Un día y medio después de los graves hostigamientos contra los domicilios de los periodistas Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros, y de Rosa María Palacios, perpetrados por ‘La Pestilencia’ (autodenominada ‘La Resistencia’) y bandas asociadas, un excepcional comunicado conjunto de las embajadas de Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá, en inequívoca reacción a esos eventos, expresó la “preocupación” de las tres naciones por “el aumento de amenazas y situaciones de violencia en general contra periodistas peruanos e internacionales”.
“Condenamos cualquier intento de impedir el desempeño de uno de los pilares fundamentales de la democracia como este, y reiteramos la importancia de que todas las autoridades competentes garanticen la seguridad de los periodistas mientras ejercen su trabajo libremente”, manifestó el comunicado.
El hecho de que, en muy corto tiempo, las tres importantes embajadas hayan decidido publicar un comunicado tripartito, que tiene pocos precedentes en casos como este, indica la fuerte preocupación de esos gobiernos frente a los hechos graves que mencionan.
Hasta el momento, el gobierno peruano no ha expresado ninguna reacción.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), cuya misión es defender, a nivel mundial, la seguridad de los periodistas, exigió a las autoridades investigar el hostigamiento a Gorriti y Palacios perpetrado por la ‘La Pestilencia’ –cuyo cabecilla es Juan José Muñico, alias ‘Maelo’– y bandas asociadas a esta.
En otro importante pronunciamiento, Michael Greenspon, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), condenó las agresiones contra ambos periodistas y exhortó al gobierno peruano a “implementar medidas urgentes para proteger al periodismo, en especial en momentos de crisis política, cuando la población necesita tener fuentes diversas de información”.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP), a su turno, repudió los ataques al director de IDL-R y Rosa María Palacios, “que lejos de ser hechos aislados, parecen ser una práctica habitual para ciertos grupos violentos del país”.