Durante las últimas dos semanas, he dedicado mi artículo semanal en la revista Caretas a una extraña polémica con la directora de facto de El Comercio y disciplinaria en jefe del grupo mediático, Martha Meier Miró Quesada.
Digo que es una extraña polémica porque una de las características de ésta, o de todo debate, es tener con quién discutir. Toda polémica es un diálogo en forma de esgrima argumental.
Hay polémicas de gentil florete, de espada, espada y daga, de sable o chafarote, en una escala creciente de combatividad y consecuencias, pero todas tienen una característica definitoria: argumento contra argumento, razón contra razón.
Pero, ¿qué pasa con una polémica que se convierte en monólogo? ¿Una en la cual el o la supuesta contrincante no para de cacarear pero no responde a nada? Eso es precisamente lo que ha sucedido con MMMQ.
El motivo, ya lo dije la semana pasada en Caretas 2182 (“La 117 en campaña”) se resume en dos palabras y un número: la candidata 117.
Ese es el número que tuvo Martha Meier el año dos mil en la lista congresal fujimontesinista, a donde llegó de la mano de su mentora, Martha Chávez. Su admiración militante por el ala más radical del fujimorismo y el montesinismo en la hora más siniestra de la dictadura, quedó inmortalizada en sus propias palabras y sus propias acciones (ver: “La candidata 117” en Caretas 2181).
La Meier MQ no respondió ni una palabra sobre las razones, expresiones y la agenda pasada y presente de la 117 recargada. Lanzó más bien una sarta de citas que ella alucinó descalificadoras, acompañadas por varias alusiones esquinadas –de esas que deben estar en alguno de los bolsillos de las viejas camisas negras en el closet– que me provocaron ganas irresistibles de comer gefilte fisch (con chrem, por supuesto).
Pese a su irracionalidad y falta de articulación, le respondí en detalle, incluyendo, por supuesto, al necio intento de descalificación de IDL-Reporteros por financiarse con fondos de la cooperación internacional del programa de medios de la Open Society Foundation.
No hubo réplica ni dúplica ni nada que se parezca. En lugar de ello, MMMQ perpetró otro artículo el sábado 28: “La prensa del narcopromotor”, cuyo razonamiento y nivel intelectual pueden describirse con tres palabras: caca, pichi, poto.
El ‘argumento’ –si cabe tal palabra para describir la sucesión de despropósitos que lo componen– de la MMMQ es el siguiente: Como George Soros supuestamente promueve la legalización del consumo de drogas, es “un narcopromotor” que pone “mucho dinero” para respaldar sus convicciones. Aquí, el ‘narcopromotor’ financia, a través de OSI, a IDL-Reporteros, que recibe el ‘mucho dinero’ de Soros. Por recibir ese ‘mucho dinero’, IDL-Reporteros no informa, acusa la MMMQ, sobre los “conflictos socioambientales generados por la minera Barrick Misquichilca”, en cuya matriz habría invertido Soros.
También acusó la MMMQ a IDL-Reporteros, “la prensa del narcopromotor” de soslayar que el notorio Rafael Franco de la Cuba, “Capulina” –de proceloso pasado en Campanilla, y presente como defensor de militares acusados de violaciones a los derechos humanos, además de apologeta de Massera–, es abogado de Amílcar Gómez, el acusado de sobornar a testigos del caso ‘Madre Mía’. ¿Y por qué? Se pregunta la sin duda desinteresada MMMQ, “¿… por afán de cambiar el curso de las cosas por ‘mucho dinero’?”.
Debo decir que en cualquier otra circunstancia hubiera sido una pérdida de minutos valiosos de la vida responder a lo que ni siquiera sirve como compost intelectual. Pero la 117, es decir, la MMMQ aparentemente alucina que su poder de despedir e intimidar a periodistas que se dejan, expresa de alguna manera un coeficiente intelectual respetable. Y el hecho es que, así como tuvimos a Vladimiro en el SIN y a Martha Chávez en el Congreso, ahora tenemos a MMMQ en el periodismo, con resultados igual de nefastos.
Así que contesto y pregunto. Para empezar, admitamos que George Soros postula la legalización de las drogas, sin matices ni diferencias. No es el caso, pero admitámoslo. ¿Eso lo convierte en un ‘narcopromotor’, abocado a minar la democracia que MMMQ y Martha Chávez heroicamente defienden?
¿Entonces, qué es la muy prestigiosa ‘The Economist’, que defiende la legalización entre otras cosas como medio de frenar el desarrollo del crimen organizado? ¿Una ‘narcorevista’? ¿Quién fue Milton Friedman, el premio Nobel de Economía, que postuló también la legalización, ‘un narcoeconomista’? ¿Y qué fue el director de las acciones contra el narcotráfico durante el fujimorato, Vladimiro Montesinos, un ‘líder de la lucha contra las drogas’?
Otro punto: que IDL-R no informara sobre los problemas ambientales de Barrick Misquichilka porque Soros habría puesto plata ahí. Mi respuesta es que hasta para decir estupideces hay que hacer un mínimo de investigación. En su corta vida, IDL-Reporteros ha realizado algunos reportajes sobre la minería. Uno de ellos, menciona críticamente a Barrick. Aunque hemos buscado los casos de mineras virtuosas (y las hay), la mayor parte de nuestras investigaciones ha tenido resultados críticos para compañías tales como Volcan (¿suena conocido, 117?), Buenaventura, Doe Run y Barrick.
Y en cuanto a la acusación de no haber mencionado que ‘Capulina’ es defensor de Amílcar Gómez, ¿dónde se publicó? Aquí. Hasta el más pobre nivel intelectual requiere hacer trabajar un poco las neuronas disponibles. La escasez no es excusa de ociosidad.
Finalmente, en cuanto a que IDL-Reporteros tendría ‘mucho dinero’ de la OSI (o de Soros), le propongo a MMMQ un buen negocio: Le cambio el ‘mucho dinero’ de IDL-Reporteros por el ‘poco dinero’ que recibe El Comercio.
¿No quiere? ¿Que de repente Graña se opone? ¿que a lo mejor Rodríguez Larraín no desea? (porque ‘Graffiti’ no cuenta mucho, ¿verdad?) ¿Que a lo mejor Llona empieza a escuchar la palabra ‘incendio’? Bueno, entonces mejoro mi oferta. Le cambio el ‘mucho dinero’ de IDL-Reporteros por el ‘poco dinero’ de los avisos clasificados de El Comercio (le dejo los ingresos de la sección ‘Relax’).
¿No? ¿Tampoco? ¿Por qué? Entonces, para que no protesten ni Graña, ni Rodríguez Larraín, ni Llona, ni siquiera ‘Mandruka’, y menos Pardo, aquí viene mi última oferta, esta sí irresistible: le cambio no solo mi sueldo sino mi ingreso de un año entero por sus ingresos de medio año. Todo mi ‘mucho dinero’ por la mitad de su ‘poco dinero’.
Espero la respuesta. ¿Habrá algún apunte sobre esto en algún bolsillo de las camisas negras? Mientras lo piensa (puede pedirle consejo, si lo necesita, a la otra Martha, la mentora), tengo una pregunta final, de esas cuya falta de respuesta acumula la interrogación.
Ese año dos mil, cuando el SIN preparó las listas oficialistas para el Congreso, junto con el fraude, la prensa chicha y hasta el incendio del Banco de la Nación, ¿preparó a la candidata 117 solo para tomar un puesto en el Congreso? ¿O la preparó más bien para tomar el puesto que solo logró ocho años y medio después?
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