Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2437 de la revista Caretas.
Voy a escribir esta semana sobre lavado de dinero aunque no sobre el caso que se imaginan, pese a lo importante que es.
El caso sobre el escribo esta nota no tiene la intensidad coyuntural del que hizo público Gerardo Reyes, director de Univisión Investiga, pero es por lo menos tan importante y ciertamente de mayor dimensión. Se trata de un desarrollo del caso Lava Jato y de las investigaciones sobre uno de los numerosos procesos de lavado de dinero probablemente destinado al pago de sobornos, que, en este caso, transcurrió en gran parte en el Perú.
Ya he escrito sobre ello, con mi colega Romina Mella, en IDL-Reporteros y en Caretas. La primera investigación se publicó en IDL-Reporteros hace casi un mes, el 20 de abril. La segunda, “Los pagos oscuros”, se publicó simultáneamente en Caretas y en IDL-Reporteros el 28 de abril pasado.
En la edición anterior de Caretas apareció una carta firmada por Gonzalo Monteverde y María Isabel Carmona Bernasconi, que controlaron la red de empresas mencionadas en nuestros reportajes, a través de las cuales se canalizó el dinero –varios millones– pagado por empresas vinculadas con Odebrecht en 2007 (sobre todo, pero no solo, de IIRSA Norte) la mayor parte del cual fue luego reenviado a la cuenta en Barbados de una misteriosa offshore panameña constituida por Mossack Fonseca.
En esa carta, Carmona y Monteverde, sostienen que lo revelado en nuestros reportajes, “denigra” su imagen, “emplea frases ofensivas” y, sobre todo, que “la denuncia [sic] es la misma de Pedro Aníbal Morote Cornejo, quien la interpuso ante sedes fiscales contra nosotros desde el 2008”. Añaden que “las denuncias de Morote fueron todas archivadas definitivamente”. Asumen que Morote es nuestra “fuente de información” y que hemos sido sorprendidos por ella. Contesté brevemente en mi artículo pasado indicando que la investigación sobre el caso descrito está activa y que la de IDL-R también.
Esta semana, Monteverde y Carmona vuelven a la carga con una larga carta en la que no falta el inevitable latinajo, la cita del DRAE y hasta la transcripción del código de ética del Colegio de Periodistas. Y exigen conminatoriamente una ‘rectificación’.
«El esquema fue prontamente detectado. Ya a mediados de 2009, la Fiscalía Superior Coordinadora contra la Criminalidad Organizada recibió información muy detallada sobre esa evidente operación de lavado de activos».
A la luz de lo ya revelado, hay que tener cuajo para pedir una rectificación, que en su caso equivale a exigir impunidad. No solo no van a tener nada de la torcida ‘rectificación’ que piden, sino obtendrán algo más que una ratificación en lo que investigamos: la profundización del caso.
Normalmente no discutimos ni fuentes ni métodos de información y menos con quienes son investigados, pero en este caso sí vale la pena hacerlo porque ayuda a explicar mejor la investigación.
En IDL-Reporteros llegamos al caso de “Los pagos oscuros” (donde están tan profundamente implicados Monteverde y Carmona) desde Panamá.
Como recordarán quienes han seguido el megacaso de Lava Jato, cuando los fiscales brasileños –ayudados por los suizos– pudieron reconstruir paso a paso, offshore a offshore, el circuito de lavado de dinero a través del cual se pagaron sobornos millonarios a ejecutivos corruptos de Petrobras, identificaron tres ‘capas’ (o ‘camadas’, en portugués) a través de las cuales viajó el dinero de los sobornos, desde las cuentas de Odebrecht hasta las de los corruptos.
Dentro de ese conjunto de ‘capas’ de offshore, una compañía panameña, “Constructora Internacional del Sur” concitó el interés de los fiscales anti-corrupción brasileños y el pedido de cooperación informativa a sus pares panameños. Se había identificado tres millones de dólares destinados por Odebrecht al pago de sobornos, que pasaron por esa compañía. Pero había más de cuarenta millones de dólares cuyo destino era necesario conocer.
La fiscalía panameña no cooperó con los brasileños. Entonces, con nuestros colegas de La Prensa, de Panamá, intentamos averiguar lo posible sobre esa ‘Constructora’ de papel. Meses después pudimos obtener alguna información sobre transacciones bancarias de esa compañía.
Ahí vimos que una de sus transferencias había sido hecha (en 2007) a una compañía peruana: Constructora Área SAC. La suma no era muy grande: 266 mil dólares, pero ya se sabía para qué se usaba la Constructora Internacional del Sur. Hubo una sorpresa más: otra offshore vinculada con el pago de sobornos de Odebrecht a ejecutivos corruptos de Petrobras –Klienfeld Servicies LTD– también había enviado 115 mil dólares a Constructora Área ese mismo año.
Entonces iniciamos la investigación de lo que lucía como un circuito peruano de lavado de dinero proveniente de Odebrecht, cuyos primeros resultados aparecieron en “los pagos secretos de Odebrecht en el Perú”, en abril pasado.
Como recordarán, el cuadro de esos pagos durante el año 2007 –en plena ejecución del proyecto IIRSA Norte, donde los costos de la obra aumentaron en 98% respecto de lo contratado– tenía una inequívoca elocuencia. Klienfeld Service había remitido 115 mil dólares a Constructora Área SAC, la compañía de diminuto capital controlada por Monteverde y Carmona; Constructora Internacional del Sur le había depositado 266 mil dólares; Odebrecht, 426 mil 148 dólares; pero IIRSA Norte le había pagado 10 millones 926 mil 184 dólares. En total, de todas esas compañías vinculadas con Odebrecht, Constructora Área recibió 11 millones 733 mil 332 dólares en 2007.
El dinero dio varias vueltas entre las compañías de Monteverde y Carmona, pero al final, la mayor parte fue reenviado al extranjero: 6 millones 948 mil 513 dólares fueron girados a una compañía panameña creada por Mossack Fonseca con inusual misterio: Balmer Holding Assets Ltd, y depositados en la cuenta que esta compañía abrió en un banco brasileño “de segundo piso”, el Trend Bank, con cuenta abierta en el First Caribbean International Bank, de Barbados. Más offshore que eso, difícil.
¿Quién controlaba a Balmer? El que tenía sus acciones al portador. ¿Quién recibía la correspondencia? Mossack Fonseca ejecutaba las instrucciones del misterioso dueño, de destruir toda la documentación al cabo de algunos meses. Lo curioso es que cuando uno revisa la documentación que Mossack Fonseca exigía a otras offshore, resalta en esta caso la ausencia de todo requisito y el énfasis especial en el secreto.
El Consorcio IIRSA Norte y Constructora Área sostienen que los pagos compensaron ingentes obras de ingeniería civil hechas por Constructora Área en la selva norte. El solo hecho de que casi siete millones de los 11 millones 733 mil y pico de dólares que esta compañía recibió de la Corporación Odebrecht y el Consorcio IIRSA (en el que había otros dos socios: Andrade Gutierrez y Graña y Montero) terminaran en una cuenta en Barbados desmiente esa coartada.
El esquema, más bien burdo, fue prontamente detectado. Ya a mediados de 2009, la Fiscalía Superior Coordinadora de las Fiscalías Especializadas contra la Criminalidad Organizada recibió información muy detallada sobre el funcionamiento de esa evidente operación de lavado de activos. ¿Por qué, pese al título rimbombante de esa Fiscalía, no pasó nada? Algunas conjeturas se forman de inmediato, pero lo lógico es reemplazarlas con una investigación a fondo.
En cuanto a las denuncias que Pedro Morote efectuó contra Carmona y Monteverde, el hecho es que no tuvimos conocimiento de ellas hasta después de la publicación de nuestra primera nota. Luego, ha sido interesante cotejarlas con nuestra propia investigación.
Pero lo más interesante y relevante del asunto es que ese sistema de lavado de dinero en el Perú, insertado en un esquema internacional, no terminó el 2007 ni el 2008 ni el 2009 sino continuó, con nuevos circuitos y sorprendentes compañías y personajes, como veremos en investigaciones próximas a ser publicadas.