Odebrecht no discriminó en apoyos al gobierno y la oposición venezolana. La contratista brasileña –que enfrenta el mayor escándalo de corrupción de América Latina– financió varias de las campañas regionales del chavismo pero más allá de la foto, en secreto hizo lo mismo con líderes de la oposición venezolana. Ahora se sabe la lista y empieza con el diputado Diosdado Cabello, número dos del chavismo y cuyo nombre hoy suena para presidir la Asamblea Nacional Constituyente que en este momento pretende instalar la revolución bolivariana.
A Cabello le patrocinaron en 2008 varios de los gastos de su campaña, para la misma elección en la que terminó perdiendo el chance de repetir como gobernador del estado Miranda. Ese año, su contendor, Henrique Capriles, lo sacó de juego y hoy se puede añadir que perdió aun con el apoyo económico del gigante de la construcción brasileña, según se desprende del testimonio que el director ejecutivo de Odebrecht en Venezuela, Euzenando Azevedo, rindió ante la justicia brasileña y cuyos respaldos fueron filtrados para esta nota.
Azevedo decidió colaborar a finales del año pasado con la investigación del caso Lava Jato. Ya lejos de Caracas y ajeno a los compromisos de su cargo, el 15 de diciembre del año pasado finalmente reveló ante los procuradores Heitor Alves Soares y Leonardo Cervino Martinelli que, año a año, destinaba cerca de 3 millones de dólares, en nombre del gigante de la construcción brasileña, para campañas de los políticos locales.
Si bien ninguna de las 32 obras emblemáticas que Odebrecht asumió en Venezuela fueron adjudicadas por gobiernos locales, la filosofía de la empresa buscaba ganar aliados mediante el financiamiento de dirigentes y partidos políticos. “Las autoridades y funcionarios públicos de alguna manera involucrados con la obra podrían crear obstáculos, lo que se evitaba genéricamente con las donaciones sistemáticas en todas las elecciones”, contó Azevedo. “La contrapartida esperada con estas donaciones era que la ejecución de las obras fuese facilitada en todos los niveles, como por ejemplo, aprobación de licencias ambientales y liberación de aprobaciones municipales y estatales”.
Las leyes venezolanas no admiten financimiento de campañas desde el exterior
Cauto aun frente a los procuradores que tomaban nota del tras cámaras de la operación Lava Jato en Venezuela, Azevedo no precisó el monto que la constructora contribuyó con la campaña de Cabello. Tampoco dio luces sobre los detalles de las transferencias, pero el hombre fuerte de Odebrecht en Venezuela –testigo de excepción en Caracas– sí añadió otros nombres de beneficiarios que van, en el caso de la oposición, desde los ex gobernadores del estado Zulia, Manuel Rosales y Pablo Pérez, hasta el alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz, y su homólogo del área metropolitana de Caracas, Antonio Ledezma, hoy preso político del chavismo.
A todos, Odebrecht les pedía no entorpecer sus obras a pesar de encabezar las filas de la oposición y, aparte, facilitar permisos locales necesarios para avanzar en varias de las construcciones que a diferencia de otros países, no han sido finalizadas bien a causa de trámites burocráticos o por falta de recursos y escasa voluntad política.
Ya se sabe que los de Brasil financiaron en 2013 la campaña del primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y su contendor, Henrique Capriles. Un legajo de documentos –filtrados para esta y otras entregas–hoy dejan ver que a contracorriente del discurso oficial, la alianza de Odebrecht con la revolución bolivariana era circunstancial. De hecho, a espaldas de Chávez, en 2006 apoyaron la campaña presidencial del abanderado de la oposición, Manuel Rosales.
Lo dijo el propio Euzenando Azevedo en la sede que la Procuraduría General de Brasil tiene en el estado nororiental de Sergipe. Se trata del mismo hombre de negocios que gozaba de entrada libre al Palacio de Miraflores, teléfono directo al despacho presidencial y total sintonía con el propio Chávez, quien solo tuvo deferencias y buenas palabras en alocuciones públicas. “Ya este es venezolano, ¿ya tú te nacionalizaste? Oye, si no los has hecho…”, bromeó el comandante el 9 de octubre de 2006 antes de darle la palabra –en televisión nacional– durante la inauguración del tramo El Valle-La Rinconada de la Línea 3 del Metro de Caracas.
El procónsul de Odebrecht en Caracas, más allá de la anécdota, nunca tuvo papeles venezolanos; tal vez por eso terminó acogiéndose al pedido de la justicia de su país, donde se le hace guardado en alguna trinchera que lo libre de haber contado los pormenores de Odebrecht en el eje bolivariano.
Además de Maduro y Capriles, su testimonio involucra a una docena de dirigentes políticos financiados desde Brasil, entre los que destacan chavistas como el ex vicepresidente de la República y hoy diputado Elías Jaua, el gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, y el alcalde de Los Teques, Francisco Garcés. También el fallecido ex gobernador de Guárico, William Lara, el ex alcalde de Maracaibo, Gian Carlo Di Martino, y el presidente del Metro de Los Teques cuando aspiraba llegar a la Alcaldía del Municipio Carrizal de los Altos Mirandinos, Farith Fraija.
Las leyes venezolanas no admiten financiamiento de campañas desde el exterior pero más allá de los resquicios legales, la gran trama de corrupción de Odebrecht y el resto de las constructoras brasileñas se centró en sobreprecios de obras, sobornos y favores políticos, que salían a juego luego de los ayudas electorales.
En política, después de todo, no hay nada gratis. Si cada año pagaban 3 millones de dólares, entre 2004 y 2013 soltaron más de 30 millones en favores políticos.
(*) Este reportaje es parte de las publicaciones de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, integrada por periodistas de Armando.info en Venezuela; La Nación de Argentina; La Prensa de Panamá; Sudestada de Uruguay; e IDL-Reporteros de Perú.