Hemos querido tributar un merecido reconocimiento y homenaje a Enrique Zileri, por sus calidades personales y profesionales, al hijo, al esposo, al padre, al amigo, al demócrata, al editor, al periodista, que a lo largo de su trayectoria ha sabido hacer de la libertad de expresión una bandera y un ejemplo para muchos peruanos.
Hablar de Enrique Zileri es hablar de Caretas y hablar de Caretas nos lleva inevitablemente a Zileri. Están indisolublemente ligados.
Caretas fue fundada por Doris Gibson Parra, madre de Enrique quien en una entrevista dijo de ella: “Su talento para ciertas cosas no lo tengo, su gusto por el arte popular, su visión para encontrar las piezas, era muy adelantada para su época y eso dice mucho de su sofisticación, de su cariño por nuestro país mestizo”.
Doris Gibson fue una gran mujer que se adelantó a su época y ejemplo para muchas mujeres, como periodista y como empresaria. A ella también a través de su hijo y de su familia le rendimos homenaje.
El primer número de Caretas vio la luz el 01 de octubre de 1950, en el contexto de un régimen dictatorial como el de Manuel Odría y desde su fundación tuvo una vida accidentada y heroica.
«Como peruana, como mujer, que hace política, como madre, y congresista, tengo que agradecer a Enrique Zileri por su ejemplo de entrega y dedicación a un periodismo al servicio de la democracia y de valores supremos y eternos».
En plena mitad de la década de los años ’50, Enrique Zileri, retornó de Europa y vino para unirse a Caretas. Tiempo después, se produjo la salida de Igartua y Zileri pasó a ser el codirector de la revista que pasó de ser una publicación mensual a quincenal y desde el año 1979 un semanario . Las clausuras y requisas, la prisión y el destierro que la intolerancia de regímenes dictatoriales le impusieron, formaron parte de su historia.
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Caretas y Enrique Zileri, han sido testigos valiosos de inviernos y primaveras democráticas. Momentos de democracia y también de dictaduras. En cada una de sus revistas, en cada una de sus imágenes inexorables hay un trozo de historia del país. De las palpitaciones y las búsquedas, de los consensos y las rupturas, de los fracasos y las victorias, de los sueños de una genuina democracia, de la promesa que aún es el Perú.
Por las páginas y portadas de Caretas desfilaron insignes peruanos y extranjeros; sus portadas fueron y siguen siendo la nota peculiar y emblemática del semanario. La imaginación, la ironía, el sarcasmo y la crítica se alternan en medio de una inalterable vocación por la verdad.
Caretas es el testimonio escrito de un periodismo que trasciende y Enrique Zileri es el testimonio vivo de una vida que se entrega a ese ejemplo de periodismo.
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De su fuente bebieron los mejores periodistas, reporteros y fotógrafos del país. Y también los miles y miles de lectores, que religiosamente esperamos cada semana la aparición de la Revista.
En reconocimiento a esta experiencia única, inédita, de periodismo de investigación, es que desde la Primera Vicepresidencia con el apoyo de la Mesa Directiva del Congreso propuse la realización de este acto de homenaje y reconocimiento a Enrique Zileri. Quien ya había sido condecorado con la máxima medalla del Congreso.
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No me corresponde dar más detalles o precisiones de su vida personal y periodística, sino a nuestros invitados que lo acompañan. Pero sí como peruana, como mujer, que hace política, como madre, y congresista, tengo que agradecer a Enrique Zileri por su ejemplo de entrega y dedicación a un periodismo al servicio de la democracia y de valores supremos y eternos, como la verdad, la honestidad, la perseverancia y la libertad.
*Palabras de la entonces primera vicepresidenta del Congreso, Carmen Omonte, en el homenaje que el Congreso de la República hizo a Enrique Zileri en diciembre de 2013.