El comunicado hoy, 31 de agosto, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, lo informó con sobria brevedad.
“Trece sobresalientes periodistas de investigación se unen a la red global del ICIJ” [siglas en inglés del Consorcio].
Trece periodistas seleccionados en el mundo entero por su excepcional calidad. De Estonia, Filipinas, Argentina, Sri Lanka, Reino Unido, Ecuador, Tanzania… y una de Perú:
Romina Mella, fundadora, jefa de redacción de IDL-Reporteros y, sobre todo, extraordinaria periodista de investigación.
A sus colegas en IDL-R (y los de muchas otras publicaciones) nos enorgullece saber que Romina se hace miembro de la más importante organización de periodismo de investigación en el mundo.
… claro que algunos no dejamos de preguntarnos: ¿recién ahora?
Fundado a fines del siglo pasado, el ICIJ (por las siglas del Consorcio en inglés), buscó identificar y reunir a los mejores periodistas de investigación del mundo para articular sus talentos en investigaciones internacionales complejas. El gran periodista Charles Lewis fue su primer organizador, con el apoyo de figuras legendarias, como Bill Kovach.
En los años siguientes el ICIJ publicó investigaciones de calibre y profundidad sin precedentes en el periodismo.
También perfeccionó el método del trabajo en red, que permitió procesar volúmenes gigantescos de datos, analizados por los mejores expertos de área y especialidad. El manejo eficaz de las redes resultó fundamental para un mejor resultado de la investigación.
No sorprende entonces que el criterio del comité que eligió a los nuevos periodistas (no hay otra manera de integrarse al ICIJ) fue precisamente su demostrada capacidad de “colaborar con periodistas de otros países, compartir sus hallazgos, adherirse a las fechas de publicación acordadas y publicar reportajes que exponen injusticias, inequidades, crimen internacional y corrupción”.
Es una descripción que calza precisamente con lo hecho por Romina en IDL-Reporteros. Y no solo con el ICIJ.
En la investigación internacional del caso Lava Jato, IDL-R creó una red dedicada a la cooperación entre los periodistas de investigación latinoamericanos que trabajaron con mayor ahínco el tema. Fue la Red de Periodismo de Investigación Estructurado, que logró las más resonantes revelaciones en Argentina, Ecuador, Panamá, Venezuela, México, entre otros… y por supuesto, Perú.
Romina Mella fue la coordinadora de esta Red, que logró muchas de las revelaciones en la que fue quizá la más importante investigación anti-corrupción en la historia de varias naciones, incluida la nuestra.
Junto con Lava Jato, Romina tuvo un desempeño extraordinario en el caso paralelo y concomitante de Lava Juez (o Cuellos Blancos), cuyo avance conjunto pareció abrir –hasta que irrumpió la peste– la promesa real de lograr una república con la limpieza y honestidad capaces de conquistar el destino que merece.
Para mí, que me hice viejo (pero no carcocha) en el ejercicio del periodismo, que viví las grandes crisis, peligros y resurgimiento de la profesión, pocas cosas son igual de esperanzadoras (sobre todo por lo raro) que ver a gente joven, como Romina, entrar con ánimo, energía y optimismo a una profesión (o un oficio, como quieran) que exige lo mejor de uno mismo –en la entrega, la lucidez y el riesgo–, para lograr la efímera trascendencia de servir a los ciudadanos con la información que los hace dueños de sí mismos.
Ellos saben que muchos de los mejores entre nosotros murieron cumpliendo su misión y que sus muertes quedaron impunes. Saben que hay pocos trabajos que paguen menos en la relación entre inteligencia, esfuerzo y resultados. (Quizá solo les sacamos ventaja en eso a los poetas). Saben que la corrupción es una lacra que infecta, como a otras, nuestra profesión; apenas más difícil de enfrentar que la mediocridad. Y, sin embargo, adoptan con todo entusiasmo la vida de periodistas de verdad, con sus estrictos códigos y tremendas demandas, donde el triunfo tiene pronto olvido y larga memoria el fracaso.
Al verlos, nosotros sabemos que el buen periodismo (el único que merece el nombre) no desaparecerá sino crecerá y mejorará adaptando las nuevas realidades al mejor cumplimiento de su misión.
Y si es así, ¿por qué esperar a que se hagan viejas o viejos (aunque espero que tampoco carcochas) antes de felicitar su esfuerzo, celebrar sus logros y que la gente sepa que en su hora temprana se acumulan ya los logros sin que amaine la promesa?
Felicitaciones, Romina.
El ICIJ escogió muy bien.
… y eso, que solo mencionó las redes y quedó mucho por decir. Pero eso lo dejamos para el próximo homenaje.