La exposición del ministro del Interior, Carlos Basombrío, en el Congreso el viernes 26, revela – junto con sus alcances y premisas –las visibles limitaciones de la investigación del ministerio del Interior, que Basombrío ha asumido como propias con enfática vehemencia.
Uno de los casos a los que pasó revista, que denominó como ‘emblemático’, fue la intervención del SUAT en Chincha el 20 de septiembre de 2014.
En ese y los otros casos Basombrío expone información que podría resultar persuasiva, por su sola dimensión, a quienes no tengan el conocimiento de aspectos fundamentales de esas operaciones y de su circunstancia.
Por eso, bajo la premisa señalada en el primer artículo de IDL-R sobre el tema, de que es necesario “investigar, pero investigar bien”, que toda investigación válida debe guiarse por la evidencia y no por la presunción, el prejuicio o la convicción a priori, IDL- Reporteros ha buscado realizar una suerte de auditoría crítica de las investigaciones, para verificar, en la medida de lo posible, los hechos y determinar si fueron presentados verídica y correctamente o no.
Estudiemos el primer caso, el que el ministro Basombrío consideró ‘paradigmático’, el de Chincha.
Cuna de preguntas
¿Qué pasó en Chincha el 20 de septiembre de 2014? ¿Hubo una intervención legítima de las fuerzas de seguridad, especialmente de la fuerza selecta de la Policía para acciones complejas de alto riesgo, la SUAT? ¿La información de inteligencia fue sesgada, o no? ¿Se creó artificialmente un escenario criminal en el cual los supuestos criminales fueron en realidad víctimas, o no? Si tal fue el caso, ¿quién inventó el escenario, quién lo organizó y quién lo materializó para garantizar su luctuoso desenlace? Si las fuerzas de intervención táctica (la SUAT) fueron engañadas en cuanto al objetivo, ¿qué las hizo disparar y matar cuando lo tuvieron cerca? ¿Observaron o no las reglas de enfrentamiento en el que han sido entrenadas una y otra vez a lo largo de los años, o no?
Busquemos las respuestas siguiendo el desarrollo de los hechos.
¿Cómo se enteran?
El coronel PNP Víctor Joseph Livia era jefe de la división de Asuntos Especiales (DAE) en la dirección de Inteligencia de la PNP el año 2014. Su jefe directo era el general PNP Claudio Tello, director de Inteligencia. El DAE se había creado poco antes y tenía varios equipos de inteligencia a cargo de Livia, cada uno bajo el mando de comandantes o mayores antiguos.
“Entre el 16 y 17 de septiembre del 2014” según recordó Livia en su manifestación fiscal del 29 de abril de 2016, (que citamos sin alterar idiosincracias ortográficas o gramaticales) recibió una información del coronel PNP “[Ricardo] Guillén Balvín de Ica en su condición de Jefe de Inteligencia [sic], indicó que se iba a perpetrar un ilícito penal en la ciudad de Chincha. No recuerdo bien si indicó que iba a ser un secuestro, pero indicó que era de magnitud considerable, por lo que solicitaba un grupo de mi División para el apoyo en búsqueda de información sobre ese evento”.
La información a Guillén fue proporcionada, según declaraciones obtenidas por la fiscal de Chincha Rosa Oróz, por los policías César Augusto Rojas y César Ramos Ramírez. Ambos trabajan en la oficina de inteligencia de la PNP en Ica. Ramos indicó que la información fue obtenida de “personas que captan como informantes”.
En Lima, Livia, tal como declaró luego, puso en “conocimiento del General Claudio Tello Benites, Director de Inteligencia en ese entonces, para el desplazamiento de un equipo de inteligencia a la ciudad de Chincha”.
El equipo que se formó a raíz de la consulta de Livia con Tello fue encargado “al mando del mayor [Raúl] Prado Ravines, el mismo que se constituyó a la ciudad de Chincha, juntamente que [sic] tres o cuatro sub oficiales cuyos nombres no recuerdo”.
Así, hasta el momento queda establecido que, según la versión del coronel Livia, que corroboran otros documentos, la primera información sobre el caso llegó el 16 o 17 de septiembre desde Ica, a través del coronel Guillén Balvín, quien le pide refuerzos.
Solo entonces, el general Tello y el coronel Livia deciden enviar al mayor Prado Ravines a Chincha. Sobre la base de su información, Tello y Livia le encargaron efectuar un Plan de Inteligencia, que Prado presentó el 19 de septiembre.
En dicho Plan, Prado Ravines señala que “se tiene conocimiento que en la [sic] ciudades de Cañete y Chincha, se produciría un Delito contra la Libertad-Violación de la Libertad Personal- Secuestro, en agravio de un próspero empresario para posteriormente ingresar a una bóveda en cuyo interior habría la suma de S/. 150,000.00 Nuevos Soles”.
Nota de Información N°136-2014-C3X7-K2 por IDL_Reporteros
La información que Prado menciona, como se ve, es imprecisa en cuanto a lugar y objetivo. También, lo veremos ahora, en cuanto a perpetradores y medios:
“Esta Organización Criminal estaría dirigida por el (a) “Roberto” de Chincha entre otros DDCC procedentes de la ciudad de Lima, quienes para la comisión del mismo estarían provistos de armas de fuego de corto y largo alcance, chalecos antibalas, vehículos robados con placas clonadas, etc”.
También impreciso y, comparado con los hechos posteriores, exagerado, aunque la exageración sea harto común en los reportes de inteligencia.
El plan de operaciones de inteligencia, igualmente general y sin un foco preciso, contemplaba la ejecución de “actividades de inteligencia” hasta el 23 de septiembre, “en la Jurisdicción Cañete y Chincha”.
El plan fue firmado el 19 de septiembre por Raúl Prado Ravines y aprobado, firma de por medio, por el coronel Livia y el general Tello.
El 20 de septiembre
El 20 de septiembre, el director nacional de Operaciones Policiales, general PNP Luis Alberto Fajardo emitió una “orden telefónica” a la Dirincri y a la SUAT disponiendo, en términos muy generales, la participación coordinada de ambas en la Operación ya bautizada, con típica grandilocuencia, como “Cuna de campeones”.
Sobre la base de esa información, el jefe de la División de Secuestros de la Dirincri, coronel PNP Manuel Roncalla, decidió conformar varios equipos y salir a Chincha con nada menos que 60 policías antisecuestro. Es obvio que suponían que iba a haber una operación de alto calibre y se prepararon para ella.
El SUAT a su vez movilizó alrededor de 18 policías bajo el mando de su jefe, el coronel Carlos Cabrejo. Viajaron uniformados y equipados en camionetas de la SUAT a Chincha a donde llegaron ya avanzada la tarde del día 20.
En Chincha se hizo evidente que la información era más o menos clara en cuanto a la fecha, pero muy vaga en cuanto al lugar y objetivo preciso de la supuesta acción de secuestro.
La primera reunión del comando operativo se realizó, según el coronel Guillén, alrededor de las cuatro de la tarde “en un hotel de Grocio Prado”, con los coroneles Livia y Roncalla y con el mayor Prado Ravines y, como declaró Guillén, “como no había certeza del lugar, día y hora en que se iba a perpetrar el hecho ilícito… cada coronel dispuso sus acciones [y] […] el patrullaje fue en varios lugares de la provincia de Chincha”. Lo mismo dice Roncalla: “se tomó la decisión que cada jefe de la unidad participante ordene a su personal para que realice un patrullaje por la ciudad de Chincha”.
Es decir, que todos los policías movilizados no tenían idea de dónde se iba a realizar el secuestro, a quién ni tampoco, a lo que se ve, por quiénes. Sabían que alguien iba a ser secuestrado, pero las medidas iniciales indican que no tenían detalles.
El coronel Cabrejo, de la SUAT, dispuso que los policías a su mando patrullen en dos grupos. Él se hizo cargo del menor mientras que el más numeroso (con dos camionetas y 13 efectivos en ambas) fue puesto al mando del capitán Mario García. Este patrulló la zona de Grocio Prado.
A las siete de la noche, según declaró (igual que sus compañeros) el policía SUAT Teófanes Sánchez, “cuando nos encontrábamos por el distrito de Grocio Prado, se obtuvo información por parte de lugareños quienes nos indicaron que habían visto un vehículo Tico con varias personas en su interior y que ha [sic] toda velocidad habían tomado una ruta hacia un fundo desolado. El capitán García, al mando de la primera camioneta enrumbó hacia el lugar por un camino de trocha, seguido por la segunda camioneta al mando del teniente Alexis Rodríguez, como unidad de apoyo”.
[Lea aquí la segunda parte]