De concretarse la instalación de siete fábricas de harina de pescado, además de las 5 que ya existen en el litoral arequipeño, se extraerán 25 mil 632 toneladas métricas de anchoveta al día. El impacto ambiental será tremendo. Aunque cuentan con el permiso de traslado, desde Chimbote, por parte del ministerio de la Producción, el pueblo y las autoridades locales y regionales se han puesto en pie de lucha para evitar la instalación y, con ella, el colapso ambiental de las playas.
Analizada la situación, y dado que ya había cinco fábricas con permiso de operación, el gobierno regional emitió en enero una ordenanza (la 032-2008) que prohíbe la instalación de cualquier otra planta procesadora de pescado en el litoral, a menos que sea para el consumo humano directo.
A pesar de ello, siete empresas más quieren instalarse en nuestro litoral, las cuales aumentarían sus capacidades industriales, poniendo en peligro la estabilidad del ecosistema.
Según el Instituto del Mar del Perú (Imarpe), son solo 700 mil toneladas métricas de anchoveta las que se pueden extraer de nuestro mar por año.
Esta cantidad dividida entre las 12 fábricas de harina de pescado que ya operan en el sur del país, (Arequipa y Moquegua), dan un total de 58 mil toneladas métricas de pescado. Con ese volumen se elaboran13 mil toneladas métricas de harina de pescado al año.
Explosión de anchoveta
En el litoral arequipeño existen cinco empresas industriales dedicadas al procesamiento de harina de pescado, debidamente autorizadas por el ministerio de la Producción, con conocimiento del gobierno regional.
Estas empresas extraen y producen (las cinco en total) 531 toneladas por hora de harina de pescado, dejando a otras cuatro empresas, dedicadas a la extracción del recurso para consumo humano directo, apenas una capacidad de procesamiento de 84 toneladas por día. La diferencia es clara.
Las nuevas empresas que quieren instalarse en Camaná y Mollendo, juntas, producirían 537 toneladas métricas de harina de pescado por hora, lo que sumado a lo que producen las empresas que ya existen, daría un total de producción al día de 25 mil 632 toneladas métricas.
El colapso del recurso y del ecosistema sería inminente. La instalación de estas empresas, además, deja en desventaja a los pescadores artesanales y empresas que producen pescado para consumo humano directo. Adicionalmente, burlan las políticas locales, que facultan al gobierno regional a establecer las normas en su jurisdicción. El centralismo, aún se impone.

Punto Muerto
Por este motivo, el gobierno regional ha interpuesto una demanda al ministerio de la Producción por conflicto de competencias, buscando hacer prevalecer su autonomía en la jurisdicción. El gobierno nacional sólo ha decidido paralizar temporalmente la construcción de las fábricas.
La autoridad regional ambiental (ARMA), aparte de demostrar el fuerte impacto ambiental que causaría el funcionamiento de estas empresas, ha detectado que tres de ellas Triarc, Natalia y Vlacar han presentado deficiencias en cuanto a sus trámites administrativos, en la compra de terrenos y en los planes de conservación ambiental con los que están obligados a contar.
Pero ellas insisten en avanzar en la construcción de sus plantas, a despecho de la prohibición del gobierno regional y la oposición de la población que será afectada. Como si nada. (Ignacio Salinas, El Búho, Arequipa. Publicado 11 noviembre 2008)