NdR: El periodista colombiano, Rafael Moreno, fue asesinado el 16 de octubre pasado mientras investigaba la corrupción política y la minería ilegal en el departamento de Córdoba, en Colombia. Hoy, 32 medios de todo el mundo –bajo la coordinación de Forbidden Stories– publicamos el “Proyecto Rafael”, una investigación colaborativa transnacional con las revelaciones que culminan las investigaciones de Moreno. El crimen no silencia al periodismo.
En los días anteriores a su muerte, Rafael Moreno estuvo en contacto con Forbidden Stories.
Las amenazas que recibía el periodista colombiano eran cada vez más preocupantes. Por esta razón, Rafael decidió compartir con nuestro equipo la información sobre la que estaba trabajando. Para que sus investigaciones pudieran continuar en caso de que fuese asesinado.
A las 19.10 horas del 16 de octubre de 2022, Rafael Moreno recibió varios disparos en la localidad de Montelíbano, en el norte de Colombia. Una zona especialmente peligrosa, dominada por el Clan del Golfo, uno de los cárteles más poderosos del mundo.
Inmediatamente después de su asesinato, en Bogotá, nos reunimos decenas de periodistas colombianos, sudamericanos e internacionales para organizar cómo se continuaría su trabajo.
El 23 de octubre, una treintena de mujeres y hombres, todos periodistas experimentados, decidieron unir sus fuerzas para retomar el trabajo de Rafael donde él lo había dejado.
Seis meses después de su asesinato y coordinados por Forbidden Stories, periodistas de CLIP, Cuestión Pública, El Espectador, France 24, RFI y otros medios de comunicacion publican “Proyecto Rafael”. Una investigación colaborativa e internacional que saca a la luz grandes hallazgos sobre el impacto medioambiental y sanitario de varias empresas mineras del departamento de Córdoba, además de un sistema de favoritismo masivo y de una probable malversación de millones de dólares de contratos públicos que Rafael Moreno había investigado de cerca.
Al igual que Rafael, decenas de periodistas de todo el mundo salvaguardan su información y sus investigaciones en curso gracias a nuestra “SafeBox Network”. Esta nueva herramienta se está extendiendo rápidamente por todo el mundo. Algunos de los periodistas, como Alfredo Guachiré en Paraguay, Paola Ugaz en Perú o Haruna Mohammed Salisu en Nigeria, están incluso declarando públicamente, alto y claro, que, por su propia seguridad, han decidido compartir sus investigaciones en curso con nuestro consorcio. Por tanto, matarlos no servirá de nada, salvo para exponer aún más al mundo estas inquietantes investigaciones.
A pocos días del Día Mundial de la Libertad de Prensa, debemos recordar que están en juego nuestras democracias y el derecho de todos los ciudadanos a estar informados. Proseguir las investigaciones de los periodistas asesinados no es una cuestión de reflejo fraternal, sino de nuestro deber de informar a la opinión pública sobre estos grandes temas –ya sean delitos medioambientales, corrupción, violaciones de los derechos humanos– que amenazan cada vez más a los periodistas.
A los asesinos de Rafael: se equivocaron. Hoy, 32 medios de comunicación de todo el mundo publican las investigaciones del Proyecto Rafael. Matar al mensajero no matará el mensaje.