Un mes antes de que estallara el escándalo mundial de los Panama Papers, Mossack Fonseca debió darse cuenta de que algo iba mal.
El juez Sergio Moro, quien lidera las investigaciones de Lava Jato en Brasil, dio la orden de detención contra cuatro funcionarios de Mossack Fonseca en dicho país. En la cabeza del organigrama estaba la funcionaria María Mercedes Riaño, quien logró salir de Brasil a tiempo y regresar a Panamá en donde la firma respondía a las órdenes de captura diciendo que todo era un error que ellos estaban dispuestos a aclarar. Por varios meses parecía que Riaño estaba segura.
Pero, en un sorpresivo cambio de suertes, el Ministerio Público panameño cambió en forma brusca su actitud previamente complaciente y empezó con energía una investigación que incluyó los arrestos de Ramón Fonseca y Jürgen Mossack. Riaño también fue arrestada y sometida a una indagatoria el 15 de febrero por la supuesta comisión del delito de blanqueo de capitales. Tanto Fonseca como Mossack, negaron los cargos.
«Ofrecía la venta de software de digitalización de documentos y hospedaje para información digital proveniente de cualquier parte del mundo».
Riaño, en cambio, no sólo no negó, sino que contó, y mucho. En un intrigante paralelo con lo que sucedió con Lúcia Tavares, del sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, Riaño conocía y tenía mucho que contar de Mossack Fonseca. Y claro que lo hizo.
Según publicaciones recientes de La Prensa de Panamá y otros documentos que IDL-R pudo obtener, Riaño reveló ante el Ministerio Público de Panamá las operaciones irregulares que habría realizado la firma a través de sociedades offshore.
Entre sus declaraciones al fiscal Rómulo Bethancourt el 15 de febrero, Riaño manifestó que el grupo está dividido en los siguientes departamentos: la empresa Evolusof, el bufete, una fiduciaria, una casa de valores y una empresa de contabilidad. Además de oficinas que son “agentes registrados y oficinas registradas” donde tienen domicilio las sociedades que son creadas y que se dedican a importar sociedades. Estas se encontraban en Las Islas Vírgenes Británicas, Bahamas, Seychelles, Anguila, Samoa, Hong Kong, Nevada, Nueva Zelanda y antiguamente en Nihue.
“Solo les faltaba a Mossack Fonseca contar con un banco”, sostuvo.
La publicación de La Prensa, además señala que la empresa Evolusof fue constituida por Humberto Urroz, Jürgen Mossack y Ramón Fonseca. Urroz, dijo, era quien negociaba los precios con los clientes y tomaba las decisiones junto a los otros dos socios. Evolusof ofrecía la venta de software de digitalización de documentos y hospedaje para información digital proveniente de cualquier parte del mundo a la que solo se podía acceder a través del programa.
La promotora de ventas
Riaño se identificó, de acuerdo con La Prensa, como promotora de ventas de Mossack Fonseca y afirmó no tener participación en las decisiones de la firma. “Aunque poseía códigos para entrar a los sistemas desde las oficinas de Brasil, nunca pudo ver documentos internos de ellos”. Sin embargo, sus declaraciones evidencian las estructuras financieras de la compañía.
Puso como ejemplo a Ademir Auada, cliente de Mossack Fonseca que fue detenido en Brasil el 27 de enero del año pasado, en medio de la fase 22 de la operación Lava Jato. dijo haberse enterado por los Panama Papers y Lava Jato que Auada viajaba constantemente a Panamá y que se reunía con miembros del grupo.
La Prensa señala que Riaño recuerda que fue él quien vendió la sociedad Murray holding de la jurisdicción de Nevada a Nelci Warken, identificada por los fiscales brasileños como propietaria de un apartamento en el condominio de Solaria, en las playas de Guarujá, estado de Sao Paulo. Murray Holding “sirvió para lavar dinero” de acuerdo a los fiscales.
Riaño mencionó también que la encargada de asuntos legales de Mossack y Fonseca era Sara Montenegro. “Era la persona que salía a defender el bufete en cada escándalo internacional. Tenía una función muy importante porque no realizaba trámites comunes. Era la abogada jefa y personal de confianza de los socios”.
Además menciona entre los colaboradores de la firma a Amauri Batista, quien viajaba a distintos países para promocionar los productos de la firma y era a la vez encargado de “la constitución de reaseguradoras panameñas ficticias, labor que también hacía Edison Teano”.
Pérdida del rastro de dinero
María Mercedes Riaño reveló, además, que la firma vendía a sus clientes compañías en jurisdicciones que estaban fuera de “la lista negra de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos)”, según La Prensa.
La abogada explicó que buscaban sociedades “muy sofisticadas” de países que no estuvieran en listas publicada por la OCDE de paraísos fiscales. Como España, Holanda, Nueva Zelanda y Chile, y luego pasaban a empresas constituidas en países con legislación más flexible.
Batista y Teano brindaban el servicio de escrow account. Es decir, los fondos captados iban a cuentas intermediarias. La firma contaba con doce cuentas de diversos bancos alrededor del mundo, en las que entraba y salía dinero de un banco a otro. Esta operación facilitaba la pérdida del rastro de dinero. “Me acuerdo de las dos que más se utilizaban, era una de Bahamas, en el Banco Winterbotham, y otra en Santa Lucía, en el Banco Santa Lucía”, añadió que esas cuentas eran propias de la firma.
Eso no era todo, según Riaño, Mossack Fonseca “sabía quiénes eran los beneficiarios finales de las cuentas de bancos, de donde provenía el dinero, así como el verdadero destinatario del mismo”.
Además, a través de la fiduciaria de la firma se elaboraban “las estructuras más sofisticadas para la evasión de impuestos”.
“Desconozco si esos dineros tenían orígenes lícitos o ilícitos, así como también desconozco el propósito del porqué los clientes requerían este servicio. Este producto tenía mucha estructura [sic] con diversos usos”, detalla Riaño en la publicación de La Prensa. Los secretos eran ocultados tras un entramado de cuentas bancarias.
La casa de valores
La Prensa reveló también que la casa de valores de la firma era MAMSA, Mossfon Asset Management, una administradora de activos y consultora financiera que Batista y Teano conocían muy bien. Le proponían al cliente estos servicios una vez que depositaban dinero en las escrow accounts, para que “no se llevaran la plata al destino final donde había solicitado”.
Según Riaño, “Les decían a los clientes cómo invertir su dinero, pero las cuentas tenían que ser superiores a un millón, eran los que más ganaban en la empresa. También vendían ahorros de retiro. Esto es lícito, lo otro no”.
Mossack Fonseca contaba con un área denominada sociedades, en la cual trabajaban menos de cien personas y constituían los documentos corporativos para incorporar sociedades panameñas y producir poderes y actas. Según la declaración que obtuvo IDL-R, “allí elaboran el documento que era firmado por colaboradores muy humildes que trabajaban en ese departamento para figurar como directores de todas las sociedades que se confeccionaban”.
El Ministerio Público de Panamá también formuló cargos por la supuesta comisión de blanqueo de capitales a Jürgen Mossack y Ramón Fonseca y al colaborador de la firma Edison Teano.
En cuanto a su propio caso, Riaño sostiene que su implicación ha sido un error, por la similitud del nombre de la oficina de Mossack Fonseca en la que ella trabajaba en Brasil (Mossack Fonseca Brasil LTD) y la que aparece en el expediente brasileño (Mossack Fonseca & Corporate Services). Continúa detenida, y lo cierto es que sus declaraciones recién han empezado.
(*) Esta nota ha sido hecha gracias a la colaboración de La Prensa, de Panamá, en el marco del trabajo de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas integrada por IDL-Reporteros, La Prensa, de Panamá, y Armando Info, de Venezuela.