Día 1: Lunes 10 a.m. Esquina de Arenales con 2 de mayo
Podría ser una mañana cualquiera, pero pesa un olor extraño en el aire. Frente a la sede del Poder Judicial de San Isidro, los buses y taxis transitan normalmente. Pero los transeúntes fruncen la nariz: hay un olorcete que anuncia una presencia. Y en efecto ahí está el grupo de personas que ha llegado de a pocos con una banderola, parlantes y megáfono. Es La Pestilencia. Y en las próximas dos horas, contaminarán también las ondas sonoras con decibélicas sandeces que no pararán de gritar.
Dentro del juzgado, empieza la primera audiencia de la querella por difamación que ha entablado el Instituto de Defensa Legal (IDL) contra Javier Villa Stein. Hoy ambas partes deben presentar sus alegatos para que la jueza decida si acepta la querella o no. Afuera, algunos miembros de IDL comparten calle y desprecio con La Pestilencia. Esperan a que acabe la audiencia para recibir al director de IDL, Glatzer Tuesta y el equipo legal encabezado por Carlos Rivera. Hasta el momento, la convivencia ha sido incruenta. Los integrantes de IDL han resistido con interesante autocontrol los insultos y provocaciones lanzadas del otro lado. Pero eso está a punto de cambiar.
A mediodía acaba la audiencia y salen por la puerta principal Glatzer Tuesta y los abogados representantes de la institución. Distraídos por las preguntas de la prensa, no reparan que La Pestilencia en pleno los espera a su derecha. El grupete estalla, como un aquelarre entre las brujas de MacBeth y la familia de Pepe le Pew. La policía es desbordada. Gritos frenéticos, insultos, acosos casi epilépticos. Los miembros de IDL corren hacia Tuesta y los abogados para hacer un cordón humano. En pleno trance de empujones y jaloneos, los de la Pestilencia logran encajar algunos golpes. Los del IDL mantienen un notorio estoicismo, contestando solo lo necesario, excepto un par de personas a quienes les gana el temperamento e intercambian selectos adjetivos y algunos cariños con sus interlocutores. Finalmente, la policía repliega a la Pestilencia, que retrocede con sus efluvios a recibir a Villa Stein.
Mañana será otro día. Continuará la querella en la sala judicial y seguro también en la calle.
Día 2: Martes, 10 de setiembre, 10:30 a.m.
Las fuerzas democráticas han entendido el mensaje del lunes y esta vez la jornada será distinta. Desde temprano llegan a IDL organizaciones de la sociedad civil como la Confederación General de Trabajadores del Perú y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos a respaldar a IDL.
Son alrededor de 40 personas que a paso firme y rostro adusto acompañan a Glatzer Tuesta y los abogados del IDL. Empiezan a salir las cámaras, celulares y las personas voltean a ver al numeroso grupo. A metros del juzgado se acerca uno de los policías y explica que el frontis del edificio está cercado -ahora son una veintena de efectivos- y solo pueden continuar los abogados. El grupo de IDL frente a la acera donde se ha estacionado un grupo macilento de La Pestilencia que no pasa de una decena de personas.
La pista y el tráfico entre ambos grupos evita el contacto físico. La presencia de los manifestantes democráticos es vigorosa y fuerte. Durante casi una hora, al costado del juzgado, se repiten frases como “Fuerza Popular, vergüenza nacional”, “por justicia y dignidad, fujimorismo nunca más”, “¡no es la resistencia, es la pestilencia!”, entre otras.
En el otro lado, no hay mucho más que alaridos que harían alucinar a un manicomio.
Una apropiada propagandista del pasquín Expreso se monta en un carro viejo y destartalado, mientras continúa insultando y mostrando el periódico, no se sabe si como una amenaza, una advertencia, una desesperación o un comercial de reciclaje.
Casi a medio día los abogados del IDL Carlos Rivera, Juan José Quispe y Sigfredo Florián salen del juzgado junto con Glatzer Tuesta, director de la institución. Son rodeados de inmediato por las decenas de personas que empiezan a marchar a su lado coreando con fuerza la arenga de “¡IDL, orgullo del Perú!”, ante la rabia impotente de la acera del frente.
Los abogados informan que la jueza ha sido promovida durante tres días por lo que la audiencia se suspendió hasta nueva fecha. La de hoy, sin embargo, dejó claras lecciones y limpios aromas.