
Pero Flores nunca movió los fondos de Ghezzi.
Ante ello, Ghezzi protestó y llegó eventualmente a un acuerdo con Flores para venderle su participación en la SAFI, pero este solo le pagó una parte de lo acordado.
El 15 de diciembre de 2021, la SMV canceló la autorización de funcionamiento de Óptima SAFI.
Luces ámbar
[Los socios engañados]
Las alertas de que algo andaba mal, de acuerdo con algunos entrevistados para este reportaje, se encendieron hacia el año 2020, durante el primer año de la pandemia.
Hernán Márquez es gerente general del Grupo Madero, que incluye cinco empresas: Romma Consulting, Madero Capital, Madero Factoring, y Madero Wealth Management.
Márquez conoció a Rosario Díaz en una entidad financiera en la que ocupó el cargo de gerente de división hace ya varios años.
Como Díaz tenía una buena cartera de clientes, Hernán Márquez y su socio, Gastón Romero, la convocaron en 2019 para formar parte de Madero Capital, especializada en banca de inversión. La función de Rosario en la empresa era llevar clientes a Madero Capital. “Era una persona poco técnica, pero muy empeñosa, muy trabajadora. Y con el tiempo se ganó la confianza de muchos inversionistas, a quienes llevó básicamente a bancos, a cajas y financieras, lo que estaba perfecto en ese momento”, dijo Márquez a IDL-R.
Hacia inicios de 2020, Márquez y Romero fueron contactados por cuatro clientes para informarles que, por recomendación de Díaz, habían invertido en otro fondo de inversión “de muy dudosa reputación y que no estaba cumpliendo con los pagos”.
Se trataba de Óptima.
“Inmediatamente me tocó comunicar a los accionistas, al directorio de esta grave falta… casi un fraude a la compañía. Es como que un banco lleve clientes a otro banco. No tenía sentido. Y lo peor de todo, es que ella sin ningún criterio técnico y solamente movida por los ingresos que le generaban las comisiones, lo hacía a ciegas.”, dijo Márquez a IDL-R.
Márquez convocó a una reunión en la que le hicieron ver a Díaz que lo ocurrido “era una falta grave”. “Ella cobraba como director y como accionista cobraba por dividendos. Entonces era inadmisible que se le paguen comisiones. Pero parece que para ella las comisiones eran su verdadero móvil. […] Le dijimos que iba a generar un perjuicio a Madero Capital. Nosotros insistimos a través de abogados para que salga de la compañía y en 2020 logramos que venda sus acciones. Yo las compré”, dijo Márquez.
Esto coincide con el hecho de que al tiempo de su salida de Madero, Rosario Díaz le recomendó a varios de los inversionistas que había llevado a invertir previamente en Madero, que movieran sus fondos a Óptima. Incluso a algunos les comentó que había salido de Madero, pero omitiendo los motivos descritos líneas arriba por sus exsocios.
Cuando entre el tercer trimestre del 2021 y la primera parte del 2022, los inversionistas empezaron a dejar de recibir los intereses generados por sus inversiones en sus cuentas bancarias, sin ningún aviso o explicación de parte de Óptima, Óscar Flores o Rosario Díaz, se encendieron las alarmas.
La voz empezó a correr. En medio del desconcierto de muchos –más aún con los estragos de la pandemia a cuestas–, y la poca información provista por Óptima, empezaron a llamarse entre los partícipes que se conocían. Algunos tenían algún nivel de información, sobre todo aquellos inversionistas con conocimiento experto en finanzas, otros no.
Los teléfonos de Óscar Flores y Rosario Díaz empezaron a sonar sin tregua.
Querían explicaciones, como era lógico, sobre qué había pasado con su dinero. Y de forma rápida.
Para ese momento, sin que ninguna de las víctimas lo supiera con certeza, Óscar Flores había logrado que se perdieran, se esfumaran, aproximadamente 70 millones de soles.
¿Cómo se esfumaron?
Lo veremos en la siguiente entrega de este reportaje, este jueves 31.
(*) Debido al hallazgo de nueva e importante información, se aplazará la publicación de la segunda entrega. Pedimos disculpas a nuestros lectores.